Acerca del 16º Congreso del PCV (III)

Retaguardia oportunista vs. destacamento de vanguardia

El reconocimiento de la degradación metastásica –comprobada en el artículo anterior– que le ha provocado la camarilla del Buró Político al Partido Comunista de Venezuela (PCV), enlodando además su gloriosa y combativa historia, no debe llevar a una actitud fatalista.

La militancia de base y los dirigentes regionales honestos que no se han dejado corromper, así como miles de trabajadores, armados con optimismo, conocimiento de la realidad y el acervo marxista-leninista, debemos asumir la reconstrucción revolucionaria del PCV.

DESPROLETARIZACIÓN

A menos de que sea una franquicia o un tinglado –de los que tanto abundan en Venezuela–, los comunistas entendemos que un partido político debe representar los intereses de una clase social y, por ende, nutrirse de ésta para conformar sus instancias de dirección.

En el caso del PCV, el Congreso es el máximo organismo de dirección, cuyos integrantes se eligen en representación de la militancia.

Si, como dicen los Estatutos, el PCV «es el Partido Político de la clase obrera, su vanguardia, su forma superior de organización», entonces esto ha de verse reflejado, por ejemplo, en el Congreso.

Tomando como muestra el 4º Congreso (1971), su composición social fue: 49,7% de obreros, 14% de campesinos y 17,3% de capas medias profesionales[1].

En mi opinión, nada mal que casi la mitad de los delegados fuesen de la clase obrera y que, junto a los campesinos, constituyesen el 63,7%, mientras que todas las capas medias sumaron el 30,3%.

Pero, si observamos la composición social del 15º Congreso (2017), fue: 15% de obreros, 3% de campesinos y 61% de capas medias profesionales[2].

Pues sí, sólo 15% y ni sumándole a los campesinos llegó siquiera a 1/5 de los delegados, mientras que todas las capas medias constituyeron el 80%.

TRAICIÓN E INCAPACIDAD

A quién podrá sorprenderle que los datos para el 16º Congreso sean aún peores, si es que continúan exactamente los mismos personajes que hace más de 20 años –subordinados seguidistamente a las líneas de Miraflores– traicionaron abiertamente el sindicalismo clasista y desmantelaron la Central Unitaria de Trabajadores (CUTV), fundada en 1963.

Está sobradamente demostrado que nada dirigido por la gente de este Buró Político (BP) ha sido –ni podrá ser– aglutinador, convocante, unitario o relevante.

Por mencionar sólo cuatro instancias directamente enfocadas a los trabajadores: Comisión Nacional Obrero-Sindical, Corriente de Trabajadores «Cruz Villegas», Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora (FNLCT) y recientemente, de nuevo, las siglas de la CUTV; todas son comandadas simultáneamente por Pedro Eusse, quien, además de sus conductas personales, sólo conoció un trabajo asalariado hace más de 30 años, en una pollera, y jamás perteneció a algún sindicato.

Si no dirigen prácticamente ningún sindicato en el país, las células de empresa son casi inexistentes, y las políticas que plantean son superficiales y tardías, ¿cómo podría esperarse que la clase obrera reconozca al PCV como su Partido?

OBREROS PROBADOS

El referencial dirigente comunista Álvaro Cunhal insistía en una «regla de oro»:

«La mayoría obrera en los organismos de dirección es una importante garantía para que el Partido se mantenga fiel a una ideología y a una política de clase»[3]

Sin embargo, al mismo tiempo alertaba acerca del peligro de «una identificación esquemática del origen social obrero con la conciencia política», ya que el «origen social» no genera mecánicamente «conciencia política», por lo que aclaraba: «hay intelectuales con conciencia política proletaria y obreros fuertemente influidos por la ideología burguesa

Por eso, cuando el Informe del Comité Central al ya referenciado 4º Congreso enfatizó sobre la línea de «¡Proletarizar al Partido!», puntualizó:

«Obreros y campesinos probados en la actividad práctica, deberán ser educados por el PCV para que tengan éxito en el desempeño de labores de Dirección en todos los niveles.»

Es de entender que si unos «cuadros», sean obreros o intelectuales, a lo largo de décadas ya han demostrado ineptitud en la actividad práctica y un desempeño deficiente en las labores de Dirección, deberán ser relevados cuanto antes.

CLARIDAD Y CONFIANZA

En un reciente documento ya advertíamos:

«Cada capa pequeño-burguesa que se haga presente con fuerza suficiente en el Partido Comunista, tenderá automáticamente, a menos que sea detenida a tiempo, a desarrollar su propia variedad de oportunismo, en correspondencia con sus características, intereses y perfiles»[4]

La creciente descomposición política y moral de los cabecillas del BP los ha llevado a constituirse en una corriente aburguesada y reformista, apegada al modus vivendi al que se acostumbraron. Pero nosotros asumimos la misma confianza de Lenin:

«[…] la retaguardia oportunista será "relevada" por un verdadero destacamento de vanguardia de la clase más revolucionaria.»[5]

* * *


[1] «Informe de la Comisión de Credenciales», en PCV, Cuarto Congreso. Documentos y resoluciones, Secretaría Nacional de Propaganda, Caracas, 1971.

[2] Tribuna Popular, Nº 2.980, 6 al 26 de julio de 2017.

[3] Álvaro Cunhal, O Partido com Paredes de Vidro (1985), Editorial Avante! SA, Lisboa, 6.ª edição, 2002.

[4] «La organización marxista-leninista», 13ª Conferencia Nacional del PCV (2014).

[5] V.I. Lenin, «¿Qué hacer?» (1902), en V.I. Lenin, Obras escogidas en doce tomos, Tomo 2, Editorial Progreso, Moscú, 1973.



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Carlos Aquino G.

Dirigente del Partido Comunista de Venezuela PCV. Analista político. Periodista de investigación.

 caquino1959@gmail.com

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