—Compita, explíqueme un asunto que no entiendo.

—Por qué tengo que ser yo, por qué no va a dónde uno de esos sabelotodo.

Usted sabe que yo no sé ni la o por lo redonda si es que ya no está cuadrada, uno nunca sabe.

—A usted porque es el que está más cerca y se me atravesó en el camino.

—Salió mi número, pues. Diga a ver en que le puedo ayudar.

A hora sí, no me venga a pedir plata porque hace días que no veo a linda.

—Que plata ni nada de eso, si usted es un limpio igual que yo.

—Menos mal que en eso, por lo menos, está claro. Eché pa’ fuera lo que me iba a preguntar, antes que me arrepienta.

—Es que estoy confundido.

Cuando acá los muchachos estuvieron protestando contra el gobierno, los chavistas decían que eso culpa del imperio y por eso estaban tratando de dañar a la revolución.

De los muchachos muertos, los chavistas, nunca han dicho nada debe ser que los consideran los soldados del imperio.

Y por esa razón no merecen ninguna consideración para los mismos.

—¿Cuál es la duda, pues?

—Esperece, vamos poco a poco.

Ahora que hay unas protestas en Chile y Ecuador, las mismas no son culpa del imperio.

Sino que es el espíritu libertario que tiene poseído a los manifestantes, porque el espíritu de no sé qué recorre América.

Y lo otro, cómo les duele a los chavistas los muertos en Chile y Ecuador. Incluso dicen que tales muertos son unos mártires.

¿Por qué los muertos de allá si les duele y a los de acá los trataron como unos perros?

¿Por qué los muchachos que protestan acá son unos traidores, apátridas y vende patria? ¿Y los de allá son unos héroes?

Nadie protesta si está bien. Las protestas son porque algo está mal y muy mal como en este estero.

¿Por qué las protestas en Chile y Ecuador sí se justifican, según los chavistas? ¿Y las de acá no?

Explíqueme usted esto.

—Eso no es tan difícil de explicar. Lo difícil es tragarse el cuento o la justificación.

Eso se explica por la lógica de la conveniencia o de lo que les conviene que tienen los políticos.

Lo chavistas mataron a cuanto muchacho se les atravesaba en las manifestaciones porque éstas eran contra la revolución.

Los manifestantes eran y son pagados por el imperio, por tanto los muertos no valen lo que vale un perro.

Esa es la lógica que les conviene a los chavistas para justificar sus asesinatos contra la población venezolana.

Por el contrario, como los gobiernos de Chile y Ecuador son adversos a los chavecos, todo lo que se haga contra esos gobiernos se justifica porque las protestan buscan la reivindicación de los pueblos y son inspiradas por el espíritu libertario y bla bla bla.

Cada quien trae agua para su molino.

Lo mismo les pasa a esos gobiernos, ellos justifican su cosa a su manera.

Le dan vuelta a la tortilla, porque dirán que la salsa que es buena para la pava no lo es para el pavo.

Nadie se pone el cuchillo en su propio cuello.

¿Qué diferencia hay entre expropiarle una empresa a alguien y que un malandro venga lo robe a usted?

La única diferencia es que el político busca justificar su acción aunque nadie le crea y el malandro no.

—Es decir, que las protestas allá si son válidas y los muertos hay que llorarlos.

En cambio acá todas las protestas deben ser reprimidas a plomo porque atentan contra la revolución y los muertos a llorar pa’l Valle.

Ahora dígame usted, ¿cómo saben las balas a quién hay que matar?

Porque allá y aquí le han metido plomo parejo a la población.

La policía y la guardia han actuado igual. ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros?

¿Qué diferencia hay entre los chavistas y los de derecha?

Porque a la hora de masacrar a la población han seguido el mismo guión y los mismos procedimientos.

Acá no les dieron a los manifestantes con pétalos de rosa, les dieron plomo parejo.

—Aclaratoria no hay.

A la hora de no dejarse quitar el coroto actúan con las mismas armas y con la misma desesperación y furia.

Lo que hay son vanas justificaciones de parte y parte.

Huele a comida, voy a ver si es en la casa aunque lo dudo.

Y le dijo: Por ahora, apriete.