Burócratas y corruptos gubernamentales pongan sus "barbas en remojo"

Presidente: el pueblo está arrecho y comienza a movilizarse por sus derechos

Los medios de comunicación, para bien o para mal, golpistas o bolivarianos, han sido un termómetro que ha servido para medir la temperatura política y social, así como el nivel del proceso revolucionario en Venezuela. A la televisión, la inefable “golosina virtual”, le corresponde el protagonismo principal. Si esta ha servido para que veamos en primera fila la podredumbre y la mentira propias de la burguesía, no podía ser de otra manera, en el caso de las contradicciones y taras que aún persisten en el seno del propio proceso revolucionario.

La crisis suscitada en el Canal 8, a raíz de la suspensión forzada del programa Dossier, - la cual no es la única ni la primera, recuerden La Lámpara de Diógenes- que conduce el reconocido periodista Walter Martínez, así como las innumerables manifestaciones de repudio popular a este hecho, son, de alguna manera, la expresión mediática de un proceso mucho más profundo que carcome progresivamente las bases de la revolución en la que el pueblo y millones de trabajadores venezolanos, pusieron sus esperanzas.

AHORA LA LUCHA ES EN SENO DEL PROCESO REVOLUCIONARIO

No es para nadie un secreto que desde el referéndum del pasado año, el péndulo del proceso revolucionario en Venezuela ya no se inclina preferentemente hacia la confrontación con los “escuálidos” y los partidos de la burguesía –aunque las discrepancias con el imperialismo no cesan-, ahora este, más bien oscila hacia el interior del propio seno de los factores que han apoyado la revolución en el país. La confrontación y las contradicciones se producen entre el pueblo y sus organizaciones (el mismo que en mil batallas derrotó con su sacrificio y su movilización al imperialismo y a la oligarquía), por una parte, y por otra, a los “adecos de boina roja”; a los funcionarios burócratas, cada vez más alejados de los intereses populares; a los reformistas y neoliberales que se montaron en el portaviones Chávez y que no soportan la palabra socialismo y que ven con malos ojos las peroratas antiimperialistas del Presidente; a los corruptos, más interesados en sus negocios turbios que en las necesidades de los que los llevaron a los cargos que detentan. Así como esa caterva de arribistas, oportunistas, aduladores e incapaces que medran alrededor del liderazgo de Chávez, y que el propio mandatario ha ungido con el calificativo de “revolucionarios”.

El cáncer censurador, derechista y conservador que avanza en el canal oficial no es más que una manifestación, visible y llamativa, como todo lo que tiene que ver con la televisión, del proceso de burocratización y corrupción que se produce en todos los organismos públicos, y que amenaza con liquidar el proceso revolucionario.

DURMIENDO CON EL ENEMIGO

A esto se une el hecho de meter bajo la alfombra los derechos del pueblo y los trabajadores, y de llamar “escuálidos”, “agentes de la CIA”, “infiltrados de Primero Justicia o Bandera Roja”, a todos los que exigen el cumplimiento de las reivindicaciones por las que el pueblo luchó durante los días del paro-sabotaje petrolero, o movilizándose para aplastar el golpe, y madrugando para ganar el revocatorio. Esto lo hemos visto en la Universidad Bolivariana, donde una crisis es sustituida por otra, casi con tanta frecuencia como se cambian los rectores. Espacio donde se han “botado” profesores por ser marxistas, y en el cual se está discutiendo un draconiano reglamento interno que hasta con la vestimenta de las personas tiene que ver. O en el postergamiento de la reforma agraria, y la indolencia gubernamental ante el asesinato de dirigentes campesinos –ya van 138 asesinados-. Miles de cartas agrarias que no son entregadas. Las cooperativas de la Misión Vuelvan Caras esperan infructuosamente el otorgamiento de créditos, mientras cooperativas de maletín, posiblemente “inventadas” por los mismos terratenientes, son beneficiadas con millonarios recursos. O la persecución que el ministro Rafael Ramírez y sus aliados desatan contra los dirigentes sindicales eléctricos que luchan por hacer realidad la cogestión. O la lucha de los mineros artesanales que la autoridades prefieren llamar “ilegales”, mientras la Guardia Nacional ampara a las transnacionales que explotan el oro y los diamantes en Guayana. Estos son sólo algunos ejemplos, aunque el pueblo y los trabajadores lo viven a diario en los comités de tierra, en los comités de salud, en las mesa de agua, en PDVSA, en las empresas básicas, en alcaldías y gobernaciones, donde los representantes elegidos por el pueblo y avalados por Chávez, continúan haciendo de las suyas, y han echado al cesto de la basura el anhelo popular de seguir profundizando la revolución.

COMIENZA LA MOVILIZACION INDEPENDIENTE DEL PUEBLO

Sin embargo, vemos con interés y entusiasmo que el pueblo y los trabajadores no se han dormido en los laureles, ni mucho menos se decepcionan. Por el contrario, continúan luchando por sus derechos y reivindicaciones. En los últimos meses comienzan a movilizarse y a salir a la calle de manera autónoma. Ya no están esperando que Chávez los convoque. Un titular de primera página del vespertino El Mundo, rezaba, en días pasados: “Chávez presionado por protestas del soberano”. Y no se refería precisamente a protestas “escuálidas”. Es el propio pueblo chavista el que se moviliza. Campesinos, mineros, trabajadores telefónicos, petroleros, trabajadores de Polar, eléctricos, sidoristas, comunidades populares, salen a la calle exigiendo sus derechos. Saben que con la movilización derrotaron un golpe y liquidaron el paro patronal y el sabotaje a PDVSA. Tienen confianza en sus propias fuerzas, han adquirido conciencia política y antiimperialista, y siguen dispuestos a continuar profundizando el proceso revolucionario hacia el socialismo. Están hasta la coronilla de los mal llamados “partidos del cambio” y de los funcionarios corruptos y burocráticos nombrados por Chávez. Quieren hacer la revolución en la revolución.

POR UNA ASAMBLEA NACIONAL DE LOS QUE LUCHAN

Sin embargo, estas luchas aún están dispersas. Son parciales y atomizadas. Es necesario unificarlas, hacerlas converger en un gran movimiento social contra los burócratas y corruptos; contra el “dedo” presidencial que no honra la democracia participativa a la hora de nombrar funcionarios o escoger candidatos. Es necesario que el pueblo y los trabajadores nos unamos en una jornada nacional en defensa de nuestros derechos y por la profundización del proceso revolucionario hacia el socialismo. Por la reforma agraria en el campo y la cogestión revolucionaria en empresas públicas y privadas; contra el sicariato; por la defensa de los derechos de los mineros artesanales; por aumento de salario y contra el desempleo.

Es urgente que la UNT, junto al Frente Campesino Ezequiel Zamora, el Frente Minero, y demás organizaciones populares y estudiantiles, convoquen a una ASAMBLEA O ENCUENTRO NACIONAL DE TODOS LOS SECTORES EN LUCHA, para discutir un programa de reivindicaciones y un plan de lucha que eventualmente podría convocar una movilización en Caracas contra la burocracia y la corrupción y por la concreción de los derechos populares aún postergados. Desde mi organización, el Partido Revolución y Socialismo, ponemos todos nuestros modestos recursos a disposición de esta actividad.

*docente de la UCV y dirigente del Partido Revolución y Socialismo
prs_venezuela@yahoo.com
revolucionysocialismo@gmail.com





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Miguel Angel Hernández Arvelo*

Profesor de Historia en la UCV y miembro del comité impulsor del Partido Revolución y Socialismo. Como marxista, Hernández aboga por el definitivo rompimiento con el capitalismo en Venezuela y por la construcción del socialismo.


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