La Guaratara

Los niños de Trump

Existe una leyenda en Colombia sobre "Los Niños de Santrich"; la historia del guerrillero que, a su paso por las montañas plagadas de víctimas del feudalismo, el paramilitarismo y la guerra, encontraba huérfanos que le pedían, descalzos y en harapos, llevárselos a su épico peregrinaje en busca de justicia, pero Santrich, tan maestro como Quijote, les daba lápices y colores para la primera tarea sublime que muchos jóvenes campesinos tendrían en su vida: aprender a leer y escribir, a dibujar y estudiar. Cuenta la leyenda que, a la vuelta de aquellos peregrinos, los niños que pintaban ya eran hombres o recuerdos y, hábiles para la justa, como decía Eleuterio, volvían a pedirle a Santrich sumarse a las filas guerrilleras como hijos de Bolívar y Magdalena. Seguro esa es una de las cosas que tanto temor le causa a la oligarquía colombiana un Artista, ciego y canoso, porque encarna los 55 años de historia que conmemoraron el pasado 27M en la plaza Manuel Marulanda de Caracas, como en todos los rincones de Colombia, donde la lucha continúa.

Lejos de aquella leyenda está la cruel crónica de los niños que Donald Trump va dejando mutilados, agonizando, separados de sus padres y desterrados en una interminable práctica genocida que no ha cesado desde tiempos bíblicos. Estos últimos días los niños venezolanos que luchan con enorme coraje esperando sus trasplantes y costosos tratamientos, han sufrido mucho más las consecuencias de las sanciones crueles e inhumanas que la oposición golpista celebra y la prensa mafiosa manipula en su vergonzosa "imparcialidad". Son los niños víctimas de Trump: cifras de un imperialismo implacable que avala el uso de fósforo contra familias palestinas, los "daños colaterales" en Siria, como en Libia, el confinamiento de inocentes en jaulas y la muerte lenta y dolorosa de pequeños migrantes de toda Centroamérica bajo custodia norteamericana. Para Trump la muerte de niños venezolanos afectados por sus sanciones o de migrantes enjaulados es un simple pate de guerra; para la humanidad una crueldad aborrecible, aunque las agencias noticiosas lo traten con "prudente distancia", como "profesionalísimamente", evadió el debate el periodista Carlos Peñaloza de Globovisión cuando se puso sobre la mesa la ética del bloqueo a terapias médicas contra el pueblo de Venezuela, mecanismo que la MUD pidió a gritos en Washington. Por sobre todas esas dificultades, el presidente Nicolás Maduro, junto al heroico pueblo de Cuba, proceden con valentía y amor a garantizar la vida de las niñas y niños, víctimas del bloqueo criminal que al reportero de Globovisión no le parece ni frio ni caliente.

Altísimo interés ha despertado el informe del BCV que revela datos de una economía que comenzó a contraerse, abismalmente, de 2013 a 2015, incluso antes de las sanciones. Previo al bloqueo fuimos sometidos a tres operaciones del paramilitarismo y el golpismo: el bachaqueo, el desvío de dólares asignados a la producción y la especulación empresarial. Ante la firmeza del Pueblo, Obama y Trump pasaron a bloquear alimentos, aditivos, medicinas e insumos vitales para los venezolanos. Ahora veamos la "salida" que propone José Manuel Puente, directivo del IESA y asesor del autoproclamado: Puente anunció que "el gobierno de transición pedirá, inmediatamente, unos 15 mil millones de dólares al FMI" para asignarlos al aparato empresarial, es decir, el golpismo reconoce, públicamente, que no devolverá al pueblo venezolano los fondos que tienen embolsillados y, según palaras de Puente, "alcanza para reanimar a los empresarios" cuya deuda podría pagarse vendiendo PDVSA, es decir entregando la empresa que garantiza el tratamiento de nuestros niños con enfermedades complejas; de los hijos de todos, como dijo el Poeta Cumanés.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1246 veces.



Joaquín Román Rondón Santiago

Profesor universitario

 unellezjoaquin@gmail.com      @LaGuaratara

Visite el perfil de Joaquín Román Rondón Santiago para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Joaquín Román Rondón Santiago

Joaquín Román Rondón Santiago

Más artículos de este autor