Sin temor a la verdad (IV)

Conductas acomodaticias, oportunistas e hipócritas

Cual disco rayado, varios acérrimos defensores de los caudillos del piso 2 del edificio Cantaclaro continúan insistiendo con la babosada de pretender hacer creer la fábula de un inverosímil «plan coordinado» entre la dirección del PSUV y yo.

Esto a pesar de que no hubo en el Buró Político ningún miembro que fuese, desde los tiempos en que Chávez vivía, más descarnadamente crítico con el Gobierno nacional y sus principales exponentes, y por consiguiente con el seguidismo gobiernero que se impuso al conjunto del Partido.

De todas maneras, pienso que ya con el artículo anterior quedó ratificada la absoluta imposibilidad de cualquier tipo de contacto, articulación o coordinación de mi parte con esos nefastos seres.

Claro está, esa posición de principios incluye a los tránsfugas[1], de la calaña de Jesús Germán «Xuman» Faría, María León, Carlos Del Vechio, Tatiana Delgado, Euribes Guevara, David Velásquez, «los Niño», y demás personajes y dinastías que corrieron tras las migajas que dejaba caer el chavismo, embriagados y embrutecidos con el quimérico «socialismo» de esta supuesta «Revolución», y de paso inflando sus cuentas bancarias.

EL QUID DEL PROBLEMA

Pero, el asunto es que en 2007 no se detuvieron el oportunismo político, la deriva ideológica y el debilitamiento orgánico que cada vez más hemos sufrido en el PCV durante los últimos 15 años.

El problema es que, por distintas razones, en su momento no se fueron todos los que debieron irse, se quedaron a pesar de insistir en que «debemos estar en donde estén las masas, y las masas están en el PSUV», y teniendo en el liderazgo chavista sus referentes de rumbo y actuación.

De ahí que progresivamente se hayan reproducido y aplicado en el Partido, todavía hasta hoy, las formas y estilos personalistas, autoritarios y demagógicos del Gobierno y sus voceros.

TREMENDO CARADURISMO

Honestamente, da pena ajena cuando quienes eran cómplices, avaladores y/o beneficiarios de ciertas prácticas, luego, cuando se deslindan del socio, las critican con el mayor caradurismo asumiendo una pose de doncella inmaculada.

Eso es una conducta acomodaticia, oportunista e hipócrita.

Por ejemplo, el «Reglamento Interior y de Debates» de la Asamblea Nacional (AN), desde el 22 de diciembre de 2010, establece (artículo 73):

«[…] el tiempo para la discusión y aprobación de cada punto del Orden del Día no excederá de dos horas, debiendo distribuirse dicho tiempo en forma proporcional al número de diputados y diputadas pertenecientes a cada organización política […]»

También se le dio carácter incuestionable a la atribución del presidente de la AN para retirar el derecho de palabra a un diputado, y se incluyó la posibilidad de privar del derecho de palabra «hasta por un mes» (artículos 71 y 76).

Pues todas esas incorporaciones fueron apoyadas y votadas entusiastamente por el diputado Oscar Ramón Figuera, quien disfrutaba de trato preferencial por parte de la dirección del PSUV, hablando cuando y cuanto quería, y celebrando cada vez que se mandaba a callar a diputados de oposición.

Hoy le aplican la misma dosis que él antes celebraba. Al ser un solo parlamentario, cuando mucho le corresponderían 26 segundos para hablar, y lo ningunean como a cualquier mocoso.

Otro ejemplo es el referido a los medios de comunicación y recursos del Estado.

Para los cabecillas del Buró Político (BP) todo estaba bien cuando ellos eran consentidos y recurrentes invitados de VTV, con un discurso legitimador del Gobierno y sus políticas, diferenciándose en casi nada de voceros del PSUV, y sin reclamar que ese debía ser «el canal de todos los venezolanos», abierto a las diferentes opiniones, o que tenía que respetarse el derecho a réplica.

Y más escabroso es el tema del uso de recursos del Estado en beneficio de una organización política, porque recibirlos es tan ilegal como otorgarlos, por eso ni al BP ni al Gobierno-PSUV les interesa o les conviene alborotar ese avispero.

Sobre eso, sólo ha trascendido lo de unos carros en 2015, cuando Diosdado era presidente de la AN; pero esa es la punta del iceberg, ya que si alguno sigue jalando de ese hilo saldrían a relucir más de un alcalde de Caracas, varios encargados del Minci y de otros ministerios, unos cuantos exgobernadores oficialistas, exalcaldes de ambas toldas, y un sinfín de funcionarios altos y medios.

De ahí que, con indisimulado caradurismo, ahora que está destetado, este BP se volvió denunciador feroz del desvío de recursos y bienes del Estado, y vocifera que «jamás ha sido financiado, ni ha recibido dinero alguno de ningún Gobierno».

LA LISTA SIGUE

Ojalá llegase sólo hasta ahí la conducta acomodaticia, oportunista e hipócrita de los cabecillas del BP, pero, como en otros aspectos, su prontuario es mucho más largo:

Como si en verdad representaran un purismo aséptico e impoluto, actualmente etiquetan como «pacto de élites» a cuanto mecanismo de diálogo se asoma entre los que ahora denominan «Gobierno entreguista» y la «derecha colaboracionista».

Sin embargo, en abril de 2014, participaron y promovieron, sin ningún asco, uno de esos procesos de diálogo, y además con lo más rancio de la derecha y de la MUD.

Como si ellos hubiesen estado comprando kerosén en esos momentos, ahora tildan de «neoliberales» las medidas económicas de 2018.

Pero resulta que, en octubre de 2018, llamaron con insistencia a «defender las políticas que el Gobierno ha venido decretando y que favorecen a los sectores obreros, populares y campesinos».

Como aspiran a que se crea el discurso de que había «autonomía» frente a las directrices del PSUV, quisieran que se olvidara que siguieron subordinadamente, durante casi cuatro años, la línea de no reconocer la AN «en desacato» y no asistir a las sesiones del parlamento.

Y más todavía que luego, sin chistar, acataron el «Acuerdo de la Mesa de Diálogo Nacional», de septiembre de 2019, referido a que «se reincorporarán a la Asamblea Nacional la fracción parlamentaria del PSUV y las fracciones aliadas del Gobierno bolivariano.»

Como si no fuese suficiente, en enero de 2020, de la mano del PSUV, apoyaron a la entonces buena «oposición dialogante» de Primero Justicia, Copei y Voluntad Popular para la Junta Directiva de la AN, y Oscar Ramón protagonizó un papelazo junto a Francisco Torrealba (jefe de bancada y hoy ministro del Trabajo).

Y así, como para poner la guinda al pastel, en febrero de 2020, desde la tribuna de oradores, Oscar Ramón hizo un efervescente exhorto a la ultraderecha para que atendiera los llamados del presidente Maduro «para intentar construir una salida concertada», y que «no agredan innecesariamente a quien no le corresponde».

* * *

 


 

[1] «Persona que abandona una organización política […], para pasarse a otra generalmente contraria», sinónimo de «desertor» («Soldado que desampara su bandera.»). RAE, Diccionario de la lengua española, 23ª edición, 2014.

 

 



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Carlos Aquino G.

Dirigente del Partido Comunista de Venezuela PCV. Analista político. Periodista de investigación.

 caquino1959@gmail.com

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