En aquellos gloriosos días de abril de 2002 en los que quedó para la historia la gesta de un pueblo que, con su pecho como escudo y su voz como arma, derrocó una dictadura en menos de 48 horas, quedaron claramente evidenciados tres hechos.
El primero, la valentía del pueblo chavista, quien se lanzó a rescatar a su líder a pesar de que se suponía que la policía y los militares estaban del lado del dictador.
El segundo, la cobardía del escualidismo, quien a pesar de haber visto a cientos de miles marchar en respaldo de los golpistas, bastó conque olieran al pueblo en la calle, para que corrieran a esconderse y a borrar de sus vehículos las pintas que decían ¡Fuera Chávez!
El tercero es que no era cierto el respaldo militar (aunque si el de la Policía Metropolitana) que hicieron creer que tenían en las primeras de cambio
Pero ¿a qué viene esto? de seguro estará usted, amigo lector, preguntándose
La idea es hacer un ejercicio de imaginación sobre la posibilidad de que se repitiese la gesta de 2002, en el supuesto negado de un asalto al poder de la derecha fascista venezolana.
Veamos:
1. En la opinión de este humilde escribidor, el escualidismo hoy no es ni un apice más valiente que en aquellos días. No existe el escuálido valiente y por ello esperan que los gringos les hagan el trabajo. Al igual que en 2002, los espacios bajo sus camas serán ocupados.
2. El chavismo sigue firme y resteado con su revolución y eso queda demostrado como acudió en masa a alistarse para defender militarmente la patria y su revolución.
3. La organización popular hoy es infinitamente superior a la que se tenía en 2002. Hoy basta el anuncio de alguno de los líderes para que se produzca, no sólo la movilización sino la puesta en practica de una estrategia de defensa ensayada una y otra vez.
4. Hoy el pueblo está armado, en entrenamiento y presto a actuar cuando la patria y la revolución así lo exijan.
5. Puede que exista uno que otro militar traidor, pero el saber que la inmensa mayoría no se traga los mensajes de la loca, les impone un freno paralizante
En resumen: No tienen como derrocar el gobierno y si los gringos lo hicieran, no van a tener como imponer y sostener uno escuálido.
