Esta historia me la hizo llegar un hombre de a pie (de esos que luchan todos los días, como dijo Bertolt Brecht un día) que quiso comprar un carro para el y su pequeña familia compuesta por su esposa, siete hembritas y seis varoncitos, y su mascota un perro Gran Danés. Cualquier parecido con esta historia es pura coincidencia. Y dice así:
A finales del año 2008 (específicamente en el mes de Septiembre) me dirigí a un concesionario Toyota en Caracas para adquirir un vehículo nuevo de paquete (que no estuviera metido en ningún paquete). Cuando pregunte por el modelo Yaris me dijeron que tenían que incluirme en una lista de espera (pero no en la sala de espera de un hospital o clínica) de por lo menos seis meses porque esos carros que estaban en exhibición ya tenían dueño. Accedí a entrar en la tal lista de espera y me dijeron que llamara en 180 días aproximadamente para darme alguna respuesta. Antes de retirarme le hice la aclaratoria al vendedor que me apartara uno de color rojo.
Pasados los 180 días llame al número telefónico que me dieron, muy contento y esperanzado de tener mi yaris rojo listo para llevármelo con placa y todo para mi casa. La persona que atendió mi llamada me dijo que me presentara al concesionario lo más pronto posible. A la mañana siguiente llegue antes que los empleados (inclusive estaba la santa maría abajo) con mi chequera lista para comprar el yaris color rojo que yo quería. Estaba tan ansioso por entrar que ayude a levantar las puertas del local. Tuve que esperar un buen rato porque los vendedores de los carros no llegaron en ese tiempo, lo que me permitió observar a mí alrededor la búsqueda del yaris rojo por el cual yo estaba allí. Después de una larga espera de treinta minutos aproximadamente que me parecieron eternas, finalmente me atendió un señor bastante mayor de edad, y este fue el dialogo que sostuvimos.
Vendedor: buenos días señor, tenga la amabilidad de sentarse.
Yo: gracias señor. Mi nombre es Pablo Pueblo y llame ayer luego que se cumplieron
180 días de la última vez que estuve aquí para comprar un Toyota Yaris color rojo, y me llama mucho la atención que no veo aquí ninguno con esas características. En esa oportunidad me atendió otro señor que no me dijo su nombre pero espero que la atención sea mucho mejor.
Vendedor: bueno le digo lo siguiente, señor ¿como fue que me dijo que se llama?
Pablo Pueblo: Pablo Pueblo es mi nombre y ¿su nombre cual es?
Vendedor: Mi nombre es Fulgencio Catalino Zuloaga pero me puede llamar con toda confianza Pimentón. Le participo que la persona que lo atendió por primera vez aquí, tuvimos que prescindir de sus servicios porque no se acoplo a las políticas de venta que llevamos, y le informo que yo soy el propietario de este y otros concesionarios y tengo muchos negocios más. Le aclaro que el carro que usted quiere no lo tenemos en este momento debido a que fue enviado a Valencia para hacerle unos ajustes necesarios en la parte de ensamblaje y no estará listo por lo menos en seis meses a mas tardar.
Pablo Pueblo: Señor Zuloaga pero como es eso, yo vengo hoy dispuesto a llevarme mi Yaris rojo a como de lugar. Toda mi familia me espera para este acontecimiento único en nuestras vidas. Es mas, hay algunos vecinos que están muy contentos acompañando a mi gente. Compramos jugo de papelón con limón, arepitas fritas con queso guayanés, chicha de arroz, y para brindar cebada y linaza. Señor Zuloaga usted no nos puede hacer esto. Por una parte me alegre debido a que estaba tratando mi caso directamente con el dueño y quizás podría tener una ventaja ¿Cómo fue que me dijo que lo llamara?
Zuloaga: Pimentón con P mayúscula, me siento mucho mejor si me llama así. Gracias.
Pablo Pueblo: Tiene que haber una salida para esto Pimentón. Vamos a ver: ¿cuanto cuesta el Yaris rojo que quiero?
Pimentón: Bueno ese vehiculo esta sobre los noventa palos si lo consigue en el mercado normal.
Pablo Pueblo: Pimentón, tu me estas hablando que me tengo que tomar noventa tragos de caña? Y además me estas mandando a un mercado normal como el de Guaicaipuro o el del cementerio? La verdad es que no te estoy entendiendo muy bien Pimentón, podrías ser mas explicito.
Pimentón: Okay. Pon mucha atención Pablo Pueblo. Tu carro Yaris rojo lo vamos a tener por unos cuantos meses en Valencia engordándolo al lado de otros mucho más costosos, tales como algunos machitos, pick-up, tundras, etc, etc, etc. Que quiero decir con esto, bueno que ahorita en este momento tu carro cuesta noventa millones de bolívares, o noventa mil bolívares fuertes, pero no te lo podemos vender porque no estamos ganando mayor cantidad de dinero. Si te vendemos el carro hoy mismo, nuestra ganancia esta por el orden de un 25% solamente, lo cual no es suficiente para cancelar la nomina de empleados, servicios básicos, impuestos, y además la dolce Vita que tenemos que darnos los fines de semana, en, tu sabes Miami, New York, Aruba, Curazao, Londres, placeres que los tienen que costear los que adquieren estos vehículos, pero con otro precio. En este caso la mayoría de las personas que se hacen llamar o les gusta que la llamen clase media o clase media alta son las que pagan los sobreprecios, porque nosotros nos adueñamos de estos carros a un buen precio por ser los primeros en la cadena de adquisición debido a que los compramos con Dólares preferenciales que nos da CADIVI y no tenemos que pagar sobreprecio. ¿Me estas entendiendo Pablo Pueblo?
Pablo Pueblo: Bueno poco a poco estoy entendiendo como se esta manejando esta situación y también del porque te gusta que te llamen Pimentón. Ahora bien, cuando tú me dices que van a engordar a estos carros, ¿es porque tienen las llantas vacías y tienen que inflarlas para que los carros se levanten del piso? Dime si me equivoco Pimentón?
Pimentón: No Pablo Pueblo no. No seas tan bruto ni animal. Cuando te hablo de ENGORDE, lo que quiero decirte es que esos vehículos lo vamos a mantener escondidos por unos cuantos meses en algún estacionamiento privado para luego vendérselos a ustedes tres veces mas costosos de su valor real. Por ejemplo: el carro yaris rojo que tu quieres cuesta noventa millones de bolívares como te dije o noventa mil bolívares fuertes. Bueno ese mismo carro te lo vamos a vender a ti mismito en 270 mil bolívares fuertes dentro de seis meses. Ten paciencia Pablo Pueblo que seis meses transcurre rapidito. ¿Que te parece Pablo Pueblo este negocio?
Pablo Pueblo: No me parece un buen negocio para mí Pimentón y sabes porque ?. Porque de donde este humilde mortal va a conseguir 270 mil bolívares fuertes para tener mi Yaris rojo?. Yo trabajo humildemente para sostener a mi familia y a mi mascota y he ahorrado quince y ultimo por mucho tiempo para tener un carrito. Yo no pertenezco a la clase de sociedad que tú mencionaste anteriormente. Ósea Pimentón, que yo jamás voy a tener un Toyota Yaris rojo ?. Me estoy dando cuenta que estamos entrando en confianza porque en tu ultima intervención me llamaste bruto y animal. Tu me dices que ustedes adquieren Dólares preferenciales a través de CADIVI. Es decir Dólares a dos mil ciento cincuenta bolívares (2.150,oo) para obtener estos vehículos y entonces porque ustedes hacen eso si al venderlos a un precio razonable obtienen buena ganancia, que es suficiente. Pero ahora si estoy entendiendo todo Pimentón.¿ O sea Pimentón, que hoy llegare a mi casa con las manos vacías, burlado, engañado, frustrado, y decepcionado porque ustedes quieren acumular mas dinero del que tienen a costillas nuestras ?. Te diré lo que voy hacer al salir de aquí Pimentón ladrón de m…. Voy a ir derechito a denunciarlos a todos ustedes a una institución que se llama INDEPABIS, también me voy al C.I.C.P.C., al INTTT, al SENIAT, y voy hasta el Ministerio del poder popular para el Comercio. Si por algún motivo no me paran en estas instituciones del Estado, entonces me iré a la Cochinchina y por ultimo si no consigo apoyo tampoco allí, entonces me voy al cielo a plantearle esto al propio JESUCRISTO. He dicho, pimentón de m…., ladrón, cogollo e’tú ñame, y que DIOS se encargue de ti.
PATRIA, SOCIALISMO, O MUERTE. HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
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