Este relato que escribo es imaginario, si, pero su alma no lo es - y con "alma" me refiero al corazón emocional y el contenido verdadero que está detrás de la historia inventada..Porque aunque la historia sea creada, lo que en verdad somos nosotros está expresado en cada línea..Todos llevamos dentro de nuestro mundo propio: nuestros miedos que nos callan, nuestras miserias internas que nos hacen caminar con la cabeza baja, nuestras hipocresías, nuestras contradicciones y de nuestros errores que se graban en cada pensamiento..Esa voz que incrimina al personaje no es solo suya – es la voz que todo escuchamos a veces: la de la vergüenza, el miedo al juicio, la sensación de no ser lo suficientemente bueno..Nuestras vidas es ese camino entre lo que queremos decir y de lo que nos atrevemos a decir, entre lo que somos y lo que mostramos al mundo.. A veces con nuestras palabras incriminamos a los demás sin pensarlo, otras, aparentamos ser lo que no somos para escapar del juicio..
Y en medio de todo esto, nos inundan con falsedades que parecen ser verdades – incluso en nombre de lo sagrado.. Muchos van a misa, rezan, usan la imagen de Jesús o de otros símbolos con devoción aparenta, pero en el fondo son mentirosos con sí mismos y con los demás: Nos engañamos con religiones que prometen paz pero generan división, que hablan de amor pero se usan para juzgar..Pero todo forma parte de ese entramado entre nuestro mundo interior y la realidad: caminamos en medio de nuestras tormentas, y a veces las cosas que creemos que nos salvarán terminan siendo solo otra capa de máscara que nos impide ver lo que realmente somos..