El canal de Panamá, PDVSA y quien sabe cuántas empresas más, sobre todo en Cuba, nacionalizadas luego de que estas se robaran los recursos de cada país, la utilizaran para su dominio, mancillaran la soberanía y la independencia, allí, fue cuando los gringos se dieron cuenta que estaban perdiendo el patio trasero, por eso, el Plan cóndor, por eso masacres y guerras civiles, en el sur, por eso dictaduras sanguinarias, sectas saqueadoras de oro y piedras preciosas, en nombre de Dios.
Trump grita que "nos robaron", como si el ladrón que vació la casa ahora denunciara que le quitaron la linterna. El humor negro aquí es inevitable: los mismos que se llevaron oro, petróleo y hasta la dignidad de pueblos enteros, ahora se pintan como víctimas de un atraco.
El Canal fue administrado por EE. UU. como si Panamá fuese un condominio suyo. Por allí traficaron drogas sin problemas. Cuando se nacionalizó, Washington sintió que el patio trasero se le llenaba de vecinos incómodos. De allí la paranoia: si no podían controlar el canal, ¿Qué seguía?
La razón de la locura de Trump, viene de lo siguiente: las refinerías construidas con tecnología norteamericana son Amuay (645.000 bpd), Cardón (310.000 bpd), El Palito (140.000 bpd) y Puerto La Cruz (200.000 bpd), estas fueron levantadas y modernizadas en gran parte por capital y tecnología estadounidense. Los llamados americanos, se beneficiaron de la industria petrolera largamente, garantizándose exportación asegurada de crudo barato, en la cual Venezuela entregaba petróleo a precios bajos, mientras las refinerías estaban diseñadas para procesar y enviar derivados al mercado internacional. Estas industrias generaban ganancias extras a los gringos por uso de nosotros su tecnología y servicios. De allí que, las empresas estadounidenses cobraban por la construcción, mantenimiento y modernización de las plantas. Pero además de ello, mantenían el control de la cadena de valor en el que, el crudo venezolano se refinaba en instalaciones bajo estándares norteamericanos, lo que facilitaba su integración al sistema energético de EE. UU.
Venezuela era sometida a una dependencia tecnológica absoluta, por lo que la industria y el gobierno venezolano, quedaban atada a repuestos, ingenieros y know-how norteamericano (conocimiento práctico, técnico y especializado desarrollado en Estados Unidos). Cada parada técnica era una oportunidad para reforzar la subordinación. Esto conducía a que nuestros gobiernos estaban presionados por los gobiernos de la casa blanca para evitar que otras influencias internacionales pudieran afectar la confianza del mercado norteamericana al proveedor seguro que era Venezuela. Torpedeando la empresa si miraban hacia otro lado. Además, que el crudo venezolano garantizaba abastecimiento estable para refinerías en el Golfo de México y la costa este de EE. UU.
En cuantos, a los beneficios globales generados por esta dependencia, los gringos forzaban y obligaban el comercio y venta de nuestro petróleo en Petrodólares, lo que reforzaba la hegemonía de la moneda estadounidense. Pero además de eso, las empresas norteamericanas de servicios radicadas para atender la industria y el mercado de servicios automovilístico, repatriaban sus utilidades, dirigiendo sus riqueza hacia Wall Street, por lo que, al dominar la infraestructura, podían decidir qué volúmenes se exportaban y hacia dónde debía exportarse y eso ocurrió antes de la primera nacionalización del Gobierno de Carlos Andrés Pérez, acuerdo mácula que solo mutó para mejor beneficio de los inversionistas gringos.
En definitiva, los gringos construyeron refinerías en Venezuela como quien instala cajeros automáticos… pero en vez de billetes, salía petróleo. Y cada vez que un venezolano llenaba el tanque, allá en Houston alguien sonreía contando dólares.
Pero si los chinos decidieran construir refinerías en Venezuela, es muy probable que tardaran hasta cinco años en construirla, mientras tanto, ya han intervenido en Cardón y planean plataformas flotantes con inversiones de más de 1.000 millones USD. En relación a Irán, este país firmó contratos para renovar el complejo Paraguaná y El Palito, con planes de modernización en plazos de 100 días y proyectos mayores durante todo el 2024–2025. Se supone que, por su alto desarrollo en la industria petrolera, también podrían levantar una refinería en el mismo tiempo de los chinos.
El problema a que es que es muy posible comenzar a construir nuevas refinerías con nuevas tecnologías, pero requeriría al menos una década de inversión sostenida, formación de personal y necesario para ello, es necesario lograr la mayor suma de estabilidad política y es lo que no deja la oposición extrema.
Las lógicas del imperio-Trump es que el victimario se disfraza de víctima. La comunidad internacional podría usar ese argumento para justificar un regreso al coloniaje, en realidad, lo que molesta es que ya no pueden robar tranquilos. ¿Qué hacer si los imperios se vuelven locos? Debemos seguramente diversificar alianzas tecnológicas: China, Irán, Rusia, pero también apostar por desarrollo nacional.
Si mañana Trump dijera que hasta el ron cubano y las arepas venezolanas fueron "robadas", no sería raro que pidiera indemnización… en hamburguesas y reality shows.