Rumbo a la VI República

"No es lo mismo hablar de revolución democrática que de democracia revolucionaria. El primer concepto tiene un freno conservador; el segundo es liberador".

Hugo Rafael Chávez Frías

Luego de la derrota sufrida por el gobierno revolucionario bolivariano en las pasadas elecciones han aparecido sesudos analistas con implacables teorías y brillantes discursos, llenos de profunda sabiduría y de leguleyas sentencias que anuncian el cumplimiento de las profecías.

Atrás quedaron las casandras, quienes con presagios no muy halagadores anunciaban de plano lo que iba ocurrir, pero fueron descartados sus pronósticos porque no se ajustaban al ambiente de triunfalismo y del 1 x 10 que prevalecía para los resultados del 6 de diciembre.

Pero como dijo el maestro de Nazaret "todo está consumado" y en aras del juego democrático, las reglas son las reglas y el árbitro decidió; muy a pesar de que los opositores esperaban lo contrario, para jugar como siempre la carta oculta que guardan debajo de la manga.

El asunto es que hubo una aplastante derrota circunstancial para las fuerzas del chavismo, en torno a la representación política y por ende del pueblo a la Asamblea Nacional.

No fue por casualidad sino por causalidad que se alcanzó el conocido resultado del 6 de diciembre. La verdad nos demuestra como los que hablaban de fraude ganaron, pero resultaron un fraude en sí mismos y ahora es lo que en realidad marcará el camino de los próximos 5 años de la República Bolivariana de Venezuela.

Si a los hechos nos remitimos, es innegable que el pueblo venezolano acostumbrado a su participación democrática a través del voto, expresó por mayoría su descontento contra una realidad que le tocó de cerca (el estómago) y la cual nada tenía que ver con una campaña electoral, proyectos políticos o programas de gobierno por parte de la oposición (MUD), porque el gobierno si tenía su Plan de la Patria.

El desparpajo y el descaro de la oposición venezolana no está en capitalizar un triunfo que no se merecía, sino en su hipócrita conducta y su falta de madurez democrática para cobrar el desgaste provocado por una estrategia que dio resultado, al golpear al pueblo por hambre y a un desabastecimiento provocado y planificado por la burguesía parasitaria, tutelada por la mano peluda del imperio.

Muchas son las lecturas que todavía deben hacerse en torno a la actitud del gobierno del Presidente Maduro, para enfrentar una estrategia que ya era conocida y la cual se cocinó en las narices del propio Estado venezolano.

Buscar culpables a estas alturas es volver atrás y perder el tiempo. No obstante, quedan buenas lecciones y preguntas que podrían ser interpretadas a la hora del análisis de una derrota en más de un 80 por ciento de las regiones del país.

¿Por qué no perdimos en Trujillo, Guárico, Cojedes, Portuguesa, Yaracuy o Delta Amacuro?, ¿Cuál fue la razón?, ¿Cuál fue la diferencia con otros estados?, ¿Por qué allí mandó el pueblo chavista?, ¿Qué papel jugaron sus líderes?; Y de verdad ¿Cuál fue la verdadera razón de la derrota?

Para nuestra Revolución se avecinan días difíciles y no por la circunstancial derrota en una batalla, no; sino porque sabemos cuál es el papel que asumirá la fraudulenta oposición que tenemos en un futuro inmediato.

Se han asomado desde las primeras de cambio sus costuras lo cual no es de extrañarnos. Hemos dormido con el enemigo y sabemos cuáles son sus gustos, sus preferencias, sus andanzas y sus apetencias. Sabemos cuál es su conducta a la hora de asumir su rol de lacayos del imperio, conocemos cuál es su amor por Venezuela, por la Patria y su sentimiento de país que los acompaña.

La profunda lección que para el pueblo venezolano surge con la derrota en la batalla del 6 de diciembre, es una lección para aligerar la carga y defender la Revolución Bolivariana.

Si bien es cierto tenemos una espina en la garganta, no es menos cierto que la historia del bravo pueblo venezolano se ha escrito con sangre y con sus luchas que en la mayoría de los casos fueron desiguales pero victoriosas.

No en vano debemos acudir a la historia y recordar héroes que hoy están siendo pisoteados por la ignorancia y falta de cultura de los dirigentes de la oposición. Ello no es gratuito y por eso la canalla ataca nuestros símbolos patrios.

Traer a colación héroes como José Félix Ribas y el papel que en los actuales momentos debe asumir la juventud venezolana revolucionaria, siempre presente en las etapas de la I, II, III, IV y V República, no es concha de ajo como dice el Presidente Maduro.

¡Chávez vive la lucha sigue! Esto no es una simple consigna, es el resultado de un proceso que encontró raíces, luego de los múltiples errores de una derecha maltrecha y arrastrada que hoy pretende resucitar a través de su llegada por mampuesto a la Asamblea Nacional.

No son en vano las palabras de César Rengifo cuando evocando a José Félix Ribas nos dice: "Para los traficantes de la Patria la figura de héroes es una conciencia acusadora. Por eso se le teme a su huella y se trata de cubrir el resplandor que lanzan. Por eso alguien se atreve a decir que ya pasaron los tiempos de glorificar héroes. Para que ellos se refocilen es menester enterrar la levadura ejemplar".

"Tiempo es este – señala Rengifo - en el cual nuestro país hállase en encrucijadas duras y complejas. De todas partes vuélcanse sobre él tentáculos que amenazan estrangularlo aún más".

La esperanza puesta en los hijos de Bolívar y Chávez no está dormida. La esperanza está viva como una llama sagrada que florece con el pueblo que siempre ha luchado y clamado por su libertad.

Los pataleos y payasadas de una oposición fraudulenta e impostora que llegó por hambre a la Asamblea Nacional para frenar la Revolución Bolivariana, tendrá que pasar primero por sobre los cadáveres de los hijos de Chávez, quienes Por Ahora no vislumbran el rumbo de la VI República que ya asoma su cara del fascismo.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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