Cada cosa por su nombre

¿Porque nadie habla de las hordas opositoras?

Una avalancha de sucesos cada vez más agresivos se están sucediendo a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional; agresiones a comunidades, agresiones a sindicalistas, agresiones a periodistas, agresiones a ciudadanos.

La oposición apátrida y sin ideas está recurriendo ante la mirada pasiva del estado y ante el asombro general a  la violencia como herramienta política.

Pareciera que está renaciendo el amedrentamiento patotero típico de los tiempos fuertes de la cuarta república, donde cabilleros adecos imponían su decisión a punta de coñazos y donde los pistoleros sin uniformes del estado, se camuflaban en las manifestaciones con la finalidad de crear el caos necesario para la participación violenta de los pistoleros uniformados del mismo estado.

Los periodistas de los medios públicos y comunitarios salen de cualquier evento opositor que intenten cubrir, a punta de patadas, haladas de los cabellos, coñaseados y atracados; siendo el material y los equipos de trabajo las prendas preferidas de estos atracadores públicos.

En la cumbre de la cuarta, estas acciones eran realizadas por militantes radicales preparados, entrenados y organizados para esto sin que candidatos o personalidades fueran para nada sospechosos de semejante actitud, que muchas veces terminaban en muertes.

Ahora no es así, el desespero de saberse derrotados en las próximas elecciones y para siempre es tal, que pretendientes a candidaturas a gobernaciones, alcaldías, concejos municipales y hasta legisladores activos se han encargado por sí mismo de realizar acciones violentas lo cual sirve, por supuesto, de respaldo para que sus seguidores se suelten el moño y hagan de las suyas.

Esto es un hecho que nos está pasando cada día con mayor frecuencia, con mayor descaro y con mayor impunidad; ahora bien ¿Por qué seguimos siendo tan tímidos al calificar los hechos? A la oposición no le tembló el pulso para calificar de “hordas” a los círculos bolivarianos, a los concejos comunales y a los chavistas en general que se reunieran en un grupo mayor de 10 personas.

En grandes titulares se leyó en la prensa opositora tanto en Venezuela como en el mundo:“hordas Chavistas atacaron tal o cual sitio”, “ Hordas de motorizados del alcalde Bernal atacaron…”, “Hordas comandadas por el circulo Bolivariano tal o cual obligan a los ciudadanos a dejar que les pongan los bombillos espías que mando Fidel”, “Hordas Chavistas obligan a los pobres habitantes de los cerros a que se dejen sacar las muelas por los espías disfrazados de médicos que trajo Chávez desde Cuba” en fin siempre fueron las horadas chavistas las causantes de todos los males de la oposición.

Hace poco vimos titulares donde “hordas chavistas” agredieron a María Machado en su visita a un barrio donde los habitantes se sentían felices y agradecidos por su presencia; ¿Entonces, porque nosotros no calificamos las cosas como son y le ponemos el nombre que llevan?, ¿O es que lo que es bueno pa la lapa no es bueno pal lapo?; ¿Si aquel fue el calificativo que tuvimos que calarnos, mientras nos defendíamos de los arrebatos terroristas que nos querían imponer, no lo merecen estos que sin motivos y sin razón bastante daño están haciendo y por lo que se presiente van en escalada?, ¿O es que acaso no son verdaderas hordas opositoras las que están agrediendo cada vez más a nuestros reporteros y a nuestro pueblo en general?.

El desespero está llevando a la oposición a aliarse a terroristas como Álvaro Uribe Vélez de Colombia, quien ya empezó a explorar bombas y a hacer atentados en su país y quien ya está en campaña contra Chávez en los límites de nuestras naciones; caso inédito en la política y las relaciones internacionales.

¿Qué vamos a esperar para desenmascararlos ante el mundo? ¿Vamos a seguir permitiendo que nos agredan a los periodistas y a las comunidades hasta que empiecen a matarlos?, ¿Vamos a seguir titulando “agredido periodista por fulano o fulana en reunión opositora” como si fueran hechos personales de un individuo contra otro?

No son hechos ni personales ni individuales, es un mandato y una línea que pretende generar miedo y desconcierto para impedir la difusión de verdades y la participación del pueblo, llamemos las cosas por su nombre para impedir que avancen al siguiente nivel; mientras ellos sientan que no les estamos dando la importancia que tienen los hechos seguirán profundizando en ellos hasta que se nos haga cuesta arriba detener la avalancha de violencia que tienen en su agenda.

Empecemos por llamar las cosas por su nombre para que podamos actuar en consecuencia: “Hordas opositoras están agrediendo a los reporteros de los medios públicos y comunitarios”, “hordas opositoras dirigidas por al candidato Capriles Radonski desde la sombra están tratando de crear caos en Venezuela para impedir la realización de unas elecciones que no tienen posibilidades de ganar”.

Para todos es conocido el hecho de que todas las encuentras concluyen que solo un evento de gran magnitud que impacte a la opinión publico podría hacer que el candidato opositor logre ser tomado en cuenta por los electores el próximo 7 de octubre; eso es lo que están buscando, crear el caos, crear zozobra y crear enfrentamientos; no podemos permitirlo y por eso, insisto, si no llamamos las cosas por su nombre les estamos restando importancia y eso les permite a los opositores a la vida y a la paz avanzar en sus planes.

IRREVERENCIA EN LA CRÍTICA Y LEALTAD EN LA ACCION

INDEPENDENCIA Y GRAN PATRIA SOCIALISTA Y LIBERADA

VIVIREMOS Y VENCEREMOS 

oscarajimenezr@gmail.com


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Oscar Jiménez


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