En el año 2006 el Comandante nos pedía 10 millones de conciencias y hoy volvemos a retomar el desafío, más que votos es la conciencia, la conciencia de los venezolanos y venezolanas, la conciencia de los ciudadanos que han visto la transformación de la patria y que pueden contrastar la realidad de los 40 años del puntofijismo y estos 13 años de revolución y ver, palpar los cambios significativos y los beneficios que hemos obtenido, beneficios que son del pueblo y que el pueblo debe defender.
“Un verdadero revolucionario debe estar guiado por grandes sentimientos de amor” nos decía el inmortal Che, este que es el sentimiento más poderoso, el sentimiento que cambia, que transforma y que ha sido nuestra principal fuerza de lucha, seguirá siendo el poderoso combustible, la fuerza motriz de nuestro accionar y guía de nuestro trabajo.
Somos los militantes del amor, los militantes de la fe, la esperanza y la alegría al contrario de los amargados-violentos que andan esparciendo odio y violencia por todos los rincones, odio que los ha llevado ya a cometer impunemente la agresión contra reporteros y camarógrafos del Sistema Nacional de Medios Públicos, son ocho ya las agresiones contadas donde el 80% de las mismas ha sido contra mujeres periodistas, ¿Sera acaso este el preámbulo de una campaña de violencia? ¿Serán estos los consejos que Álvaro Uribe le ha dado a la oposición en las reuniones de Bogotá?
Al parecer la línea es la violencia sistemática, estos eventos se están produciendo cada vez más fuertes y cada vez más cercanas unas de las otras, es un promedio de una agresión cada dos semanas y lo peor es que ya no se molestan en ocultar lo violentos que son y esta conducta se está traspasando a sus seguidores quienes al ver a los equipos de reporteros se lanzan a agredirlos, quizás producto de la violencia transmitida por sus líderes.
Ante tales agresiones no se ha visto ningún pronunciamiento de la SIP, del CNP, o cualquier otro afín a la defensa del periodismo y la libertad de expresión, al parecer los periodistas del SNMP no pertenecen al gremio de los comunicadores o la violencia ejercida contra ellos es indignamente aceptada.
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