El Proceso revolucionario

Trazamos el relato del primer período del desarrollo de nuestro movimiento Chavista y Bolivariano, mencionando en forma sucinta cierto número de asuntos relacionados con él, no lo hacemos con la intención de disertar acerca de los fines teóricos del mismo. Este abriga propósitos tan formidables y debe afrontar una tarea tan enorme, que su sola descripción requeriría un tomo completo. En consecuencia, discurriremos directamente sobre los principios en que se funda el programa del movimiento, intentando describir el significado que para nosotros tiene la palabra “Estado socialista”. Y al decir “nosotros”, me refiero a los millones que suspiran por idéntica cosa y carecen, empero, de palabras para expresar lo que se agita en su pensamiento. Porque una de las características más notables de todos los grandes cambios estriba en que al principio teníamos por campeón a un hombre sólo, pero cuenta más tarde con el concurso de millones para llevar a cabo la faena. Lo que éstos persiguen es con frecuencia un objetivo que ha sido anhelado en secreto y durante años por centenares de miles de venezolanos, hasta que surge de entre ellos uno que proclama el universal deseo y, convirtiéndose en un abanderado, lleva el antiguo anhelo a la victoria, plasmándolo en una nueva idea.

El Comandante Eterno Hugo Chávez luchó por la reconquista de nuestra independencia política-económica como nación, exigiéndonos en primer y principal lugar que restauremos el deseo nacional de la propia conservación, puesto que la experiencia demuestra que la concepción de una política extranjera, y también la apreciación de la importancia de cualquier Estado, no se funda tanto en los armamentos existentes como en la capacidad de resistencia conocida o imaginada de una nación. Porque un tratado de alianza no se celebra con armas sino con el pueblo. De esta manera, la nación venezolana continuará siendo considerada como el aliado más valioso del mundo en tanto que éste contemple con admiración las dotes de su Eterno Líder y el espíritu de su pueblo, caracterizado por su obstinación y su tenacidad, determinados a llevar una lucha, una vez comenzada, directamente a un victorioso fin, poniendo a contribución todos los medios y sin reparar en el tiempo ni en los sacrificios.

La llamada “burguesía nacional” está tan desahuciada, tan huérfana de sentimientos nacionales, que necesitamos contar inevitablemente en esas esferas con una seria oposición nacionalista y no mayamera. Aquí se trata no sólo de que una naturaleza más sencilla que siente mayores inclinaciones hacia las ideas de violencia, sino también de que sus dirigentes fascistas son más brutales y despiadados. Aparte de esto, tenemos el hecho de que los dirigentes de estos partidos de la seducción nacional se verán forzados, movidos por el instinto de la propia conservación, a combatir todos los movimientos populares, sean cuales fueren.

Históricamente es inconcebible que el pueblo venezolano pueda tornar a su antigua situación sin ajustar cuentas con los que dieron el primer impulso al terrible desastre de que ha sido víctima durante el puntofijismo nuestra nación. Porque ante el tribunal del porvenir, los responsables de los sucesos de abril 2002 a febrero 2003, 15 de abril 2013 a 12 de febrero 2014 deben ser juzgados, por alta traición a la Patria, por seducción de la conciencia nacional. Así las cosas, toda idea de profundizar el socialismo resulta totalmente inseparable de la restauración de un determinado espíritu histórico de nuestro pueblo. Ya que comprendemos claramente que el objeto principal del nuevo movimiento consiste en despertar en las muchedumbres el sentimiento del socialismo Chavista y Bolivariano.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cuatro antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!





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Manuel Taibo


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