Ante la agresión: la tarea inexcusable del chavismo

A lo largo de nuestra historia republicana jamás un gobierno había conquistado para nuestro pueblo una cantidad tan grande de logros extraordinarios como los alcanzados en los diecisiete años de chavismo. La lista de conquistas es de tal magnitud que renunciamos a enumerarla. Sin embargo –y todo en forma simultánea- jamás un pueblo ha sido tan asediado y tan crítico con un gobierno. Es natural que así sea. Este gobierno es –o tiene que ser- revolucionario y por ese exigente baremo lo juzgará la historia. No podía ser de otra manera. El pueblo venezolano ha despertado en muchos sentidos y ha desarrollado una insospechada capacidad crítica. La Revolución Bolivariana debe enfrentar a diario el malsano ataque de una burguesía apátrida y manipuladora pero también la dura crítica del pueblo. La crítica es buena para la salud del cuerpo revolucionario pero la crítica no puede hacerse sin tener presente el objetivo fundamental de todo proceso revolucionario: hacer la revolución, animar la marcha, apartar obstáculos, en definitiva, una crítica irreverente pero siempre leal y constructiva.

Día a día tenemos que tomar decisiones vitales. Decisiones en las que nos jugamos el curso de la historia. En ellas nos va la patria y con ellas el futuro de la humanidad. En ellas se verificará el enfrentamiento histórico entre la vida, el amor, la solidaridad y la igualdad contenidos en el Socialismo, contra la muerte, el odio, el desprecio, el robo, el saqueo y la amputación de cuanto de humano tiene la humanidad contenidos en el Capitalismo.

En el momento actual –como en otros momentos de la historia lo tuvieron otros y otras- la esperanza, la redención de la humanidad y la vida, tienen un nombre: Chavismo y  Socialismo. Decidiremos si continuamos el éxodo hacia la “Tierra prometida” o si nos devolvemos –como miserables de nuestro propio destino a por las “cebollas de la esclavitud en Egipto” y la “adoración del becerro de oro” ¡Eso es lo que está en juego! El capitalismo usa sus mejores armas de dispersión, fragmentación e individualismo para confundirnos, de modo que el liderazgo revolucionario será sometido a dura prueba de autenticidad.

La vanguardia revolucionaria deberá tener la capacidad, la firmeza, la reciedumbre y la fidelidad a los principios como para develar la superioridad ética del socialismo con sus acciones. Deberá contagiar –desde la teoría y el ejemplo- el amor por la libertad, por la justicia y por la igualdad contenidos en el Socialismo. Deberá combatir la contracultura capitalista desenmascarando su perversión y su malicia en todos los terrenos. La vanguardia revolucionaria tiene la heroica tarea de derrotar al capitalismo con las armas del socialismo. Tienen (tenemos) el desafío de demostrar que el Socialismo es la única alternativa a la muerte para la humanidad y el planeta (al menos como lo conocemos) Debe dejar claramente demostrado que sólo en Socialismo puede el ser humano reencontrarse con su humanidad perdida.

Hay que ir al combate contra el monstruo capitalista con las armas del amor humano en las manos. Estamos obligados a derrotar el capitalismo en sus estructuras malignas y en sus ideas. Debemos convencer –con razones éticas- que sólo en Socialismo es posible la libertad, porque sólo la igualdad hace posible la libertad plena. Debemos demostrar que sólo en Socialismo es posible la propiedad de los bienes de uso necesarios para una vida digna, porque sólo en Socialismo el trabajador, el obrero o el campesino trabajan para la satisfacción de sus propias necesidades y se hace dueño de los excedentes creados fruto de su trabajo que en el sistema actual le roba el capitalismo. Debemos convencer a todo nuestro pueblo que la libertad es sólo posible en Socialismo porque el socialismo es igualdad y “entre el fuerte y el débil la libertad oprime”

En una sociedad socialista se garantiza, por el amor y la solidaridad, la existencia plena de todas y todos. La humanidad abandonará la preocupación constante por la sobrevivencia a que es sometida por el capitalismo. En Socialismo se conquistará definitivamente “El Reino de Dios en la tierra” sólo entonces será posible que el hombre sea hermano del hombre y no lobo del hombre porque el amor le habrá serruchado los colmillos y potenciado en su lugar la caricia fraterna y solidaria. Debemos llevar la luz de la esperanza a los corazones de todo nuestro pueblo ¡Esa es la heroica tarea pendiente!

 

¡TODAS Y TODOS A LA MISIÓN SOCIALISMO!

¡LEALES Y AMANDO VENCEREMOS!



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Martín Guédez


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