¿Qué tannnn cínicos somos los venezolanos?

¡Calma, pueblo, calma! Voy a hablar de otro tipo de cinismo...el político...Veamos.

¿Qué es el cinismo político?

Cinismo político es una actitud. En Psicología Social se concibe como actitud el acto de responder, afectivamente, de modo favorable o desfavorablemente ante un objeto psicológico al cual le adjudicamos ciertas características. El ciudadano que se vuelve cínico político tiene percepciones negativas de la política (de los políticos y las instituciones) y, en consecuencia, genera una afectividad negativa hacia ellos. En esto coincide con otras actitudes políticas negativas como la desconfianza política, el escepticismo político y la indiferencia política. Entonces, ¿qué lo caracteriza y diferencia?

¿Cuál es el territorio propio del cinismo político?

Los objetos a los cuales presta atención el cinismo político son, fundamentalmente, dos: la inmoralidad y la incompetencia. El cínico político está convencido de que, en general (nunca particulariza), los políticos y las instituciones son inmorales (se comportan indebidamente y causan daño) e incompetentes (son incapaces e ineficientes). Por la misma vía, el cinismo político conduce a incrementar tres emociones políticas negativas: decepción, enojo y disgusto.

Esto es fácilmente reconocible dentro del panorama político venezolano: el enmarcado opositor (interno y externo, con pruebas y sin pruebas) ha dedicado un esfuerzo simbólico gigantesco en identificar a la gestión del chavismo como compuesta de «ladrones» (inmorales) y «brutos» (incompetentes). Ahí está la base argumental de aseveraciones como «Les quitamos los activos en el exterior para que no se sigan robando el dinero de todos los venezolanos» o «Acabaron con PDVSA. Todo lo que toca el chavismo lo destruye». Con ello han construido y fortalecido la «metáfora» de la «enfermedad» expansiva, como inteligentemente la identificó Reinaldo Iturriza.

Ajá, bueno, pero...¿son los venezolanos cínicos políticos sí o no?

En 2020, como trabajo de investigación en la Oficina de Comunicación e Información de un gobierno local, realicé una encuesta para tener una información aproximada de este fenómeno. Fue respondida por 170 participantes, vía online, e incursionó en las siguientes dimensiones:

1. La percepción de moralidad de los gobernantes y las instituciones (incluidos los partidos políticos).

2. La percepción de capacidad de los gobernantes y las instituciones.

Algunos de los resultados para que también puedan estremecerse:

  • El 65 % consideraba que sabía «mucho» o «bastante» de política. Esto es un elemento característico del cinismo político: la convicción o la seguridad ante lo que cree saber.

  • El 44.9 % era afín al chavismo, el 26, 6 % con ninguna tendencia y el 22, 2 % a la oposición. Esto nos informa que la actitud cínica (de existir) estaba en todas las identidades políticas.

  • El 70 % creía que los políticos y gobernantes no eran ni honestos ni confiables.

  • El 81 % pensaba que los gobernantes eran corruptos.

  • El 59 % creía que los políticos no estaban comprometidos con la gente ni que cumplieran sus promesas una vez electos en un cargo.

  • El 64 % considera que nuestros gobernantes no practican la democracia participativa y protagónica.

  • El 76 % creía que a los políticos solo les interesa mantenerse en el poder.

  • El 85 % pensaba que los gobiernos malgastaban el dinero público.

  • El 56, 6 % consideraba que los políticos no estaban capacitados ni académica ni profesionalmente para los cargos que desempeñan.

  • El 69,9 % pensaban que los gobiernos hacen obras públicas con presupuestos inadecuados, obras precarias y de mala calidad.

  • El 66. 5 % consideraba que los partidos políticos se ocupan más en ganar elecciones que en hacer proyectos políticos que beneficien al país.

  • El 73,7 % creía que los gobernantes prefieren poner en los cargos a personas de su entorno o de su partido (aunque fueran incapaces) que a profesionales académicamente preparados.

El peligro del cinismo político...

Como ya he expuesto en otros artículos, solo se vincula la comunicación política con las campañas electorales y, más allá, con el discurso de los políticos. Sin embargo, he insistido en otra perspectiva. Siendo la comunicación política un todo estructurado en donde todo ese todo, comunica; su aporte puede ir dirigido hacia la promoción de aptitudes políticas positivas (por ejemplo, la intercomprensión entre los diversos actores sociales), como también a atenuar o combatir a actitudes políticas negativas (y peligrosas): la desconfianza, el escepticismo, la indiferencia o el cinismo políticos.

El cinismo político es una de las actitudes más imprudentes porque genera ciudadanos tolerantes y dispuestos a movilizarse para traspasar los límites con acciones que ponen en riesgo la convivencia democrática (las guarimbas tuvieron mucho de ese ingrediente). De allí la importancia de tomarlo en serio. La comunicación política es central para alimentarlo o para mitigarlo. En ese caso, que cada quien que escoja su equipo...



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Steven Bermúdez Antúnez

Profesor de Comunicación Social de la Universidad del Zulia (LUZ)

 sbermudez37@gmail.com

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