Guerra atómica versus utopía: El momento de la rebelión mundial

La guerra mundial es un hecho; Ucrania, un eufemismo. Putin irresponsable amenaza con armas nucleares y la OTAN de Estados Unidos pasa al frente en las palabras destempladas de Biden, con amenazas similares. El absurdo de la destrucción mutua como defensa, la destrucción total. La vesania colectiva. Occidente provee más sofisticación tecnológica para la muerte. Oriente prueba. El sacrificio de Ucrania y de quienes en Ucrania viven este destino es el modelo. Una guerra sin ganador posible. La ilusión pírrica de Vietnam está desactualizada. La lógica de Atila.

¿Cómo tanta mediocridad tiene tanto poder destructivo? Los dos grandes arsenales nucleares del mundo ponen el mundo ante su fin. La sola amenaza es inaceptable. Las probabilidades llegan a ser cuando están en movimiento. Faltan unos segundos para la medianoche. ¿Y qué dice la comunidad científica, en parte culpable de esta aberración anti civilizada? Esta no es la Europa de la cultura, sino la del capitalismo mundializado devenido fascismo. Diversas formas de autoritarismo enfrentadas. Las bestias apocalípticas enseñan sus dientes. La destrucción nuclear se arroga el derecho de la palabra. Vanas son las parcialidades y las luchas parciales. Rusia es producto de lo peor que fue. Norteamérica, una violenta sombra imperial y todavía pretende. China, como siempre, espera de a gota. Una nueva geopolítica surgirá de las ruinas, si ruinas quedan.

La amenaza nuclear en acción reduce toda otra amenaza, pero tantas todavía existen. Todo se opaca, se hace insignificante. El fin no es teoría conspirativa ni ciencia ficción, sino una opción en dos precarias sílabas mal pronunciadas. La contradicción de las fuerzas productivas del capitalismo no conllevaba a su superación, sino a la destrucción del planeta. Un error de cálculo, un optimismo humanitario. La libertad del mercado subsumió toda libertad y pone la fraternidad a peso. Todo comprometido en la decisión de tan pocos, tan incapaces, tan limitados. La ferocidad de la industria armamentista devora futuros. La banalidad sin parangón de los mil-millonarios flota sin gravedad. Branson, Bezos, Zuckerberg: ¿qué tienen en los ojos estupidizados? No saldrán del planeta a tiempo, al menos eso. La vida de Soros acabará igual que la del famélico infante de Yemen. Igualados en su suerte el refugiado ucraniano y el africano rechazado. El fin de la historia como fin de la vida. Una vez más, Alemania quiere dar el tiro de gracia. El fracaso colectivo de una civilización prepotente, de una cultura asesina. Una humanidad deshumanizada agoniza.

Sólo la utopía puede salvarnos, y quizás el otro topo, el viejo topo saque la cabeza, donde reina la oscuridad. Es la implosión del capitalismo mundializado. El fracaso de los Estados modernos. Los falsos equilibrios hicieron más desigual la historia. El dios de la guerra ciega a quien no quiso verlo. Una posverdad como cualquier otra. El desengaño religioso, la falsa moral, el doble rasero. La tecnología devenida en amenaza. Sólo la utopía puede salvarnos. Un aquí en alguna parte por construirse. Un cambio súbito de las relaciones humanas, del ser juntos. Una ideología para la vida. La vida al poder.

Aunque no se desate la guerra nuclear, tan cerca. Aunque no haya errores voluntarios o involuntarios, tan posibles. Aunque no revienten las centrales atómicas, ya heridas. Aunque no desaparezca Ucrania en su propio teatro. Aunque esta locura se detenga en algún momento y ese momento no llegue tarde. Ya todo será circunstancial. Todo precario. Solo la utopía puede salvarnos. Lo que no ha sido, lo que no impera. Sólo una lucha general anticapitalista, antiimperialista, antiautoritaria. Ante el doble abismo ruso-norteamericano, solo otra suerte de dados. El enemigo de la vida convertido en "clase" política. Ante la muerte que se anuncia, el silencio quemado de la muerte, un grito se levanta, una vez más y pide lo imposible. Que lo posible abrió definitivamente los portones del infierno.



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Alejandro Bruzual

Alejandro Bruzual es PhD en Literaturas Latinoamericanas. Cuenta con más de veinte publicaciones, algunas traducidas a otros idiomas, entre ellas varios libros de poemas, biografías y crítica literaria y cultural. Se interesa, en particular, en las relaciones entre literatura y sociedad, vanguardias históricas, y aborda paralelamente problemas musicales, como el nacionalismo y la guitarra continental.


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