Soy chavista y qué...?

"No tenemos opción entre vencer o morir, necesario es vencer". Lo dijo José Félix Ribas y hoy está más vigente que nunca 200 años después ante tan atroz arremetida de la derecha en contra de los cuadros de la revolución a quienes no sólo nos tienen en una lista como posibles blancos sino que han ido materializando en asesinatos como el de Robert Serra. Hecho continuado cometen los medios tradicionales de la derecha cuando desde el momento en que fue encontrado el camarada en su casa junto a María Herrera, soltaron su más morbosa perversión al quererlo asesinar, ésta vez moralmente. Nuestros caídos están venciendo junto a nosotros, cayeron venciendo y jamás serán derrotados.

Lo curioso de las actuaciones de estos medios es que hasta ahora no han sido citados ante fiscalía alguna para declarar sobre sus actuaciones con respecto al caso del "asesinato de Robert y María" y no fallecimiento como señalan y a su vez ser investigadas las personas que procuran perjudicar la moral de estos compañeros a través de las opiniones que dejan abierta para que los que nos odian puedan decir lo que les venga en ganas. Como es el caso de lapatilla.com, página web que pertenece al señor Alberto Ravell. Con nombre y apellido cometen fechorías de este tipo y andan impunes con la cara lavada sin hacerse responsables de las publicaciones en sus páginas. Menciono el caso de lapatilla, por no mencionar a Dollar Today, quienes no solamente nos odian sino que afectan la economía como un indicador del precio del día del dólar paralelo y reitero: siguen impunes aún existiendo mecanismos y leyes que penan dichas actuaciones.

Nuestra única opción es vencer, a la pobreza extrema, a la arremetida económica, a los acaparadores, al mal vivir de nuestro pueblo. Vencer en el legado de Chávez a diario y no sólo en los procesos electorales. No tenemos permitido morir, no es una opción ver caer a los hermanos de lucha en pleno combate y mucho menos es una salida alternativa para enfrentar su odio, responder de la misma forma porque hay algo que quedó claro desde hace mucho y es que cuando la revolución decidió transitar por la vía democrática nos puso en posición de avanzada y en nivel superior a los politiqueros de la derecha, somos -a diferencia de ellos- verdaderamente humanistas y llevamos el proceso de transformación con un inmenso amor a nuestro pueblo y un marcado reconocimiento de quiénes nos adversan. De este lado no hay plan alguno para el asesinato de nadie de la oposición, no tenemos en la agenda la guerra civil, no vemos como forma de tomar el control político ninguna acción violenta o desestabilizadora y el mejor ejemplo del buen ejercicio -además racional y hasta modesto- se da en el estado Miranda y en el municipio Sucre donde a pesar de no haber gestión de ningún tipo el papel de nuestra militancia en protesta es moderado, apegado a los principios de paz que nos caracterizan.

A veces pareciera que estuviéramos en la disidencia y no, la revolución y los revolucionarios tenemos el control político del país y hace casi un año que quedó una vez más demostrado con la conquista de la mayoría de los espacios locales en el país a través de la victoria de nuestros alcaldes. Hace rato que decidimos caminar sin capuchas como lo hacían nuestros estudiantes de las décadas en que aquí gobernaban quienes nos adversan hoy. Hace tiempo que no tiramos piedras sino regalamos felicidad al pueblo. Por lo que debemos sentirnos profundamente orgullosos de ser chavistas y reivindicar el nombre y la moral de nuestros caídos sin temor alguno.

Recuerdo que entre en año 2003 y 2004 en pleno ataque para el referendo, surgió una consigna recogida de la expresión popular que decía: Soy chavista y qué...? Creo que este momento es necesario revivir no la consigna sino el sentimiento de arraigo y convicción por lo que somos y no dejaremos de ser jamás: revolucionarios, socialistas, chavistas y qué...?. Aunque atravesemos momentos difíciles como el que estamos pasando es necesario que prevalezca la calma en primer como actitud correcta, la unidad como principio, la convicción y la confianza como valores y la ofensiva como práctica cotidiana. Las calles son del pueblo, que se viste de rojo, que se viste del color que le parezca, que se levanta temprano a trabajar, que ahora estudia y tiene su vivienda digna, son de los jóvenes, de las madres, de las amas de casa, de los soldados, de los niños y niñas, son del pueblo que vence y no está optando morir en los brazos del fascismo venezolano.



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Jhonathan Sánchez


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