Los pobres son la vía eterna para que alcancen el poder los llamados "salvadores del pueblo"

Creo que uno de los grandes problemas de las sociedades está en la contradicción teoría - práctica.
El discurso de los que asumen la dirección política y lo lejos que se sitúan de el cuando ejercen el gobierno o la dirección del Estado, rompe la expectativa de la movilidad social.

Hay prácticas crueles e injusticias bárbaras para mantener el poder. Hay quienes dirigen sus estrategias hacia el control económico para perpetuarse en el mandato, hay quienes se basan en las religiones para sojuzgar a las mayorías manipulando su fe y creencias religiosas. Pero el eje transversal en los procesos de las civilizaciones ha sido el manejo de las necesidades humanas y la promesa eterna de combatir la miseria y la pobreza.

Se utilizan retóricas de engaño para así convertirse subjetivamente dentro del pensamiento colectivo, en los "salvadores ", pero el afán por el poder, más bien los convierte en tiranos. Considero al personaje José Tomás Boves, el sanguinario antipatriota en el proceso de independencia de Venezuela , como el primer líder de las masas populares en rebelión, quien ofrecía a los pobres los bienes de los hacendados. A Boves lo seguían miles de descamisados, pardos y negros esclavos o libres.

Su consigna "muerte a los blancos, reparto de sus bienes" aún está vigente, es la médula de los programas de gobierno, de otra forma, en otro contexto y otra época.

Los empresarios e industriales que mueven la estructura productiva, cuando son expropiados se rompen los eslabones de la cadena de producción bienes y servicios y los que tienen en sus manos los gobiernos, los sustituyen y se apoderan de la infraestructura manufacturera convirtiéndose entonces, estos, en los neo-ricos, pero con la gravedad que no construyeron nada en la cadena económica del desarrollo ni están capacitados ni tienen la experiencia para producir nada.

La narrativa del "pueblo en el poder", se constituye en un sofisma, cliché válido para los allegados , funcionarios, líderes políticos y familias de los que se apoderan de las riendas de un país, se enriquecen, viven tanto o más acaudalados de los que fueron desplazados por la fuerza y autoridad del nuevo Estado y un nuevo sistema. La entelequia del país de la felicidad y la igualdad, queda sembrada psicológicamente en las masas populares como una constante búsqueda en el aprendizaje de la sobrevivencia.



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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

 orlandobalbas27@gmail.com      @orlandobalbas

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