Los problemas de la economía feminista y la revolución socialista

Partiendo de la trilogía de las interrogantes: ¿Consideras que el sistema económico se construye sobre la desigualdad de género?¿Es una economía hetero-patriarcal?, ¿En que medida observas ataques a la sostenibilidad de la vida en tu contexto?¿Quien asume esa responsabilidad y como lo hace?, En que medida observas ataques a la sostenibilidad de la vida en tu contexto? ¿Hablarías de un conflicto capital-vida?, intentaremos ensayar la respuesta, a modo de explicar el drama humano en el capitalismo, la tragedia de la familia, la frustración de los jóvenes y el fardo que recae sobre la mujer y porque no, sobre el mismo hombre, doblemente explotado.

El sistema económico venezolano es un sistema de relaciones sociales que nace bajo el sello de la dominación colonial, ésta política destruyo los lazos naturales de la economía comunal, los vínculos naturales, solidarios, cooperativos que hacían posible la vida social, la convivencia humana, la subsistencia del individuo y sus congéneres, la armonía natural del hombre y la mujer con la naturaleza y con la sociedad. Este momento histórico es en América Latina y el Caribe, el régimen aborigen comunal indoamericano, más tarde también patrimonio afroamericano.

Con la dominación colonial del imperio de España, del papel hegemónico en nuestro Continente, en especial en Venezuela, la vida y el trabajo repartido entre el hombre y la mujer aborigen se distorsiona, sufre los efectos de la transculturización europea, los hombres se ven obligados al trabajo duro, y las mujeres reducidas al trabajo domestico, fueron rechazadas en su papel de vida útil para la sociedad, para la economía pública, reducidas al hogar bajo un esquema de dominación similar al europeo, la mujer dominada por el hombre blanco.

Se acaba la igualdad del trabajo comunitario, ahora surge una división del trabajo sexual y social que se va a extender a lo largo de la independencia, se reproduce a lo largo del tiempo, hasta llegar la III República, llegando incluso hasta la IV República donde el papel de la mujer sigue siendo sometida por voluntad propia o enajenada jugando un papel de servidora útil, mano de obra gratuita para la familia primero y para la sociedad, en especial desde el hogar donde ejerce trabajos de cuidadora de la progenie (como fuerza de trabajo), procesadora de alimentos, limpieza y aseo, educadora y por si fuera poco aún más servicial a todo tipo de solicitud de la familia y el hombre en sus fantasías sexuales como esclava huyendo del tormento laboral, las féminas son trabajadora las 24 horas.

Muchas de estas actividades para la sociedad moderna, en el capitalismo no han sido reconocidas, las han dejado al ámbito privado, no las socializa la sociedad, les ha parecido mejor economizar costos, o en su defecto crear espacios de servicios privados, pero en modo alguno, erogar de parte del Estado gastos sociales alguno para satisfacer tales necesidades de la familia de modo pues; permitan la emancipación y por ende la liberación de la mujer. En Venezuela aún esta tarea está planteada, falta crear las economía de servicios, guarderías gratuitas, recreativas en tareas dirigidas, comedores, lavanderías, entre otros servicios para que se pueda restablecer la igualdad del género y la libertad social..

El capitalismo venezolano ha privatizado estos servicios, son servicios cautivos, limitado a la clase de los ricos, los pobres no pueden pagar tales servicios, por tanto se ven obligado a solicitar apoyo a la familia, a las abuelas, las madres, tías, sean maternas o paternas, siempre las mujeres y en menor medida hombres ya en avanzada edad quienes apoya pese a la fragilidad y vulnerabilidad de la salud en que se hayan. El sistema económico pese a que ha incorporado a la mujer al trabajo, las han proletarizado, sabiendo que ellas realizan actividades muchas mas actividades y mas veces menor remuneradas.

¿Porque se construyen este sistema de desigualdad de género? es debido a reproducir un poder dominación, una economía patriarcal, un sistema que sostiene el dominio colonial, tradicional a imagen del mundo animal, del dominio del macho sobre la hembra, socialmente es un mundo de ventaja a favor del hombre, una sociedad que sostiene la hegemonía patriarcal, limitando a la hembra a la crianza, a liderar el hogar, los oficios del mismo, asumir corresponsabilidades del hombre en el hogar, aumentando la carga social sobre las mujeres.

Por todo lo anterior; requerimos feminizar la economía, liberar sus espacios, proveerla de servicios, equiparla, dotarla de espacios de libertad a la mujer, al mismo tiempo de dotar a los hombres de servicios que hagan libre el trabajo social, al servicio de la producción social, por supuesto el capitalismo evade la libertad, recarga el trabajo, lo esclaviza, mantiene ocupado el pensamiento, los sentimientos en los quehaceres del hogar y del trabajo de parte de la mujer y del hombre, en cambio a los hombres los impulsa a evadirlos, les ofrece diversión, alcohol como también escapismo sexual.

La economía capitalista se sostiene en el control femenino, subordinado a la ideología patriarcal, el sometimiento sexual, la manipulación de la imagen seductora femenina, la colaboración de estas para el dominio del hombre, del trabajador, distraerlo de la libertad real, prostituir sus ideas mediante mensajes subliminales de la publicidad sexual, orientados al consumismo, a la disolución social del matrimonio monogámico. El capitalismo no solo destruye a la familia monogámica, destruye las bases de la familia moderna, toda la evolución humana, los fundamentos de la vida social, aquí se presenta la contradicción acumulación del capital y la vida.

La crisis económica del capitalismo, de esa base material, de la familia, de los medios de sustento, de la sostenibilidad de la familia, induce a la disolución de la familia, arroja a los hijos e hijas a la pobreza, a vender desde temprana edad su fuerza de trabajo, en trabajos de baja remuneración, sin protección social, a desempeñar trabajos informales sobre todo en los mercados informales, pero también en los formales, donde somos testigos de vendedores de bolsas plásticas, de golosinas, de limpiadores de zapatos, auxiliares en carritos de los empaques de compras, vigilantes de estacionamientos, colectores de autobuses, escarbadores de basura, sin hablar de prostitución infantil y trata de blanca en la emigración, etc.

La familia en el capitalismo de los países subdesarrollados, amenazada por la insuficiencia de la canasta básica de alimentos, los niños, niñas y hasta los jóvenes abandonan las aulas, las escuelas, las universidades, procurando sostener el hogar, la vida en la vivienda, siendo solidario con el padre o la madre, renunciando a vivir las épocas propia de sus edades, la felicidad de cada edad, de crecer y jugar, sin preocupaciones en los fundamentos materiales para la vida.

En Venezuela, desestabilizada por la contrarevolución neoliberal, somos testigos de agresiones económica al salario, a la canasta de alimentos, se hace difícil la sostenibilidad alimenticia, el vestido, el estudio, la salud, la misma vivienda, el dólar ataca el poder adquisitivo de los miembros de la familia, se menoscaba, se erosiona y evapora, la mujer triplica su trabajo, los hijos salen del hogar, los hombres frustrados por no poder sostener su vida familiar, su hogar, terminan abandonando su espacio, más aún si cae por desgracia en el desempleo.

De modo pues que el modelo de acumulación de capital, de ganancia y el lucro, de plusvalía, interesado en su sostenibilidad rentista, en su productividad económica se superpone sobre los fundamentos de la vida, de la convivencia, destruye los lazos sociales, los lazos naturales, los precios juegan este rol, disparan contra la vida familiar, contra los derechos de disfrutar de los bienes terrenales, de bienes dignos para satisfacer las necesidades básicas. La mujer al igual que el hombre debe y tiene que luchar por el derecho a la sustentabilidad y sostenibilidad de la familia, a crear una sociedad equitativa y justa, a equiparla de tiempo libre para todos y todas, creando servicios sociales, de producción social, acatar la corresponsabilidad de las tareas del hogar, activar la solidaridad colectiva, cooperar en el trabajo de los cuidados familiares, el procesamiento de alimentos, limpieza y aseo, lavandería, reparaciones menores, jardinería ecológica, etc.

El socialismo frente a estas necesidades, en especial el socialismo bolivariano, contextualizando tiene la enorme tarea, de liberar a las mujeres, brindándole tales servicios a la sociedad, liberar el tiempo de trabajo, emancipar la familia, aliviar el trabajo no solo de la mujer sino también del hombre, creando una economía de servicios necesarios para el desarrollo de todos los miembros de la familia. Por todo lo dicho, mas que una economía feminista una economía social, humanizada, que haga posible la coevolución humana que ponga los logros de la ciencia y la técnica al servicio del desarrollo de las necesidades y las capacidades humanas.

Descubrir las esferas de la economía feminista en el hogar, de sus esferas, crean nuevas ramas económicas, para ser crear nuevas áreas de la economía, nuevos servicios, pero solo el socialismo científico puede responder dichas necesidades de modo amplio, popular y solidario, en cambio en el capitalismo. Sin embargo; tales áreas son objeto de privatización, de marginamiento para las grandes mayorías, ramas económicas para el lucro, tal es la tragedia de la economía feminista y su exclusión social que pone en riesgo la vida humana, al elevar la contradicción de reproducción del capital con la reproducción social de la vida.

Finalmente; advertimos que cuando esta contradicción se agudiza contra el trabajo y la familia, muchos jóvenes se ven obligados a postergar la formación de familia, evitan el matrimonio social, ven la dificultad en adquirir vivienda, electrodomésticos y en general los medios de vida, conculcados por la sociedad burguesa, quien arrebata las ilusiones de la vida social, las esperanza humana de unión monogámica, los fundamentos de la sociedad como se ha repetido la familia la base para la reproducción de la vida social.



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Alexander Kórdan Acosta R.

Economista. Magíster en Gerencia de Servicios Administrativos. Doctor en Ciencias Estratégicas para el Desarrollo. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Instructor de Cooperativismo Comunitario.

 kordankovki@gmail.com

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