Sacudón en el enfoque de la seguridad y soberanía alimentaria. (II). Interrelación con lo territorial

Con todas las interrogantes abiertas antes del sacudón, imposible borrarlas solo como acto de buena fe, pero con la convicción que la revolución en seguridad y soberanía alimentaria, está inscrita en la lógica de lo deseable, hace falta calcular como podrían darse esas aproximaciones a las otras revoluciones, que en total de cinco ha planteado el Presidente Maduro.

Es imposible hacer un ejercicio de gabinete que abarque toda esa complejidad de una sola vez, sobre todo porque es muy temprano para disponer de toda la información y expectativas generadas hace tres noches, en medio de caras preocupadas, corbatas de estreno, y vestidos de la mejor gala de la colección de primavera. Sin embargo, en el caso que nos ocupa de la revolución en la seguridad y soberanía alimentaria, es posible tratar de interpretar lo correspondiente a la interacción con revolución territorial en la construcción del socialismo.

Frente a los televisores, muchos en pijama, saboreamos un excelente discurso presidencial, sin temores, aunque con la angustia de aquello que siempre se ha dicho: ”Cambiar cosas para que nada cambie”; pero, luego de un introito necesario, vino la sustancia, la esencia, y aparecieron las revoluciones que al final todas se convierten en una sola que es la revitalización del socialismo, descalabrado por la mediática, la guerra económica y las pésimas gestiones en los planos locales, regionales y nacionales. Cada palabra de Maduro fue presentada inmediatamente en síntesis en las redes sociales; se calcula que 90 % de la población siguió este discurso, que cuando llegaba a lugares comunes, preocupaba; pero, cuando volvía a la senda de las cinco revoluciones despertaba a todos y todas.

Una adversaria a la revolución, que habla como cuchillo filoso, señaló en Twitter, posiblemente estimulada por la cara alargada del Ministro Ramírez: “tanta vaina para solamente tener excusa para sacar a Rafael Ramírez” que ahora manejará un gran reto político, pero sin la chequera de PDVSA tan cerca. Ese poder que ayudó a desvirtuar el compromiso de hacer producción interna, y facilitó la caravana de buques con alimentos de toda índole, congestionando puertos, pero más, congestionando las soluciones a la seguridad y la soberanía alimentaria. Ramírez recibió en los últimos meses los más fuertes ataques de ministro alguno de la historia republicana. Pero, eso es tema para otro artículo. Si somos afectos al sacudón, las lecturas de la salida de Ramírez son de menor interés que los contenidos del discurso de Maduro.

Regresando al tema concreto, en el caso de lo territorial hay al menos cuatro elementos que han venido colocándose en la opinión pública de manera diferente:

1) Desde el Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales, espacio de gobierno que en pocos meses logró colocar una imagen positiva de la gestión de la organización de los Consejos Comunales y de las Comunas. Recientemente Iturriza alardeó que se disponía de 800 comunas en el territorio nacional experimentando nuevas formas de percibir el poder popular local. Algo más del 50 % de las comunas constituidas tienen perfil en el marco de la revolución en seguridad y de la soberanía alimentaria, con un alto potencial de diversificación productiva, ocupando espacios rurales, y mirando hacia adentro en el concepto del desarrollo endógeno y sustentable. Ahora, allí estará Elías Jaua, guerrero infatigable que no dejará caer lo logrado, y que además tuvo la experiencia del MPPAT, donde trabajó muy duro en la lucha contra el latifundio, con el olvido imperdonable de los otros vértices de la pirámide de la seguridad y de la soberanía alimentaria. Eso fue pasado. Elías Jaua de ahora es otro, curtido en responsabilidades y ejecutorias, puede ser un excelente aliado para apoyar y apoyarse en la revolución popular para la seguridad y la soberanía alimentaria, sin que los otros temas comunales bajen su prioridad; más cuando cree firmemente que el socialismo se construye en los territorios con la gente, paradigma de la agricultura campesina y comunal.

2) El Instituto Nacional de Tierras, a diferencia de lo anterior, no da pie con bola, sus políticas no trascienden, sus ejecutorias menos, salvo para sufragar la parafernalia de constitución de algunas comunas con perfil en la revolución de la seguridad y soberanía alimentaria. Allí las cosa no parecen estar bien, y en la literatura virtual, son muchas las denuncias, que por ser muchas pareciera una orquesta interesada en acabar con la institución, aunque se dice, se quiere salvar la institución para la revolución.

3) El poder municipal pareciera no haber entendido que las comunas avanzan, que el INTI puede transformarse en un aliado para la consolidación de comunas, y que los municipios, todavía tienen vida constitucional y deben, como se ha presentado en la educación y algo en salud, propender a la municipalización de la seguridad alimentaria con visión de soberanía nacional. Un municipio potencialmente agrícola que se olvida de su rol incentivador-motivador y hasta planificador, es una entelequia infértil.

4) Hay otros elementos en juego, tal es el caso presentado muy tempranamente por el Comandante Eterno, sobre los grandes desequilibrios territoriales, donde espacio y gente deben mirar con telescopios el arribo de apoyos a la dinámica transformadora, y la llegada de proyectos por implantación. Los llanos, la Faja petrolífera del Orinoco, y las líneas fronterizas continentales son territorios que requieren repensarse a la luz de la revolución planteada, en sus dimensiones sociales, económicas, ambientales, culturales.

Si algo aparece como interesante en esta nueva Vicepresidencia (del Poder Popular ¿?) para la seguridad y soberanía Alimentaria, es que el contrabando pasa a ser parte de su problema. Las pérdidas, solo estimada, no cuantificadas con facilidad, debidas a la extracción son parte relevante ahora de la ecuación de la disponibilidad de alimentos, que deben calcularse y evitarse, como pudieran también ser las pérdidas en cosecha y postcosecha. Su origen está en territorios vulnerables a la movilización de alimentos, pero también a los centros de acopio y grandes capacidades de distribución de alimentos.

De manera que en respeto al poco tiempo transcurrido, el Vicepresidente Yván Gil, debe preparar a su equipo para esta interacción, que seguro estoy lo debe estar haciendo, clave en los propósitos de las transformaciones que se le encargaron, clave también para la planificación física del espacio en materia de desarrollos de infraestructuras, clave para el diseño de los modelos socialistas de desarrollo y clave para que realmente salgamos de la postración en que nos tiene la agricultura de puertos.

Lo más interesante de esta decisión del presidente es el no retorno a unas políticas de facciones, de partes, lo holístico y lo sistémico se impone irreversiblemente

mmora170@yahoo.com


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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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