A la mayoría de los seres humanos les desagrada ser considerados por los demás como charlatanes. Sin embargo, a Donald Trump eso parece enorgullecerlo, pues no sé cansa de afirmar pendejadas que no puede a cumplir.
Comenzó por afirmar qué acabaría con la guerra de Ucrania en un par de días; más tarde expuso que retomaría el control del Canal de Panamá y que Dinamarca tenía que venderle Groelandia.
No conforme con eso, planteo enviar tropas a territorio Méxicano, ique para combatir el narcotráfico; y que Canadá tenía que anexarse a EEUU como un estado más.
Haber acabado con 10 guerras y llevado la paz al Medio Oriente es otra de esas afirmaciones payasas que lo definen como un charlatán consumado
Ahora, en lo que respecta a Venezuela nos atreveríamos afirmar que es donde se consagra como el gran charlatan.
Cuatro meses anunciando invasión por mar y tierra al tiempo que se inventa novelas como el tren de Aragua y el cartel de los soles.
Lo último es la afirmación de que Venezuela le robó el petróleo, las tierras y la infraestructura a su país.
Charlatán no, super charlatán es lo que es.
Pueden tener por seguro que no habrá guerra, ni invasión. Su títere no será presidenta, no se quedará con una gota de nuestro petróleo y ni un centímetro de nuestro territorio pasará a sus manos.
Perro que ladra no muerde.
