Estrategia de control demográfico o de maquiavelismo del sistema

Decía Albert Einstein que era imposible que Estados Unidos no tuviera metida las manos en todo. Somos gobernados, nuestras mentes amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, nuestras creencias religiosas estructuradas, en gran medida por hombres de gran poder económico, político, religioso, dueños de masivos medios de comunicación, que alienan nuestro cerebro. El escritor francés Sylvain Timsit comenta que una de las estrategias utilizadas con mayor frecuencia por las élites políticas para manipular y controlar a las masas es Fomentar la distracción para desviar la atención de los conflictos económicos, políticos y sociales de un país, o del mundo. Observemos cómo se ha propagado recientemente la epidemia, ahora pandemia, del Coronavirus. Expertos en el tema de armas bacteriológicas aseguran que este virus fue creado por el imperio para controlar las políticas económicas del gobierno de Xi Jinping, para "librar una guerra económica contra China"; así mismo fue la pandemia A(H1N1), sin pasar por alto que se han desclasificado documentos donde se revela que el virus del VIH fue creado en laboratorios militares de EE.UU. Por supuesto, ellos aplican la otra estrategia de Timsit: crear los problemas y también las soluciones. ¿Con qué fin desvían nuestra atención? ¿Este tipo de estrategias son una confabulación para mantenernos distraídos de lo realmente importante? ¿Tendrá que ver con la carencia de alimentos que no cubre a la población mundial, sobre todo a la más vulnerable? ¿O tal vez es el agua, el vital líquido que amenaza con agotarse? Según la ONU más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua ¿O tal vez del petróleo, cuyas reservas se agotan y es causa para generar guerras entre países o sanciones económicas contra otros? ¿Por eso será que inoculan epidemias; nos rocían venenos alrededor del planeta para infectarnos, enfermarnos; generan guerras para "llevar la señora democracia", para reducir la población mundial?

El poder oscuro avanza con su dominio sobre este planeta, cada día los controladores inventan nuevas formas y fórmulas para controlar el crecimiento de la población. El control demográfico es una estrategia de los ricos, es la herramienta maquiavélica del sistema capitalista. El padre de este control se le adjudica al Reverendo Thomas Malthus, nacido en el siglo XVIII, quien creía que los humanos siempre se reproducirían más rápido de lo que la tierra es capaz de alimentarlos. Existen obispos, sacerdotes, sotanás, que piden el fin del celibato, limitar los derechos de la mujer y defienden la pedofilia. Desde los años 60, el Banco Mundial, la ONU, fundaciones estadounidenses como la Ford, el presidente Lyndon Johnson, consideraron que la sobrepoblación era la principal causa de degradación ambiental, el lento crecimiento económico, la inestabilidad política. Sin embargo, la aberración de estos controladores no termina aquí: en el año 2017, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en un discurso a la nación, desgrana el Plan del Nuevo Orden Mundial", criticó a los líderes del mundo por su plan diabólico de reducir deliberadamente la población del planeta a costa de vidas inocentes, mutilando los genitales de niños porque éste un día se siente niña; han impuesto el terrorismo atacando su propia cultura y a consciencia imponiendo la violencia, el miedo y la guerra, llevando el Islam a otras naciones; es decir, llevando el terrorismo y el deliberado intento de homosexualizar a la población. Lo hacen para aprovecharse de los débiles, llenaron la mente de los jóvenes de basura, naturalizaron el cambio quirúrgico del sexo. En este sentido, se aprovecharon de una sociedad que ha sido oprimida, a sabiendas de su estado emocional, pretenden cambiar su condición natural, contrariando el hecho de que la heterosexualidad no existe, que es una construcción social, solo con el fin de reducir a la población, ya que una sociedad homosexual no podrá reproducirse; en función de ello, su resultado será la disminución de la población mundial, para lograr estos fines han generado una guerra entre hombres y mujeres, muchachos que se niegan a pensar por sí mismos, les lavaron su cerebro para que no indaguen sobre el porqué de las cosas. Toda esta situación bajo la complacencia de la ONU.

Mi postura, como la de Putin y la de muchos ciudadanos, es la del respeto y amor por nuestros semejantes. No soy homofóbica, ni privilegio más a una persona por ser heterosexual, todos los seres humanos por alguna razón estamos aquí en este plano cumpliendo una misión de vida. Muchos de estos jóvenes y adultos son discriminados por su entorno por su condición sexual, quien critique la misma y genere odio contra ellos son despreciables. Igual pasa con la población islámica, a pesar de mi postura antireligiosa, merecen respeto también. No obstante, no se puede tolerar que el imperio esparza esta religión para controlar naciones, llevando terrorismo por una falsa libertad, o imponiendo a los evangélicos a través del voto para dominar masas. No se puede aceptar que desde la iglesia se avale a la homosexualidad disfrazada de pedofilia para tapar los actos aberrantes de quienes ayer y hoy han hecho de la religión un instrumento para engañar inocentes para luego hacerlos sentir culpable. Apoyo la lucha de los derechos humanos que llevan a cabo los movimientos homosexuales, bisexuales, en fin, porque como seres humanos en su esencia merecen ser escuchados y respetados; pero impedir el crecimiento de la tasa de natalidad desde la homosexualidad y el lesbianismo es una estrategia delicada. Es importante que se entienda que el propósito de los poderosos es controlar a las masas, reducir a la población a costa del mismo ser humano; es decir, del ser humano contra el ser humano, el maquiavelismo total, salvaje, contranatura, anticristiano. Se trata de silenciar a la población mundial porque una especie de nuevo orden mundial nos están imponiendo y no nos damos cuenta. Por supuesto que esta reducción demográfica no la darán nunca en su espacio geográfico, sino en los países pobres como el África, en América Latina, o en países que no acepten las imposiciones económicas y tributarias del imperio, como China.

Tal vez porque el fin del dólar se aproxima, o porque el capitalismo empieza a desplomarse; tal vez porque el imperio está perdiendo el control de la guerra con sus aliados para apropiarse del petróleo. EE.UU. prefiere invertir un dólar en control de la natalidad que diez dólares en ayuda al desarrollo. El mundo tiene recursos suficientes para garantizar el bienestar a todos sus habitantes, el problema radica en la justa distribución de la riqueza, y esto solo será posible en un sistema socialista, ya que garantiza el bienestar de la población, respeta la libertad de posturas de sus ciudadanos, no convalida el terrorismo bajo ninguna forma ni la imposición de religiones para tener el control de su población. El socialismo pregona la verdadera libertad del Ser, de la consciencia, del espíritu. El capitalismo es la esclavitud del ser.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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