De victorias y derrotas

Los únicos que no se equivocan son los muertos, mejor dicho, solo los que no hacen nada no les sucede nada. Esta introducción me sirve, no para analizar el movimiento telúrico que conmovió al GPP y a los partidos de izquierda del planeta, dado que un doctor en ignorancia como yo carece de herramientas para indagar sobre las causas de la derrota, pero si de testimonios para hacer algunas consideraciones.

Si Bolívar estuvieses vivo nos pudiese hablar de las derrotas tanto políticas, como la pérdida de la primera y segunda república, como militares por ejemplo, la defensa de Puerto Cabello, las batallas de La Puerta, Urica (donde murió Boves), el Juncal y otras; pero imposible negar las gloriosas victorias obtenidas por el insigne caraqueño. Del mismo modo podemos opinar de César, Napoleón, Fidel quien inició la revolución con el fracaso de la toma del cuartel Moncada y de Hugo Chávez en el 4f, sin embargo, tales descalabros no fueron óbice para alcanzar en el futuro los objetivos propuestos.

Sinceramente, no me gustan los analistas políticos, dado que por lo general los mismos que vaticinan las victorias de una gesta electoral, pasado el sufragio interpretan la derrota con "elementos que no fueron tomados en cuenta en los análisis previos a la contienda". De las encuestadoras tengo la misma opinión. No recuerdo quién afirmó que la "estadística es la manera más científica de mentir", creo que el irreverente tenía razón. Por lo general quien paga la encuesta siempre estará en el primer lugar.

Lo expresado en el párrafo anterior tiene una razón de ser: los seres humanos son muy complejos y no se comportan como lo desearían los analistas políticos ni tampoco como lo inventan los encuestadores. Así como las empresas tienen intereses, la gente de a pie tienen los suyos y por lo general, están vinculados con el estómago y con el bolsillo. Esto vale tanto para tirios como para los troyanos. La verdad de hoy no es la verdad de mañana o como afirmaban mis profesores de física: "todo dependen del sistema de referencia".

Afirmaba Gandhi que le gustaba Cristo pero no los cristianos. Con sus palabras el pacifista reiteraba que los cristianos no se comportan como el Hijo de María. De igual manera ocurre con la mayoría de las conductas: la generalidad de los comunistas no se comportan como lo hubiese aspirado el viejo Marx, de igual modo juzgo que una gran masa budista no procede como el impasible Buda. Para concluir este acápite, estoy seguro que los autollamados chavistas no obran como aspiraba mi comandante Chávez que lo hicieran. "Chávez somos todos" no pasó de ser un eslogan electoral concebido con muy buena intención por el finado Hugo.

Cuando una persona se propone lograr un propósito no debe partir de falsas premisas dado que de seguro que no lo va a conseguir. Si un corredor desea participar un maratón no debe concebir que el es cuanto hay, que el es un tipo de pinga y con eso basta. Si el corredor no se prepara en un entrenamiento, de por los menos cuatro horas diarias, de asistir regularmente a una pista, de acudir a un gimnasio, de mantener una alimentación saludable, entre otros, de seguro que fracasará en sus aspiraciones. Esto sucederá, dado que partió de una falso indicio como que el es un tipo de pinga. Del mismo modo pasó con varios analistas al concebir como premisa que el pueblo de Venezuela es un pueblo chavista.

Antes de continuar con mi reflexión debo señalar parte de mis experiencias en este borrascoso mundo de las colas. Soy asiduo al Abasto Bicentenario y estoy seguro que el ministro de la alimentación no tiene idea de lo desalentador y la rabia que produce tales situaciones. En cierta oportunidad me mantuve estoico durante cuatro horas escuchando a mis vecinos los denuestos que proferían contra el gobierno del presidente MM, porque un sol implacable sobre la testa desbarata cualquier pensamiento favorable hacia la revolución. Ya al final de la cuarta hora se apareció un funcionario del Abasto Bicentenario de la Mercedes y exclamó: "se le informa al público que se acabó el pollo, el café, la pasta y el arroz", reglones más solicitados por los desesperados consumidores. Muchos de los presentes se retiraron y yo, como soy un ente porfiado, continué en la cola leyendo un libro hasta llegar, dos horas después, hasta el sitio donde estaban los víveres. Al entrar y al revisar los estantes sufrí mi primera decepción: no había ningún tipo de alimento, lo único que logré comprar fue un paquete de harina precocida, dado que no ingiero mucha harina, a pesar de que me ofrecieron cuatro bultos. Revisé con cuidado los anaqueles y lo único que atisbé fueron los comistrajos distribuidos por la empresa Polar: gaseosas, paquetes de nesté, toddy, doritos, tostitos y toda la gama de productos envueltos en papel de aluminio que tanto daño acarrea a la salud de jóvenes y adultos. Pareciera que el Bicentenario se convirtió en el vendedor exclusivo de los productos Polar, enemigo acérrimo del gobierno y del pueblo. Me mantuve imperturbable durante dos horas más en la cola de la tercera edad para pagar el paquete de harina. Cuando llegué a la caja, el empleado mi pidió la cédula, además que colocara la huella para cerrar la operación. En este lúgubre instante se presenta mi segunda desilusión. El cajero me mira con rabia por haber abusado de su buena fe y exclamó: "el sistema lo rechaza, usted ya compró harina en esta semana". Tenía más de quince días que no acudía al abasto, pero no hubo manera de enfrentar el maltrato del empleado. Abandoné el lugar, después de 8 horas, con las manos vacías. Más de una vez pasé por similares experiencias pero con diversas modalidades, eso si, todas desagradables. No sólo yo, sino cientos de personas quienes acudimos con frecuencia a un abasto completamente desabastecido. Así no hay chavismo que se mantenga.

Yo creí en verdad que el pueblo de Venezuela era un pueblo chavista, pero luego descubrí que, cuando a la gente se le golpea el estómago y el bolsillo no hay doctrina que valga. No debimos hacer prospecciones y análisis electoral sin haber resuelto un problema que afecta a la mayoría de la población: la falta de alimentos y medicina.

Cuando una madre tiene cuatro muchachos que alimentar y remedios que comprar no valen doctrinas políticas, lo único que aspira la dama es que se le resuelva el problema. El pueblo de Venezuela, en una gran mayoría, no ha hecho nada para conseguir los logros, todo lo hizo Chávez. Ellos lo único que hicieron fue esperar para que le entregaran la casa o el apartamento de la Misión Vivienda, la canaimita, la tableta y todos esos beneficios sociales que impulsó la Revolución Bolivariana, es decir, la revolución de Chávez y no la revolución de la multitud. Tal como en la época de la independencia, muy pocos eran lo que sabían en qué consistía el proyecto integracionista de nuestro Libertador, los demás hicieron bulto.

Muchas veces escuché al presidente Hugo sermoneando a sus ministros dado que no se adecuaban al ímpetu con el cual el planificaba los proyectos. A manera de ejemplo: el gobierno aumentó las pensiones del Seguro Social hasta 3.000,000 de asegurados, esto implicaba, es indudable, la venta de 3 millones de paquetes de harina precocida de la marca "harina Venezuela" o de "café Venezuela" pero las fábricas no lograron proveer dichos productos. Parece que la escasez de harina precocida tumba gobierno. Serían muchas las preguntas que me formulo y tengo la convicción de que ningún funcionario tiene la respuesta ¿Qué pasó con el chocolate cimarrón? ¿Qué pasó con las empresas socialistas? ¿Qué pasó con los teléfonos vergatarios o los vetelcas? Entre los productos emblemáticos de la revolución socialista en cierne que no se consiguen. Para tener socialismo hay que tener socialista y en Venezuela no se han formado.

No se pueden formular leyes sino se tiene la seguridad de poder aplicarlas. Para qué sirvió la ley precio justo si las empresas escondieron la mercancía y cuando aparecen, el valor del producto es más caro que lo anunciado por el gobierno. Eso pasa con los huevos y con sus hijos. Por donde vivo se paga a mil bolívares el cartón y no a 420 Bs y el pollo, cuyo precio regulado es 65 Bs el kg en Baruta, en los mercados a cielo abierto y en los cerrados, cuesta 650 Bs, ante la mirada estoica de los funcionarios municipales.

Entiendo que se avanza sobre los errores, así les pasó a los grandes hombres que hicieron historia. Las derrotas sirven como experiencia solo cuando se aplican los correctivos para subsanar el desastre. El mejor ejemplo de esto nos lo dejó Simón, como un legado, en la célebre carta de Jamaica. En esta misiva el virtuoso analiza las causas de la perdida de segunda república, de las cual me voy a permitir extraer dos párrafos: "Para que un solo gobierno de vida, anime, ponga en acción todos los resortes de la prosperidad pública, corrija, ilustre, y perfeccione al Nuevo Mundo, sería necesario que tuviese las facultades de un Dios, y cuando menos las luces y las virtudes de todos los hombres" y "Cuando los sucesos no está asegurados, cuando el estado es débil y cuando la empresas son remotas, todos los hombres vacilan, las opiniones se dividen, las pasiones se agitan y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio".

Estoy seguro que la democracia es el gobierno de los dioses y la política es un invento del diablo.



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Enoc Sánchez


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