La vida es mi universidad, ahí me quemé las pestañas, pero no como Nicolás en la facultad de bus sino en la de peñero

Discúlpeseme la digresión previa, de quien quiero hablar propiamente es de Nicolás Maduro próximo Presidente Constitucional y de la Universidad de la Vida donde él aprendió a manejar autobuses; pero, tengo que hablar de mí sólo lo indispensable para dar fuerza a los argumentos que exhibo respecto a que Chávez no peló el tiro cuando designó a Maduro para que represente el testigo.

Los conocimientos adquiridos en la Universidad de la Vida -ULV- suelen ser muy firmes y, consecuencialmente, invulnerables o acaso poco vulnerables al engaño de los sentidos; hay que considerar que de las apariencias nunca sale un conocimiento firme; yo me salvé a nado, ahí aprendí a nadar contra la corriente; en una ocasión se nos apagó el fuera de borda pero intentando arrancarlo, el bicho se prendió en una llamarada que me quemó además de las pestañas, la peluca, así que ¡chupulúm pal´agua y, más vale que no, ay! Porque entonces vino lo peor, la picazón que me hizo bailar merecumbé en el agua.

Afortunadamente entonces no me quemé las neuronas sino las pestañas y la chicha pero a fuerza de aceite´e coco y otras especies -sábila, miel y etc- quedé nuevamente tan apuesto, solo que el Dios Cronos me estropeó la partida y ahora, ya ni modo.

Cuando en mi remota infancia yo ingresé a la ULV lo primero que me dijo Fray Ejemplo fue que, “Hacer con las manos es una prueba de fortaleza”.

En efecto, los obreros siempre hemos tenido un poder enorme en nuestros dedos y lo hemos ejercido para el bien de todos e inclusive para bien de los que como -¡avemaríapurísima! - los manganzones de la Nefasta Conferencia Episcopal Escuálida Venezolana -NCEEV-, comen sin trabajar.

Evoco a Celedonia cuando ella, con sus manos dulcitas, me sumergía en el caño para espantar la sarna de mi piel mugrosa y para ablandar mi cráneo lleno de pulgas piojos liendres y etc alimañitas, y el escarbar meticuloso de sus deditos, luego, yo acostadito en sus piernitas flacuchentas, me dormía feliz escuchando sus cancioncitas plenas de embustes bonitos, así era.

Celedonia quería que yo fuera sastre pero yo sólo quería pescar y pescar y pescar y nada más que pescar; ojalá entonces yo hubiese tenido el chance de manejar un autobús también como el compatriota Nicolás Maduro, mas, no tuve ese privilegio y aunque a estas alturas ansío manejar un Sukhoi full equipo y lleno de gasolina hasta los tequeteques, todavía no paso de simple pescador artesanal y conductor de peñero, puro desastre en vez de sastre.

Estoy salado todavía, mas, no pierdo la esperanza de que Maduro me dé un chance de recolector en el bicho, especialmente ahora que es y habrá de ser Presidente Constitucional de Venezuela el 14 de Abril próximo.

Pero, al grano con lo de la Universidad de la Vida -ULV-, buena tan buena y más; la primera ULV parece haber sido la antigua Universidad de Alejandría en la que no había exámenes ni mucho menos tesis doctorales sino el puro y franco debate del pensamiento creador.

Un tal Arquímedes perfeccionó importantes cálculos matemáticos y entre los cuales un número llamado Pi; otro, Eratóstenes calculó el diámetro de La Tierra; Euclides creó fundamentos de geometría y así por el estilo, hubo mucha creación, entonces.

Hoy, la universidad es lamentablemente otra cosa y tal vez no para mejor sino para peor, no en sentido lato pero sí en mucho; veamos, es notable que en la universidad actual prevalece el pensamiento conservador de derecha, basta fijarse en lo que se ha convertido la Universidad Central de Venezuela, confiscada por la derecha ultramontana y parásita va palo abajo y es triste, para muestra un botón, la rectora de la UCV que inclusive usa un apellido que no le corresponde, Arocha, parece tener tremendos problemas de identidad.

Carear a Nicolás Maduro con Cecilia García Márquez (alias “García Arocha”) por ejemplo, es como echarle sebo a perro, no tengo dudas de que Maduro le daría un paseo (pase) de coleto.

¿En qué me baso?

Veamos, además de la evidencia pública y notoria, es bueno resaltar que en la ULV -a diferencia de en la UCV- no existe prueba final, todas las pruebas son temporales porque el conocimiento requiere de una constante revisión para ser puesto a tono y nada mejor que confrontar con la pujante realidad, lo que hace Maduro a diario porque él proviene de la ULV no de la UCV en la que el paradigma necesita unos buenos martillazos para enmendar.

En la ULV uno tiene que andar con mentalidad abierta y libre de dogmas ya que el que pestapierde ñea, moscapil (mosca con las pilas puestas) y esa circunstancia le proporciona firmeza al conocimiento.

No todos pero si muchos quienes hacen vida en la universidad tradicional piensan que en la ULV la educación es informal, ignoran que más allá de su universidad hay espacios donde aprender y muy bien.

¿Cómo puede ser informal -por ejemplo- algo que tiene formas definidas?

Se habla de economía informal referida a los economistas de la ULV, o de electricistas, mecánicos, pescadores y etc que no pasaron por la academia; pero la verdad es que hay muchos sitios donde aprender con gran rigor los conocimientos científicos.

Por ejemplo, respirar a la orilla del mar y disfrutar de las bondades del aire puro es algo que hace mucha falta porque potencia la cabeza y eso se logra en la ULV, os juro que es maravilloso porque te aligera el pensamiento; el que maneje un autobús tiene el privilegio de estudiar la realidad mejor que desde un laboratorio intramuros.

Sí, además de manejar un bicho esa persona viajó por todo el mundo nada menos ni nada más que como Canciller de Hugo Chávez, bueno, nada que ver con quien haya salido de la escuela de estudios internacionales de la UCV; Maduro puede ir a la UCV a dar lecciones a esos muchachos e incluso a la rectora Cecilia García Márquez y, hasta podría raspar a ésta, en caso de que ande chinga por silbar pero, yo Maduro, “ni la ignoro” aunque constate que ella necesite ser sometida a disciplina.

Chávez no sacó a Maduro de debajo de la manga de la camisa, no; Chávez se recreó en una coherencia extraordinaria cada vez que debió tomar una decisión difícil y esta, la de designar a Maduro fue la más difícil pero tanto como acertada.

Para decidir entre un modelo político y otro es preciso un conocimiento preciso de ambos, Chávez dedicó el mayor énfasis, en su último cierre de campaña, a tratar de poner de manifiesto esas dos realidades, lo explicó al pueblo con singular maestría, especialmente, en los momentos cruciales.

Hemos visto a Maduro hacer lo propio al respecto, es un compromiso muy grande pero nosotros lo ayudaremos a coger su ritmo, no el de Chávez sino el propio; ojo, hielo y agua son diferentes en sus formas pero idénticos en esencia, valga ese ejemplo, sería erróneo que esperáramos ver a Maduro igual que Chávez en su forma, lo de la esencia es otra cosa.

Valga también para Maduro no querer ser expresamente un Chávez en sus formas, en su estilo de gobernar, no de ninguna manera, lo que tiene que hacer Maduro es tratar de ir lo más próximo posible a la esencia de lo que fue es y será Chávez, eso basta. Que el esfuerzo sea de parte y parte y así vamos a andar muy bien.

“Tú no puedes comparar a Cristo individualmente con ningún apóstol en particular pero éstos de conjunto propagaron sus enseñanzas a tal punto que 2000 años después su pensamiento sigue vigente” -le oí decir a un compatriota ayer, y el ejemplo me pareció apropiado para aplicárselo al equipo de Chávez del que Maduro es guía ahora-.

Maduro luce inteligente y leal, todo indica que va a ser un gran Presidente, no me basta la razón para afirmarlo, también apelo a la intuición y ésta me guía muy bien cuando antes me he ejercitado en una reflexión rigurosa de tantas que hay que hacer en la ULV para salvarse a nado.


oceanoatlanticoguillermo@gmail.com





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Guillermo Guzmán


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