Autoelegidos representan sus propios intereses de clase no los del pueblo

No nos percatamos del engaño y funciona casi a la perfección, es lo que está pasando hoy en el mundo, después de tantos ensayos y errores por quienes han aplicado el conocimiento para mantenerse en el poder a costa de los pueblos, asistimos hay a la debacle total de un sistema de gobernanza mundial que se desmorona para los pocos que vienen de los viejos regímenes y ya agotadas sus reservas morales, vendidos sus principios y valores, lo único que les queda para negociar es la sangre y el exterminio, para lo cual buscan enemistar a unos contra los otros, dividiendo cada vez más a los pueblos que habitan el único planeta posible hasta ahora para los de la especie humana. La experiencia acumulada y el ir rebinando sobre tales ideas puede que arroje alguna realidad al respecto y nos muestre de qué va la cosa esta que llamamos existencia, durante la que tenemos que ir haciendo de tripas corazón para no detenerse y echarse a morir, que de eso nadie escapa cuando tarde o temprano llega y toca la puerta para entrar y tomar lo único que realmente nos diferencia en la superficie puesto que por debajo como las raíces de los árboles del inmenso bosque, estamos todos y todas las criaturas conectados.

Queda pendiente, el que nos pongamos de acuerdo todos y todas, teniendo cifrada la confianza en que lo hacemos por nosotros mismos, pero sobre manera por quienes nos heredarán, que sinceramente esperemos que sea para bien, y esas no son simples palabras ni deseos hueros, está escrito en todos los textos que la humanidad ha escrito y en los cuales se narra la verdadera historia y sus bemoles. La cuestión está en que nos quieren impedir que leamos, que nos enteremos, de que seamos críticos, de desembarazarnos de dogmas impuestos por los poderes seculares desde la Iglesia, el Estado y el capitalismo desde ambas instancias, de las que dependen el resto de instituciones creadas para que les sirvan de soporte, adoctrinamiento y sumisión, al dios de su preferencia, al que nos han inculcado desde pequeños, con la intención de la obediencia ciega al Páter Nostrum. El tal Yahweh de los sionistas estos que hoy vemos cómo se comportan, pese a la mirada atónita del mundo del espectáculo llevado hasta la irracionalidad y la más abyecta forma de imposición de una minoría sobre las mayorías cautivas bajo el temor de la condena eterna. Acaso esto que ocurre a diario no es la muestra palpable del infierno, donde se inflige sufrimiento bajo el fuego incesante de las bombas devastadoras de cuerpos, vidas y todo a su paso, dejando escombros, y un amasijo de cuerpos y estructuras fundidas al calor incesante de las armas actuales, en las que se invierte más, que en alimentación, escuelas, viviendas, sanidad y salud, y hacer de la vida eso que es sagrado para otras filosofías de vida que llaman a la paz con todo absolutamente.

Esto no es de ahora, viene desde muy antiguo, por lo menos hace unos cincuenta mil años a lo sumo, cuando comenzó a develarse la era de la oscuridad, en la que estamos inmersos y en transición, puesto que la luz ya hizo eclosión y es imposible detenerla. Es lo que se da por llamar cuántica si lo prefieren, para darle un nombre actual, es la chispa que da inicio a la manifestación de la verdad pura y prístina, absolutamente lo que hay en cada uno alojada en el centro del universo que está en cada cual. Eso es lo que se está manifestando, lo que se está revelando, lo que aflora, se abre y extiende como el estallido primigenio que dio inicio a todo lo real. Lo que pasa es que la fuerza contraria ejerce presión y contención, queriendo detener el proceso y al no poder lograrlo arrebatado golpea, se desata y en su desbandada muestra sus costados, por donde fluye toda la podredumbre, los instintos más bajos, las perversiones más despreciables. Bajo tales criterios todo vale, y como lo que vale cuesta, quienes tienen para pagarlo pues lo consumen y lo regurgitan, salpicando a cuantos estén cerca del remolino que los va engullendo sin cesar. Es un mal que se anida en el alma y el espíritu puede resentirse, pues queda atrapado en el espejo de la ilusión de contenido y continente. Los sentidos incontrolados nos llevan a pensar que así debe ser, imposición perversa y aniquiladora de la naturaleza sagrada de cada elemento en esta creación en evolución permanente, hasta que cesa, es decir, hasta que abandonamos esto.

Hoy son pocas las cosas que no se sepan en cuanto a lo que ha sido la historia, sobre todo de Occidente, que ha permanecido sobre la cresta de la ola, mientras pudo ocultar la información y los datos que les permitieron sostenerse como hegemónico, EEUU es su estandarte, y ya se nota su deterioro apenas quinientos años después. Qué es lo actual, de dónde surgió, acaso viene de la nada, o más bien de agentes que le han dado más importancia al individuo que a la familia integrada. Acaso no es la unión lo que hace que la fuerza prevalezca por sobre todas las cosas fútiles, el acompañar al otro, a la otra, en la atención del prójimo con misericordia cuando las situaciones son difíciles y los desafíos cada vez más irregulares. Qué pasó con la célula fundamental de la sociedad, qué pasó con la sociedad, a qué se asocia si no es al poder de los pocos que se han enriquecido a costillas de los demás, como Adán y Eva, ideologías perversas para hacer que uno esté sobre la otra o viceversa, controlando, dominando, impidiendo lo binario, que las dos caras sean de una misma moneda, que sirva a unos y a otras, que para eso fue que se inventaron las cosas. Lo que pasa es que ya no es lo que era antes, por lo menos como uno lo vio desde hace mucho tiempo, gracias al empeño y el sacrificio de tratar de bloquear en parte toda la basura que han creado y se ha acumulado, contaminando todo a su paso, principalmente las ideas, los pensamientos, los criterios, las emociones, la manera de vivir una vida sana y con oportunidades que posibiliten el ascenso del espíritu que anida en las cosas que nos animan y permiten darnos cuenta de que lo que está permanecerá. Es por lo que hay que estar bien consigo mismo, y eso solo ocurre si realmente despertamos y vemos fuera de la matrix, del horror y la perversión de estos psicópatas y sociópatas que nos gobiernan, o mejor dicho, están bajo el gobierno de quienes gobiernan, un dios o un demonio, que para los efectos es lo mismo, es decir, entendiendo que somos nosotros mismos los observadores y creadores de cuanto ocurre, aunque usted no lo quiera creer. Qué hay más sino yo mismo, mi conciencia, no mi ego no el yo, sino la plena y absoluta observación de la vida desde adentro de ella misma.

Cuantos movimientos sucesivos han surgido a lo largo de la historia de la humanidad, y sin embargo lo que se impone es lo que estos y estas emperifolladas figuras que como títeres manejados por hilos invisibles nos tienen bailando o enfrentándose, mientras en este planeta que gira, rota, se traslada a su vez nos traslada, sin percatarnos hacia dónde nos conduce en el abismo sideral, en el vacío, donde la nada está hecha de pura ilusión, porque los sentidos nos engañan, porque no vemos lo que hay, sino lo que queremos ver. Cuántos movimientos que se han caracterizado a contracorriente de lo que se ha venido imponiendo, oponiéndose a los ideales más nobles del amor, de la paz, la libertad, frente a los convencionalismos sociales impuestas desde lo mediático, símbolo de la alternativa de vida, búsqueda de un mundo mejor al que sigue marcado por las desigualdades, la opresión de los gobernantes maulas, que prefieren la guerra. Qué es lo que se está protegiendo hoy en día en el mundo en bancarrota, en querer la supremacía racial a toda costa, acaso no somos alienígenas en el planeta tierra, no somos extraterrestres que estamos de paso, aprendiendo de esta experiencia.

La desobediencia ha hecho que las cosas cambien radicalmente, es decir haciendo revoluciones radicales, no de paños tibios, porque eso es reformismo, más de lo mismo, eso que decíamos del quítate tú pa ponerme yo, de los peninsulares sobre los criollos, de estos sobre los pardos y de estos sobre aquellos y seguimos en guerra, es lo que se ha escrito por los pensadores, y poco es lo que se ha logrado, porque se quiere es imponer una realidad que no trasciende más allá de sus propias necesidades y los intereses de grupos enquistados, de sectores bien delimitados que se oponen entre lo sagrado y lo afectado de tanto jugar al conformismo exclusivo de los que se van encumbrando, pero siguen teniendo los pies en el barro de la tierra y el estercolero de la historia humana y la no humana.



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Franco Orlando


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