El arado y el mar

Los militares, que no votaron el domingo, inclinan la balanza

Las dos elecciones del domingo 16 de julio convocadas por los dos poderes en disputa, la oposición y el gobierno, fueron rituales de cortejo a los militares, como el baile de aquellas aves que despliegan todo su plumaje para convencer a la pareja.

Las dos bandas demostraron fuerza real y fuerza mediática, no nos detengamos en los números, sabemos que el domingo fue, también, un torneo de mentiras, de exageraciones; lo real es que existen dos poderes, y la decisión de cuál de los dos triunfará la tienen los militares.

La gran pregunta de hoy, lunes 17, es ¿con quién estarán los militares? Ese es el tema principal. La política perdió todo adorno y llegó la hora de la fuerza. Ahora, entramos en terrenos muy delicados, con muchas sombras, lados ocultos, incógnitas. Veamos.

¿Qué hay allá adentro de los cuarteles? ¿Cómo piensan? ¿Qué sienten? ¿Cuáles son sus móviles? Difícil dar respuestas, pero podemos aproximarnos pensando que los militares son un reflejo de la realidad. Fuera de los cuarteles, entonces, concluiremos que están divididos en tres grandes campos: uno, madurista; otro, chavista; otro, de derecha, afín a la mud. Y no olvidemos un cuarto campo, el de los independientes, los institucionalistas.

Entendamos que en el campo militar las acciones no son por mayoría, allí la dinámica no son las elecciones, es la fuerza capaz de actuar, de capturar los símbolos de poder, dicho más directo: de dar un golpe exitoso. Debemos concluir que todos los bandos tienen capacidad de actuar.

¿Cuáles factores decidirán que ellos actúen? El factor principal es la exigencia de la política.

El choque entre los dos poderes ha creado un vacío de liderazgo, institucional, que pone en grave peligro la viabilidad de la nación. El gobierno cada día se muestra más errático, más contradictorio. Nos dice un día que hay amenaza de invasión gringa, y al otro firma un acuerdo petrolero con los gringos y mendiga estrechar la mano de trump, el comandante en jefe del presunto ejército invasor; un día acusa al plebiscito de instrumento para un golpe y el otro llama a participar en él cívicamente, lo legitima; un día el "monstruo de ramo verde" aparece en su casa y el hecho se justifica con chismes de mal gusto. Hoy no hay institución del Estado creíble, desde el tsj, hasta el ministerio público, el cne están desprestigiados; la iglesia es cada vez menos espiritual y más política. Este vacío político, social, se complementa con una espantosa crisis económica.

El gobierno no tiene capacidad para resolver el vacío que él mismo creó; y desde hace tiempo se alejó la posibilidad de acuerdo entre las dos bandas en pugna, aunque entre pillos todo es posible. La oposición, con su carga de pasado horrible, no acumula fuerza suficiente para decidir la contienda.

No hay dudas, las circunstancias llaman a la intervención militar: el plan de gobierno está en el ambiente, lo que haga con coherencia, con valentía, con transparencia será aceptado por la gran masa. La duda queda: ¿cuál de los campos militares será el protagonista? De eso dependerá la manera como se resuelva la crisis, el rumbo de la Patria.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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