El arado y el mar

Salvemos al Chavismo, se lo come el cretinismo

Cuando no hay estrategia, o ésta es impresentable, cuando las ideas escasean, entonces las discusiones son pobres, se llenan con nimiedades. Un método para calibrar la calidad de un proceso, para conocer su futuro, es averiguar cuáles son los temas que ocupan la mente colectiva. Podemos decir que una sociedad, un proceso, tendrá la grandeza de los temas que discuta, de la forma como los aborde. Veamos.

Hoy la discusión, en el campo del gobierno, parece más un torneo de chismes de comadres en la peluquería, una polémica etílica en un bar, una discusión en las gradas del béisbol. Se discute del avión de la fiscalía, así se tapan las serias impugnaciones a la legalidad de algo tan serio como liquidar la Constitución de Chávez; se discute si éste es traidor o aquel es más traidor que éste, pero se evitan los argumentos; se montan programas de opinión en los medios de comunicación que más se parecen a tribunales sin derecho a la defensa, la televisión nos pinta un país de maravilla; todo el que disienta es agente, traidor a la patria, y es amenazado con la guillotina de la constituyente; se desacredita al estudio, a la cultura; escribir es un delito.

Los temas, la forma como se abordan, indican claramente un rotundo agotamiento de un gobierno que vive al día, sin visión de futuro. De esta manera, el Chavismo, su fuerza moral, su mensaje de cambio profundo, fundador de un mundo como lo soñaron los Libertadores se va transformando en un melancólico instrumento, sólo útil para permanecer un poco más en el gobierno, una mentira, un sarcasmo. El Chavismo va perdiendo su grandeza, de la pasión que ayer lo impulsó sólo queda un tarima vacía, una tristeza, la soledad de la costra dirigente; después, todos los sepultureros se desvanecerán y se perderá la esperanza de lo que un día fue la obra del Gran Chávez.

La dirigencia del Chavismo no ha dado muestras de rectificación, al contrario, continúa con la política de tierra arrasada, todo vale, todo puede se destruido con tal de permanecer un día más. Con esta meta absurda va destruyendo los símbolos que sostienen al Chavismo, uno a uno declinan. Primero fue la investigación del asesinato del Comandante, de su caída en combate, lo cambiaron por una fraudulenta comisión. Luego cerraron el balcón del pueblo, descendieron a unas sillas de oficina, se olvidaron de ese altar. Después hicieron fiesta del Cuartel de la Montaña, por poco no juegan dominó sobre la tumba del Gigante. Arrasaron con el Plan de la Patria y para colmo se atrevieron con la Constitución de Chávez, la redujeron a un amasijo de artículos que podían ser cambiados, aplastaron el valor simbólico, el alma del texto. Los llamados a rescatar la fuerza moral, la pasión del Chavismo se han pagado con ponzoña, no hay propósito de rectificación, la crítica es un pecado mortal.

Así en manos de este cretinismo, aquella esperanza que fue Chávez se transforma en su contrario, se corrompe en manos de los escarrás, de los pérez abad, de los conversos de última hora, de una dirección paralizada que más bien sirve de defensa a la distorsión.

Son días aciagos, sólo queda ir a fondo de la cueva y desde allí decir con Martí que con las ideas justas, escribiendo, se derrotará la infamia.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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