Y humoristas que no tienen la capacidad de llegar a ser payasos

Hay chistes que no dan risas

Para ser humorista hace falta una habilidad intrínseca en la personalidad y un preparación técnica e intelectual que garantice el éxito de su propuesta.

Un payaso va mas allá de payasear, para ser payaso hace falta tener el humor y la gracia circulando entre las venas, quizás un poco de preparación histriónica y filosófica sea necesaria también; pero el ingrediente principal está en la esencia del ser que nace con esas habilidades naturales.

Un payaso causa risa con su sola presencia, no necesita nada mas, ni siquiera abrir la boca, o gesticular; la sola presencia de un payaso hace que el ambiente se torne agradable y que uno se prepare a pasar un buen momento.

Un humorista es otra cosa, un humorista necesita hacer una presentación, es decir, advertir que está presente, una introducción, un llamado de atención, “Epa disculpen, buenas noches, como están, yo soy fulano, o fulana, o soy yo ya llegue”… en fin necesita hacer notar su presencia.

Un humorista no siempre logra hacer reír, a veces sus chistes son tan malos que mas que chistes parecen divagaciones sin sentido, sobre todo los humorista que hacen monólogos o caricaturas, no sé si para ser humorista monologista (no sé si ese término no existe o es que mi computadora se ensaña contra mí y no lo quiere aceptar, pero no encuentro otro termino para describir lo que quiero decir), decía, no sé si para ser humorista monologista hay que ser inevitablemente de la oposición, pues no conozco a ningún compatriota dedicado a eso y si sé de una serie de re-nombrados opositores que se dedican al difícil trabajo de intentar hacer reír a la gente a costa de monólogos que pretenden ser chistosos.

El humorista de monólogos y de programas que intentan parecer chistosos se ha dedicado a tratar de hacer reír a su audiencia con chistes políticos que muchas veces rayan en el abuso y la falta de respeto, con chistes que no dan risa.

Los programas televisivos que se dicen de humor, en por lo menos un 90% basan su humor en ridiculizar la conducta homosexual como si eso fuera un chiste, como si el homosexual no mereciera respeto como ser humano, y el resto es un humor necrófilo en sketchs que usando una alta dosis de mal gusto y sadismo crean situaciones ficticias para burlarse de victimas inconscientes de la trama del programa, así hemos visto gente a la que le han hecho ver que alguien murió para luego reírse de su desesperación o artistas extranjeros a quienes les han montado alcabalas ficticias donde supuestos policías les siembras drogas para al final poco antes del colapso de las victimas hacerles ver que es una broma, jajajajaja, que chiste.

Igual pasa con los caricaturistas, que intentan retratar de manera cómica y suspicaz una realidad social o política, en un peligroso flirteo entre lo que es permitido y lo que no, qué con una gran facilidad se pasa el límite entre la caricatura y la ofensa; no es lo mismo caricaturizar a alguien sobredimensionando rasgos, que aprovechar defectos físicos para con estos crear una caricatura burlesca, o usar rasgos raciales o de contextura para con ellos como elementos humillar, ridiculizar y ofender.

El arte de la caricatura es muy complejo, y hay que tener una claridad mental y cultural muy solida para no convertirla en un arma para la ofensa y la destrucción.

El arte de la caricatura es tan complejo que muchos de manera consiente se amparan en lo subjetivo de los elementos para exteriorizar de manera infame e impune sus odios raciales.

Últimamente en nuestra querida Venezuela donde siempre hemos sido gente de buen humor, hemos visto la proliferación de humoristas y caricaturistas que exteriorizan sus odios e incitan al racismo y al exterminio de la sociedad a través del monologo discriminatorio y la caricatura grosera e inhumana.

Es tiempo de reflexionar sobre hacia dónde vamos como sociedad, jamás podrá haber ningún cambio sino cambiamos como personas y si algo define al ser humano como individuo es justamente el humor, es ahí donde somos capaces de tolerar, de fabricar sonrisas, risas y hasta carcajadas.

Un síntoma visible de la degradación social se refleja en el humor de sus miembros, los romanos al final de su imperio se divertían tirando cristianos a los leones; déspotas que han tenido posición de poder se han divertido torturando y ejecutando a sus subalternos y súbditos, pero eso son grupos e individuos dentro de un conglomerado; el problema se agudiza cuando de endemia pasamos a epidemia y más aun si una pandemia cunde a una sociedad.

No lograremos cambiar nada sino cambiamos cada uno en nuestra individualidad, si el “humorista” se burla y humilla al homosexual, si el caricaturista se ensaña con seres humanos por el color de su piel es grave, pero más grave aún es si lo permitimos como colectivo; es una catástrofe.

Las leyes se encargan de poner el marco legal que regula las actividades, pero más allá que las leyes esta la sociedad como tal, porque una ley podrá prohibir tal o cual cosa e incluso amonestar a quien la transigiera, pero es la sociedad la que debe regular todas las actividades permitiéndolas o rechazándolas.

No nos convirtamos en una caricatura de mal gusto ni en un chiste malo, seamos como el niño que payasea y que se divierte con el chiste ingenuo, nuestra sociedad deber ser una sociedad sana y para que lo sea empecemos por lo fundamental, empecemos por el buen humor, la sonrisa y la risa sana.

Ojala lleguemos a tener una sociedad donde en los tiempos libres nos podamos distraer con buenas películas y reír de humoristas que llegaron a la cúspide del humor y son casi tan buenos como los payasos y la caricatura de protesta sea realizada sin impedimento pero sin ofensas a la dignidad humana, ¿estaré pidiendo mucho? No lo creo, ya nuestros niños llevan ese cambio de visión y tolerancia ya esos niños llevan la nueva semilla, solo tenemos que esforzarnos en no permitir que se pierdan.

Por lo pronto la ley debe ser la garantía de que no los someteremos a esa peligrosa inducción conductual, mientras todos cambiamos también en nuestra propia conducta empezando por reírnos solo de los buenos chistes para que vayan desapareciendo por su propio peso los chistosos que no dan risa. Y algunos caricaturistas logren ponerse los zapatos que hoy no se merecen.


IRREVERENCIA EN LA CRÍTICA Y LEALTAD EN LA ACCIÓN
INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA
VIVIREMOS Y VENCEREMOS

oscarajimenezr@gmail.com


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Oscar Jimenez


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