El rumbo revolucionario

Las proposiciones aprobadas por la plenaria del I Congreso de la Clase Obrera y el discurso de clausura del Presidente Maduro establecen de manera diáfana el rumbo de la Revolución Socialista Bolivariana. La lucha de clases determina la salida definitiva de la confrontación política que atraviesa Venezuela.

Frente a la conspiración y la guerra económica que libra el imperio y la burguesía asociada representada en Fedecamaras, Venacham y Consecomercio, la unidad de la clase obrera es el instrumento indispensable de la revolución para enfrentar a estos poderosos enemigos. Maduro lo expreso con vibrantes palabras: “¡Obreros mandando, burgueses temblando! “.

Las alianzas con las organizaciones de clase distintas de la Central Socialista Bolivariana es un buen paso para comenzar a poner fin a una división de más de 50 años. Nosotros hemos venido sosteniendo la realización de una constituyente sindical, pero estamos conscientes de las dificultades del camino que a ella conduce y todo cuanto contribuya a ese propósito se recibe con el mayor entusiasmo y optimismo. Maduro también ha dicho que quien propugna la división de la clase obrera es un contrarrevolucionario.

La lucha contra la corrupción administrativa es un problema arduo pero de absoluta necesidad para llevar adelante la transformación revolucionaria y por ser la clase obrera la llamada histórica a encabezar el bloque de clases sociales para adelantar el desarrollo independiente del país y porque, además, es la clase que desde el punto de vista sustancial no está dominada por el afán de enriquecerse y vive solo de su trabajo es la más interesada en acabar con un vicio del cual ella es la más perjudicada. Esto no quiere decir que no haya corrupción en las filas proletarias y precisamente la unidad es la manera de enfrentar la corrupción de aquellos desclasados que se dicen forman parte de trabajadoras y trabajadores.

Las proposiciones de dicho Congreso sientan de manera precisa los objetivos que persigue la clase obrera en este proceso revolucionario. Somos un país sometido a la dominación de potencias extranjeras a lo largo de más de 500 años y en el último siglo en manos del imperio más poderoso de la historia, el imperialismo yankee, el cual arranco a México mas de la mitad de su territorio, ha invadido sin escrúpulos a muchos países latinoamericanos hermanos, asesinado a líderes patriotas como Lumomba y Kadafi, bombardeado criminalmente a países del Medio Oriente y cometido muchas más atrocidades en el mundo. No podemos enfrentarlo con éxito si no con la mayor unidad de la Nación Venezolana y la Clase Obrera, la que por su puesto en el proceso de producción, es la que tiene mayores posibilidades de lograr esa unidad.

Ninguna otra clase tiene la posibilidad de unir al resto de las clases explotadas, es decir, campesinado, clases medias y capas intelectuales y profesionales. La burguesía ha sido cómplice y beneficiaria de los imperios en la explotación de Venezuela y no puede, en consecuencia, formar parte del bloque liberador. Esto no niega el hecho de que pueda haber sectores e individualidades que alienten sentimientos patrióticos y puedan ser incorporados a la lucha emancipadora.


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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

 robertohernandezw@gmail.com

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