¿Quién eres tú, para pensar lo que piensas y para decir lo que dices?

Este parece ser el sentir de algunos camaradas y medios de comunicación revolucionarios, cuando uno habla o escribe algo criticando al los errores del comandante presidente. A ambos se les olvida que la crítica es la que mantiene viva en el tiempo a una revolución. Y si la crítica es hacia el líder de ella y esta es aceptada por él de buena voluntad y no de mala gana: su continuidad está garantizada. Lamentablemente, en nuestro proceso esto no sucede, algunos militantes y medios de comunicación que están al servicio del proceso, no aceptan cuestionamiento alguno contra el líder. Ambos olvidan que todos tenemos que tener corresponsabilidad crítica con respecto a nuestros líderes, quienes podrán ser revocados en cualquier momento, por importante que este sea. Lo contrario es caer en la peligrosa etapa del culto a la personalidad y de ahí al fracaso de una revolución, hay un solo paso.

En referencia al caso de Pérez Becerra, es mucha el agua que seguirá pasando bajo el puente de este desaguisado inconstitucional de solidaridad internacional. Los defensores de la actitud del presidente, lo hacen saltando por las ramas la gravedad de esta deportación. Justificando de las formas más descabelladas la flagrante violación de varios convenios internacionales por parte del estado venezolano. Y lo hacen, como echándole la culpa a todo el mundo, con tal de que esta no toque al líder. Con tal de que él salga limpio de polvo y paja. El líder asumió la responsabilidad y punto, que no se hable más de ello. Como si fuera tan fácil lavarse las manos como Pilatos, para echarle la culpa a quienes no la tienen.

Esta defensa a ciegas, con razonamientos que parecen haber salidos de una agencia de publicidad, tratando de crear una mitología de infalibilidad del líder. Razonamientos llevados solo por una lealtad sostenida por una hebra que se romperá al momento de que el líder los mire mal o les de la espalda. Esta gente no se da cuenta de lo peligroso que es hacerse el pendejo ante todo los errores que cometa o pueda cometer un líder sea este quién sea.. Quedarse callado ante el primer síntoma de cambio político o ideológico que se observe en él, significa que a usted le interesa ese cambio, y que solamente se ha hecho pasar por revolucionario, movido por intereses mercantiles.

Tenemos que librarnos de es perniciosa postura contrarrevolucionaria del culto a la personalidad de un líder, cualquier sea su rango o su posición en el gobierno. Tenemos que entender que ellos están propensos a cambios perceptible o imperceptibles, los cuales pueden ser a favor o en contra de la revolución. Ellos son de carne y hueso, que se pueden enfermar, inclusive, morir. Por lo que no podemos darnos el lujo de depender de un solo hombre para llevar la revolución hasta un punto donde ésta sea irreversible.

Muchas revoluciones han sido traicionadas y se han perdido por esta causa. Por eso nuestro derecho a criticar o interpelar a nuestros líderes es inversamente proporcional a los que ellos tienen de criticarnos a nosotros. Un líder se debe a su pueblo, que fue quién lo eligió, por lo tanto tiene que aceptar las críticas sea de quién sea. Y si es culpable de las críticas, aceptarlas y corregirlas, como debe ser el comportamiento de todo buen líder. Si no, debe retirarse y darle paso a otro o a otra que se deba a las masas, que no se crea imprescindible y que consulte a las bases.

Por eso yo le digo a los que defienden incondicionalmente al líder, que yo pienso y digo lo que digo: por que soy libre de pensar y de decir y eso me permite criticar a cualquier líder que esté dando un paso a la izquierda y diez a la derecha. Que no me pregunten, si estoy con Chávez o no, por que yo no defiendo hombres si no ideas. Que no me siento más revolucionario que otros, pero que mi postura es conocida por quienes me conocen y que jamás estaré de acuerdo con aquel que se considera indispensable en todo.

Una revolución, no puede ser conducida por un solo hombre o mujer (líder) por que esta se perderá irremediablemente. El único deber de todo aquel líder que se llame revolucionario, es hacer la revolución: lo demás, es pura paja.


aponwuao@hotmail.com


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Nelson Lanz Fuentes


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