A propósito del análisis electoral de Eva Golinger

Sin lugar a duda alguna, cuatro de los elementos que Eva Golinger califica como causas para el triunfo electoral de la derecha en Caracas, y los Estados de Zulia, Tachira y Miranda, son irrefutables. La injerencia de agencias extranjeras como USAID, la National Endowment for Democracy (NED), Freedom House, el Instituto Demócrata Nacional (NDI), el Instituto Republicano Internacional (IRI), Fundación Konrad Adenaeur (Alemán), FAES (España), FOCAL (Canadá), Friedrich Ebert Stiftung (FES- Alemán), entre otras; el trabajo sumamente efectivo con las ONGs y movimientos o grupos estudiantiles con tendencia derechista, como Súmate, Cedice, Hagamos Democracia, Sinergia, Movimiento Estudiantil "Manos Blancas", y otros; la corrupción de algunos gobernadores, entre los cuales debe citarse sin miramientos a Diosdado Cabello ex gobernador del Estado Miranda, como es vox populi en toda Venezuela; y, la campaña mediática que culpa al chavismo por la inseguridad y corrupción en el país sobretodo en la capital de Caracas son elementos, que si bien son irrefutables, exigen algunas reflexiones . Los restantes elementos incluidos por Eva Golinger en su análisis como la supuesta infiltración en: “las filas del chavismo y lograr captar y extraer partidos políticos como Podemos y PPT que previamente se identificaban plenamente con la revolución”, nos parece endeble, improcedente y, principalmente, superficial.

La primera reflexión que se nos viene a la cabeza, es preguntarnos ¿Cuáles fueron las razones profundas que indujeron a la indolencia exhibida ante la abierta corrupción de ciertos gobernadores, y la creciente inseguridad en Caracas? Estamos convencidos de que la indolencia ante lo evidente, es uno de los principales problemas a resolver, puesto que permitirá descubrir las formas de ejercicio del poder al interior de V República y hoy del PSUV. Permitirá reconocer si el ejercicio del poder difiere o no de las viejas formas de los partidos tradicionales. Si las formas de selección de candidatos son participativas, horizontales o si mantiene las formas jerarquizadas de antaño. Si no existe una estructura que todo lo domina y todo lo decide, alejados de las masas, al mejor estilo de la democracia representativa que dicen repudiar. Permitirá, en suma, juzgar el grado de democracia al interior del PSUV y de Venezuela toda.

En segundo lugar, no podemos dejar de preguntarnos si la pretensión de mantener un partido único es lo procedente o no a la luz de las experiencias de los ex países socialistas. Pero más allá de ello, vale preguntarnos si la existencia de un partido único que se aleja de su rol fundamental en el socialismo: el trabajo político e ideológico para crear al “nuevo hombre” del cual nos hablaba el Che, para convertirse en el partido que se limita a controlar el aparato burocrático, es adecuado o no para el desarrollo de la conciencia nacional y el socialismo. Vale preguntarse si el partido único no genera condiciones para la burocratización y el oportunismo que es propio de este tipo de ordenamientos, como quedó igual y objetivamente probado en los ex países socialistas.

En tercer lugar y como advertencia fundamental, debemos preguntarnos, brutal y sinceramente: ¿Donde está el socialismo? ¿En las camisas y boinas rojas? ¿En los aporte geopolíticos sobre los cuales nadie duda? ¿En las Misiones que saben a espíritus sensibles ante el dolor ajeno pero que no son más que ello? ¿En el aparecimiento de nuevas formas de organización para la producción que todos reconocemos? ¿En el mantenimiento de la estructura del poder económico casi intocada? La verdad es que dudamos que todos los avances antes mencionados y otros, signifiquen que estamos construyendo el socialismo. Posiblemente sí estamos avanzando en lo que hoy todos denominan Socialismo del Siglo XXI, esto es programas sociales, pronunciamiento y prácticas antiimperialistas, confrontación y reordenamiento del poder, pero con mercado y el poder económico intocado, olvidando que Bugazlín el teórico ruso que acuño esa denominación, nunca concibió ni se refirió a esa forma de “construir” el socialismo. Lo hizo pensando siempre en la construcción del socialismo clásico por la vía pacífica, en claro reconocimiento de las premoniciones de Engels cuando afirmaba que en su futuro será posible construir el socialismo si contamos con un marco constitucional que permita las transformaciones y tengamos el apoyo de la Nación para ello.

Por lo antes expresado, somos del criterio de que sólo la consideración y análisis de las razones y reflexiones esquemáticamente expuestas permitirá reconocer las verdaderas causas de los resultados de la elección del 23 de noviembre. El no hacerlo posibilitará que subsistan afirmaciones ligeras que acuden a la descalificación, al rumor insidioso, a un implícito no reconocimiento de los otros, de los diferentes, que terminará por debilitar aún más al movimiento que aún lucha por la transformación socialista de nuestra Venezuela.

g_navarro_j@yahoo.com


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