Negar la realidad de esos barrios, es negar el impacto del capitalismo en nuestra sociedad

(Aclaratoria: la Constitución Bolivariana fue hecha para impulsar una revolución sobre una base legal, pero una revolución social. A pesar de haber filtrado trampas para justificar la supremacía de lo privado por encima del interés social, cuenta con lo suficiente para adelantar una revolución social socialista. Sin embargo las demás normas y leyes, en su mayoría reflejan el orden, la estructura de la sociedad estratificada oligárquica, burguesa, o de ideología burguesa que extiende su hegemonía y que conviene al capitalismo. Vivimos todavía defendiendo la vieja sociedad, la vieja ideología a través de la defensa de sus leyes y normas más retrógradas)

Es lo que se llama un "problema estructural", la causa que origina a esos grupos violentos, mercenarios, es la estructura del capitalismo, no se trata de otra estructura, no se trata de una sociedad más o menos justa, es una sociedad estructurada en clases sociales, bastante estratificada, una estructura de injusticias que conserva de forma disimulada un sistema esclavista, disimulado de libertad ¡No hay que ser sociólogo para darse cuenta que un pobre, un ser marginal, tiene reducida su acción de vida, y que una manera de ampliarlo es la violencia, la delincuencia, es rompiendo la norma hasta donde pueda!

La delincuencia solo busca aquello que codicia, y la liberación de su clase marginal y pobre no es lo que desea o codicia, éstas son apetencias irracionales, no planes de liberación o revolución social, "cambios estructurales" y etc. Y esto que codicia es equivalente al modelo de felicidad de los ricos y famosos, no se diferencia en nada. Podemos decir que hay dos formas de romper la norma, una es haciendo una revolución social para sustituirla por otra ley más justa, y la otra es delinquiendo, sin otro propósito que las satisfacciones personales del delincuente – donde quizás hay unas más nobles que otras: desde las más estúpidas, como la de emular a los ricos, hasta la de poder vivir sin trabajar en otra cosa que no sea en el propio proyecto personal: el arte, por ejemplo –.

El gobierno descubre una trama de conspiración de la derecha alineada con la Casa Blanca y Colombia, que incluye un magnicidio, en los últimos acontecimientos protagonizados por delincuentes de barrios, por pranes de barrios, el plan "Fiesta de Caracas". Pero no se puede tapar el Sol del capitalismo con ese dedo; los pranes están ahí, el barrio está ahí, la desigualdad, la injusticia, la represión de las policías, los privilegios y privilegiados cada vez son más. La motivación "básica" para cometer actos lesivos a la sociedad está en la posibilidad que existe en ser uno de esos privilegiados, que pueden ostentar de sus posesiones sin ser perseguidos y puestos presos. Nada ha cambiado, el egoísmo mezquino sigue enseñoreado en la consciencia colectiva, la guerra del "todos contra todos" está intacta, esa conspiración que denuncia el gobierno no es en contra del socialismo y de una estado de justicia social, es otro acto de mezquindad que se suma al "sistema" egoísta y mezquino aupado por el madurismo.

Si por lo menos estuviéramos protegiendo un territorio socialista, un ensayo socialista, un Estado que quiere ser socialista, pero no es así; tanto el barrio padece de abandono capitalista (además del desempleo, la mano de obra barata padece el capitalismo) como la sociedad en general, hastiada de necesidades, de promesas y de elecciones. Esa pomposa denuncia de Jorge Rodríguez acerca de conspiraciones y magnicidios es otra forma de distraernos, de desviar la atención de la injusticia social, de los bodegones, de los "nuevos" inversionistas y "nuevos ricos", de las leyes capitalistas neoliberales, las recientes normas que regirán para las zonas especiales.

Así muchos se resistan a creerlo, estos pranes violentos, jefes en sus barrios son una respuesta social a la injusticia social, una válvula rota, que, con o sin conspiraciones torvas, se irán multiplicando, hasta que estalle el sistema completo. No hay conspiración que distraiga a la sociedad de estallar. No se puede culpar a Leopoldo López de lo que va a suceder en un futuro anunciado, o de ser más malvado que esto que vivimos hoy. Esta irresponsabilidad ha sido la constante del madurismo, disimular las faltas, incluyendo las mentiras, y culpar luego a otro. Los conspiradores existen, eso es cierto, pero no vienen para salvarnos del capitalismo, porque eso es lo suyo; pero tampoco del socialismo, porque ésto que vivimos no es socialismo, es capitalismo colonial y neoliberal avergonzado del socialismo.

¡CHAVEZ ES SOCIALISMO! ¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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