La Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
Sistema de las Naciones Unidas
Estimados representantes de la Organización Internacional para las Migraciones:
En este Día Internacional del Migrante, una fecha que invita al mundo a reconocer la valentía, la dignidad y el sufrimiento de millones de personas en movilidad, me dirijo a ustedes con profunda preocupación por la situación que enfrentan los migrantes venezolanos en su tránsito por diversos países de América Latina.
Para miles de familias venezolanas, migrar no ha sido una elección, sino una necesidad. Y hoy, para muchos de ellos, retornar a su país también se ha convertido en un acto de supervivencia. Sin embargo, este retorno se ve obstaculizado por restricciones de tránsito impuestas por algunos gobiernos, que han cerrado sus fronteras o han negado el paso a ciudadanos venezolanos debido a su condición migratoria irregular. Esta realidad deja a hombres, mujeres, niños y adultos mayores atrapados en rutas peligrosas, expuestos a abusos y sin protección.
Esta situación vulnera principios fundamentales del derecho internacional, entre ellos:
✓ El artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que reconoce el derecho de toda persona a circular libremente y a regresar a su país.
✓ El artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que establece el derecho de toda persona a salir de cualquier país y a regresar al suyo.
✓ El artículo 22 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que prohíbe restricciones arbitrarias a la circulación y protege el derecho al retorno.
Por ello, solicitamos con urgencia la creación de programas de tránsito seguro que garanticen el paso humanitario de los migrantes venezolanos que desean regresar a su país. Estos programas deben protegerlos de abusos, brindar acompañamiento institucional y asegurar que ninguna persona sea forzada a enfrentar rutas clandestinas o peligrosas para poder volver a su hogar.
Asimismo, es indispensable fortalecer las acciones destinadas a garantizar el acceso al empleo formal, a una vivienda digna y a la protección frente a la xenofobia, fenómeno que lamentablemente se ha intensificado en algunos países de la región producto de campañas políticas presidenciales. La estigmatización y el rechazo social afectan profundamente la salud emocional y la estabilidad de los migrantes, dificultando su integración y exponiéndolos a nuevos riesgos.
En este sentido, solicitamos el apoyo de la OIM para impulsar programas nacionales de reubicación, iniciativas de integración económica, procesos de regularización migratoria y el refuerzo de los sistemas locales de salud y educación. Estas medidas no solo alivian la carga que soportan los migrantes, sino que también fortalecen a las comunidades de acogida, promoviendo sociedades más inclusivas, resilientes y cohesionadas.
Hoy, más que nunca, la población migrante venezolana necesita ser vista, escuchada y protegida. Su dignidad no puede depender de fronteras, documentos o circunstancias políticas. La migración es, ante todo, una historia humana, y cada vida merece ser defendida.
Agradezco profundamente la atención prestada y confío en que la OIM continuará desempeñando un papel esencial en la defensa de los derechos y la seguridad de quienes se encuentran en movilidad.
Atentamente,
José Weerman
joseweerman73@gmail.com