Con el agua hasta el cuello

Los miedos al agua de inundación son infinitos, nos ponen el agua hasta el cuello.

Cuentan que el hermoso puente internacional Simón Bolívar (1919) fue construido pensando en algunos eventos sobre los cuales no existía evidencia, sino tradición oral. El Rio Táchira se enfurece de cuando en cuando y toma la fuerza de un huracán hídrico. El puente fue  por Juan Vicente Gómez y creo que Marco Fidel Suárez, por la parte colombiana. Esto incrementó inmediatamente el flujo de personas, a pesar del miedo que los tomara por sorpresa una crecida y se fueran aguas abajo con todo el puente. La crecida vino y el ingeniero y diseñador de la obra, se paró en la línea divisoria entre los dos países y gritó: Si este puente sucumbe, sucumbo yo también. Nada pasó, las potentes bases soportaron la embestida, pero eso no domó al río, y de cuando en cuando se salía de control hasta que se tomaron unos correctivos, se hizo una muralla que hace que el río desborde hacia el lado colombiano, que no ha hecho su trabajo de encausamiento.

El agua siempre ha sido un problema. Cuando en 1968 llegue a estudiar agronomía en la UCV (Maracay), el tema de moda eran los Módulos de Apure, un sistema de control de aguas, para fortalecer la agricultura en el Alto Apure. Las discusiones eran un dichado de conocimientos. Esos módulos  ayudarán a que la escorrentía aguas abajo disminuyera y se afectaran menos las tierras de inundación. Los pragmáticos ingenieros agrónomos debieron enfrentar la lucidez ecológica de los científicos de la Facultad de Ciencias de la UCV, que estaban concentrados en proyectos de investigación de largo plazo sobre los efectos de ambientales de los módulos. 

A la larga, esas iniciativas no aumentaron en la cantidad esperada, y se supo que la agricultura y la ganadería en los bancos, mejoró ostensiblemente, sin efectos deletéreos sobre el paisaje natural. Sin embargo, el control de las inundaciones que era un tema en discusión fue irrito.  Lo que sucedía era que la información disponible sobre las inundaciones no llegaba hasta toda la sociedad y los gobiernos eran algo “antiparabólicos”.

Las inundaciones y la sequía generaron una extraña cultura de los llaneros; nosotros creemos que sufren en la sequía, y realmente son muy felices moviendo animales a áreas todavía reverdecidas, pescando en los caños, ríos y bajíos, donde se reproduce parte de ictiofauna del Orinoco-Apure. Mientras que durante el período lluvioso, más en este año 2025 que arrastra el componente regular de lluvias  y  los efectos del caos ecológico llamado eufemísticamente cambio climático, las pérdidas ocasionales son muy elevadas, reincidentes y mal tratadas por todos los gobiernos que he conocido.

Las aguas también se gobiernan hasta cierto punto, y eso debe ser un tema político. Por allá y desde Caracas se observa “un caos  impresionante que no impresiona” sino que da lugar a un palabreo que trata de convencer que todo tiene solución. Hay asuntos que no se sabe si se han estimado, tales como área total afectada, pérdidas  de la agricultura y la ganadería, pérdidas en viviendas y dotación de hogares, destrucción de vialidad incluidas carpeta asfáltica y  puentes, ruptura de las relaciones internas de las familias y comunidades, invención de sistemas de rescate de animales, ordeños en condiciones antihigiénicas, se destruyó el sistema de producción de queso llanero, hay cambios obligados del sistema de transporte por tierra a transporte acuático y varias elecciones de alcaldes y concejales fueron suspendidas. Las inundaciones pusieron fin a la política “templetera” festiva frecuente en los llanos.  Se trata de una emergencia evidente.

Lo leído en la prensa y redes sociales es más grande que el tema del Apure que me ha servido de ejemplo, pero dígase Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico y otros, cada uno con sus particularidades eco-geográficas. Siempre recordaré mis viajes a Cabruta y esa bodega cerca del muelle que sirve para tomar las embarcaciones para cruzar el rio Orinoco, con la última marca de la inundación sufrida en el corazón de Venezuela.

El Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo se ve débil frente a las inundaciones, se percibe como un parapeto para otorgar permisos al extractivismo,  muy divulgado en los medios; pero, carece de potencia para: ordenar los recursos hidráulicos, el inventario nacional de tierras y sus capacidades,  la zonificación de áreas por niveles de riesgos en situación de alta pluviosidad, ausencia de capacidades prospectivas, e incapacidad para hurgar en la historia de las investigaciones realizadas en el pais, desde hace mucho tiempo.

He tenido conversaciones con investigadores  y he revisado temas de fisiografía de los llanos. Y más recientemente, con  Antonio Sánchez,  un colega jubilado del INIA, quien   preparó un documento recordatorio sobre el por qué de las inundaciones, en base a sus experiencias concretas durante 7 años de investigaciones y los aportes de otro connotado investigador de origen francés (La Tendencia Evolutiva de los Excesos de Aguas Superficiales e Inundaciones en Los Llanos Occidentales de Venezuela, 2025):

“El Apure, cercano a su nacimiento al noroeste de la población de Guasdualito tiene una altitud de120 m, y en su intermedio Puerto Nutrias, al sur de Barinas (80 m) y a nivel de San Fernando de Apure 47 m de altitud y en su la desembocadura en el Orinoco alrededor de 35 msnm, con una diferencia de algo más de 25 m, con el Delta del Orinoco que se ubica por debajo de 10 msnm. Condiciones que influyen en la drenabilidad de los ríos, provenientes de áreas montañosas que explayan o esparcen sus aguas, durante los periodos lluviosos, antes de conectar su cauce con el rio Apure, como ocurre en la época seca o menos lluviosa”.   Hay un cambio de pendiente desde 120  hasta apenas unos 35 msnm, para conseguirnos luego con un incremento, una formación progresiva que amuralla las aguas del periodo lluvioso. Esos estudios datan de casi 40 años, dicho de otra manera, han habido más de 40 años de omisiones, para enfrentar la realidad que no es otra que el gobierno de las aguas.

Surgen muchas preguntas, veamos solo algunas: 1/ ¿Cual es la prioridad de atender las inundaciones en un programa de largo plazo? 2/ ¿Medidas paliativas o correctivas hasta donde lo permita la naturaleza? 3/ ¿Nuevo arreglo poblacional en el territorio? 4/ ¿Registros de causas y efectos? 5/ ¿Sabemos acaso cuanto hay que invertir en estos momentos para revertir los daños del periodo de lluvias 2025? 6/ ¿Que se requiere de ciencia y tecnología para abordar este problema? 7/ ¿Alcanza el petróleo para prepararnos frente a las contingencias  del caos ecológico?  8/ ¿y el futuro?

Sin esta información y capacidades sería imposible adelantarnos al futuro del caos ecológico en el trópico; y es por eso que podríamos tener por mucho tiempo el agua hasta el cuello.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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