Discutamos la patria

Si hay algo que deba discutirse en los actuales momentos es el futuro de la patria, porque no se pueden construir las bases solidas de una sociedad con el discurso miserable de la oposición. Por ello propongo como tema central para el debate la patria, donde pongamos sobre la mesa todas las cuestiones necesarias para nutrir las ideas, los proyectos, los discursos que afiancen la soberanía y la independencia nacional.

Partamos del discurso opositor, donde la clase política se mezcla en las mejores salsas venenosas, que junto a la depredadora oligarquía empresarial y curas de sotana negra, conforman una pócima toxica y muy dañina para la patria. Los partidos políticos que conforman la MUD han trazado líneas para acabar con la patria, por ello arremeten a cada rato contra la democracia, contra el gobierno y contra el Estado; en ese empeño perverso han dado golpes de estado, han incendiado han asesinado a sangre fría, han vilipendiado hasta más no poder a la revolución y casi nunca han aceptado resultados electorales que les han sido adversos. Entonces, pudiéramos decir que la oposición venezolana es de muy baja calaña, porque no es democrática sino que tiene características de una dirigencia asesina, cuando sus mensajes discursivos son para incitar al odio y generar violencia. Ejemplos hay muchos, entre los cuales destacan los de Capriles cuando mandó a descargar la “arrechera” y eso costó la vida de seres humanos. Y el tipo anda por allí como si nada. También está la llamada “salida”, que también costó la vida de casi cincuenta ciudadanos venezolanos. Y a pesar de ese costo humano, al tipo le dieron una sentencia suave, cuando debieron haberlo condenado a la pena máxima. Para ellos la patria es el crimen, la impunidad y la conspiración.

El otro enemigo para la patria es el sector empresarial, que se oculta tras su capital robado durante años. Este sector es peligroso, dañino y mas perverso que los anteriores, porque no le importa el pueblo, ni que la gente muera de hambre. Allí está el caso de los precios de los productos tremendamente exagerados, porque esos miserables entendieron la ley a su justa medida y toda la cadena de producción y distribución le colocaba el treinta por ciento de ganancia a los productos. Con razón los precios se elevaron a de mil por ciento. Y yo nos los cuestiono porque son empresarios, sino porque son peores que unos delincuentes, de esos que asaltan por allí con pistola en mano, a diferencia que ellos saltan con los precios. Su patria es el capital, el robo, la usura y las ganancias especulativas.

Los curas con sotanas negras también son dañinos para la patria, porque son cómplices de los dos primeros y con sus oraciones santifican el odio y la maldad. Tan es así la cosa, que en sus misas pedían por los muchachos que están en las barricadas; incluso, aquí en San Cristóbal, un cura hasta se atrevió a dar una misa en una de las barricadas para limpiar los pecados a los “angelitos” guarimberos. Su patria es la falsa concepción de fe por la vida.

En cambio, el discurso de la revolución es de construcción de la patria, la defesa de la soberanía y integridad de la nación, enmarcado en un proceso de defensa del ser humano, brindándole todas las posibilidades para su formación y desarrollo. De allí las políticas públicas y la acción de gobierno, ambas enfiladas a consolidar la patria y el pueblo. La patria es nuestra.



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Eduardo Marapacuto


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