El desnudo de Meloni, o Pornografía no, Gaza si

Cuando hace poco una página en Italia trastoco una imagen de Meloni, su primera ministra, presentándola en posiciones pornográficas, que yo no he encontrado en la red, ella monto en cólera declarando que era inadmisible y atacó duramente a los autores todo lo cual concluyó con el cierre del sitio mediático.

Sobre esto hay varias consideraciones, el sitio llevaba 20 años funcionando y no se menciona si también la imagen de otras italianas reconocidamente bellas habían sido manipuladas, no lo sé, pero si eso pasó ninguna tenía el poder de Giorgia Meloni Primer ministro de Italia y perteneciente al partido Hermanos de Italia, catalogado como de extrema derecha, ósea fascista. Y con elogios a figuras fascistas como Benito Mussolini.

Esta situación me hizo recordar las ideas griegas de la relación entre la belleza externa y la belleza interna, considerando para ellos que, un cuerpo hermoso era considerado la evidencia de una mente hermosa. Para ellos la belleza era una gran manifestación de lo humano, de la perfección humana, incluso, tenían una palabra para ello, kaloskagathos. Una variante latina es la famosa frase, mente sana en cuerpo sano. Decían: lo bello y lo bueno como unidad. Esa armonía ese ideal del desarrollo humano se ha roto, con seguridad desde hace mucho tiempo, pero hoy la ruptura se exhibe con descaro.

Y en el caso de Meloni y de la extrema derecha que ella representa, igual que todas las derechas, al reanudar las ideas de Mussolini y sus seguidores reflejan el "hermoso externo" y ocultan lo "feo interno". Una excepción que confirmaría la regla es la derecha de Estados Unidos que es "fea por fuera y fea por dentro". Es la estética y la publicidad utilizadas como mascara política. Eso se relaciona con la percepción de que la apariencia, el carisma o la imagen externa bella de un líder pueden servir de engaño, ya que bajo esa fachada hay intenciones y valores negativos y opuestos.

En el caso de Mussolini, su imagen de líder fuerte, carismático, fue utilizada para proyectar poder y disciplina, pero su régimen estuvo marcado por la violencia, el abuso, la represión y la intolerancia y su asociación criminal con Hitler permitió extender la guerra y la destrucción más allá de Europa. La admiración que por su apariencia despertaba y su imagen pública contribuyeron a enmascarar la criminalidad de sus actos. Durante el gobierno de Mussolini se normalizó la violencia con asesinatos, torturas y saqueos.

Meloni llega al poder con el mensaje de orden y funcionamiento para Italia, evocando las ideas fascistas de Mussolini de fuerza, orden y modernidad para captar el apoyo popular, proyectando una imagen de estabilidad y poder. Sin embargo bajo esas palabras se ocultan políticas represivas, persecuciones, violaciones a los derechos humanos basadas en esa ideología excluyente e intolerante y en la manipulación de la opinión pública mediante propaganda. Ojala el cierre del sitio que publicó la imagen de Meloni y que llevaba años funcionando no sea un preludio de otras políticas que esperan el momento propicio para aparecer.

Este fenómeno de expresión dual contradictoria tiene una raíz de clase. Los problemas estructurales de los países no nacen de las fallas populares, sino de los intereses empresariales que chocan con las necesidades sociales y nacionales o contra el contexto internacional. Para ocultar sus limitaciones personales y políticas para resolverlos los líderes políticos o movimientos adoptan una imagen de impacto, fuerte, carismática y segura para ganarse la confianza del público, mientras que en su interior esconden las intenciones autoritarias, discriminatorias o violentas al que se oponga a los intereses de las clases oligárquicas y ocultando además su incapacidad de resolverlos. La solución a los problemas del hoy mundo capitalista no está dentro de él, sino fuera de él, en el socialismo.

Argentina y Chile son casos ya clásicos de esta forma de hacer campaña electoral con una apariencia, bella, indulgente o fuerte y decidida para después gobernar de una forma contraria al mensaje electoral difundido. Así se perpetúa la hegemonía empresarial bajo una máscara democrática, domesticando la esperanza y neutralizando la resistencia. La estrategia es clara y espero estar contribuyendo a evidenciarla, una fachada atractiva para ocultar un núcleo oligárquico y violento.

Si relacionamos el escándalo del desnudo de Meloni con la tragedia en Gaza, el contraste es brutal y completamente inhumano y así debería ser difundido por los medios más progresistas que luchan por enfrentarse al fascismo judío. Se condena la representación sexual del cuerpo como inmoral, pero se tolera y silencia la destrucción real de cuerpos en Palestina. El desnudo sí es un escándalo inaceptable, Gaza es silencio, calma, reposo para las almas italianas. La sensibilidad se escandaliza y se activa ante la imagen, pero es indiferente e indolente ante la masacre real. Meloni no se desprestigia por esa imagen, se desprestigia por sus políticas antipopulares y anti italianas. Claro en Gaza, están matando pobres que además son árabes y eso no importa mucho.

No es una doble moral, es una inmoralidad, una deshonestidad política. Es el poder capitalista y su estética del control que decide qué cuerpo merece dignidad y cuál puede ser borrado sin consecuencias. Mientras tanto la sangre sigue corriendo libremente en Gaza y Palestina.



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Oscar Rodríguez E


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