En el mundo actual hay muchas más personas viviendo en la pobreza o con ingresos bajos que en la riqueza. La mayoría de la población mundial se concentra en niveles de ingreso insuficientes para tener una vida digna, mientras que la riqueza está concentrada en una minoría muy pequeña.
El concepto de "Macroestado Global" se refiere a la idea de que el mundo actual, compuesto por una vasta red de naciones que se encuentran interconectadas por lo que, puede ser visto como un único estado en el que coexisten diferentes realidades políticas, económicas y culturales. Sin embargo, este Macroestado no se caracteriza por el desarrollo armónico o la plena libertad individual y nacional, sino más bien por la prevalencia de la pobreza y las desigualdades que asolan a una gran parte de la humanidad. En este contexto, resulta fundamental analizar cómo estos aspectos afectan a las sociedades contemporáneas y qué implicaciones tienen para el futuro del planeta.
De los diagnósticos realizados tanto en DOHA como por el G20, lo único que se puede rescatar es que en forma timorata dicen que el 1% más rico no permite que la riqueza se difunda a los países y personas pobres. Puede parecer desproporcionado la relación entre los poseedores de riqueza y los desposeídos de riqueza, del 1 % contra 99 %, pero es que esa minoría paga a los políticos, militares, policías, medios y religiosos, para que ninguno de un paso para arrebatarles su botín.
Y es que a pesar de los avances tecnológicos y económicos que algunos países han experimentado, que generan bienes y riquezas como nunca se han visto por la humanidad, ni aun en los cuentos más inspirados de las mil y una noches, la realidad es que el bienestar está concentrado en manos de unos pocos, mientras que millones de personas luchan diariamente para que la pobreza extrema no los devore.
Este fenómeno no es casual; responde a un sistema económico global, el capitalismo, que favorece la acumulación de riqueza en el norte global principalmente, dejando a las naciones del sur en condiciones de vulnerabilidad y marginadas. Esta brecha entre ricos y pobres continúa ampliándose, creando un panorama donde el acceso a recursos esenciales como la educación, la salud y un trabajo bien remunerado se convierte en un privilegio reservado para un sector reducido de la población.
La causalidad es muy sencilla de plantear, una división internacional del trabajo, que marca a que se dedica la producción de cada país. Unos producen bienes y servicios industriales y otros, los países pobres los consumen. Es muy fácil, yo vendo, tú compras. Pero así como se diagnostica con facilidad también se le encuentra solución con facilidad a la pobreza en el Macroestado Global, mediante el impulso a la industrialización en todos los países.
Carlos Marx y Federico Engels, odiados por el 1% de la población mundial, analizaron muchas cosas y dieron la solución implícita a muchas otras, entre ellas el problema de la pobreza en la población. Con el concepto de plusvalía plantearon que la riqueza no viene de lo valioso que fueran las materias primas de un país, por ejemplo el petróleo, sino del trabajo que se les incorpora para transformarlo en mercancía. La parte no pagada de ese trabajo es plusvalía, riqueza social apropiada individualmente por cada empresario o propietario.
La desigualdad que genera el mercado mundial de mercancías, se manifiesta en múltiples dimensiones, pues no solo se refleja en lo económico sino también en que la estructura de clases de los países no sufre modificaciones y conservan durante mucho tiempo los atavismos que traen del pasado con características de patronazgo y seudo feudales e inclusive más primitivos. Si no cambia la base económica tampoco lo hará realmente la superestructura social.
Esto se refleja particularmente en las comunidades indígenas, las mujeres y otros grupos históricamente marginados que ven sus derechos violados y sus voces silenciadas, perpetuando un ciclo de exclusión. La mayor parte de la población no tiene verdaderos canales de representación ni de participación en los mecanismos de toma de decisiones.
Se impacta negativamente la capacidad de estas poblaciones para mejorar sus condiciones de vida y participar plenamente en el Macroestado Global. La democracia es, en muchos casos, una ilusión que contrasta con la realidad de quienes no tienen voz en los procesos que determinan sus destinos y que realmente cumple funciones de dominación y hegemonía.
Al carecer de industria o de unidades de producción agrícola comercial, solo agricultura de subsistencia, los países pobres no generan la plusvalía que les permita al ser acumulada, ir elevando el nivel de vida de la población. Este proceso empobrecedor se rompe solo si se inicia un programa constante y permanente de industrialización. Es una industrialización salvadora. Pero no será automático ni meramente técnico.
Se requiere por lo tanto, lo que planteamos inicialmente, el desarrollo de un proyecto o programa global de industrialización que modernice sistemáticamente toda la estructura del Macroestado Global, diluya la estructura bi polar del mercado mundial y abra amplias avenidas, como quería Salvador Allende, por donde transiten libremente en la modernidad los pueblos del mundo, con bienestar y paz.
La transformación del Macroestado Global capitalista por medio de la industrialización es una necesidad de orden frente al caos y se requiere voluntad política y movilización social.
Las luchas deben articularse en una perspectiva global, creando alianzas entre movimientos, partidos, organizaciones y ciudadanos. Será a través de esfuerzos colectivos podremos avanzar hacia un futuro donde la pobreza y la desigualdad sean problemas del pasado, y donde el desarrollo y la libertad puedan ser disfrutados por todos, sin distinción.
Oscar Rodríguez Estrada 28 de diciembre de 2025