El llegadero

Según parece, allí hemos llegado. Luego del largo periplo machadista, de espejismo en espejismo, la oposición, al menos esa oposición que pulula alrededor de María Corina Machado, por su propia incompetencia pero azuzada por el gobierno con un sutil y a veces no tan sutil plan de trampas, amenazas y provocaciones fríamente calculado, la oposición, digo, o esa parte de la oposición, se adentró en el pantano de la indefinición y el desconcierto donde se encuentra sumida hoy.

¡Ni un paso atrás!

Así exclamaban, aunque enfrente tuvieran el abismo.

Luego de gastar unos cuantos dólarcejos en la consulta de las primarias; después de blandir como arma arrojadiza la discutible muchedumbre de tres millones de participantes (cuatro menos, en todo caso, que en la consulta de 2017); luego de emocionar a muchos con la indiscutible valentía y la tenacidad y la pasión de su "candidata"… he aquí que al llegadero hemos llegado. La ruda realidad de un régimen autoritario convierte en ridículas las despechadas apelaciones a la Constitución y los derechos universales de la persona humana con que se rasgan las vestiduras quienes parece que creen encontrarse en Suecia y no en esta tierra al norte de la América del Sur que llaman Venezuela.

Con el partido-Estado hemos dado, Sancho.

Así podría decir el Caballero de la Triste Figura, si venezolano fuese. Entonces fue el turno de los delirios: "No está inhabilitada porque la habilitó el pueblo", se desgañitaban algunos. De esta guisa resonaban en la memoria otras frases similares: "¡A Miraflores... sin retorno!", "Este paro es indetenible hasta que caiga el tirano", "La abstención deslegitimará al régimen", "La Salida es Ya", "En seis meses… y etc.", "Maduro abandonó su cargo", "Calle, calle, calle", "Sanciones, más sanciones", "La ayuda humanitaria entra sí o sí"... El más reciente de todos, casi conmovedor: "No pueden hacer elecciones sin mí".

En fin: de espejismo en espejismo, de derrota en derrota… hasta el final.

El favor que se le hacía al gobierno era evidente. Ni siquiera tuvieron que inhabilitar al candidato de la oposición porque ya se lo dábamos inhabilitado, envuelto en celofán y adornado con un lazo de seda. Maduro y sus adláteres se frotan las manos en Miraflores. La oposición se encargó de bajarle el costo a la inhabilitación forzada del candidato contrario. O perdió la oportunidad de postular un nombre que pudiese inteligenciar un acuerdo con el gobierno que les hiciese percibir a sus capitostes que era menos costoso aceptar su victoria que escamotearla.

Pena debería darnos: comenzamos este torneo ganando la partida de antemano, y he aquí que entre apremios y correderas procuran unos resolver la incertitud de no tener candidato, y otros levantar vuelo sin lograrlo del todo (¡y cuánto desearía que alguno lo hiciese!).

Se busca candidato.

Así podría decir el pasquín de los hartos, ésos que sufren hambre, pobreza y atraso en la cotidianidad de sus días, igual que los otros tantos que miran de lejos su tierra patria, añorando volver. Ojalá la sabiduría, que debe ser atributo de los políticos, y no la palmaria torpeza que muestran muchos de ellos con no poca frecuencia, consiga el nombre que concite el respaldo de los más y asegure un entendimiento para un cambio de gobierno sin sobresaltos.

Aunque con preferencias conocidas, estoy entre quienes, si posee las mínimas características de serenidad, experticia política, capacidad de diálogo y perdón, y convicción soberanista, estamos dispuestos a votar por cualquiera, llámese como se llame, que asegure el CAMBIO 2024, democrático y en paz, que este país requiere con urgencia.



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Enrique Ochoa Antich

Político y escritor de izquierda democrática. Miembro fundador del Movimiento al Socialismo (MAS).

 @E_OchoaAntich

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