Este es mi humilde regalo para ti

Te escribí muchas veces, nunca lo supiste, no tuve el preciado gusto de decirte cuanto te amaba, y te amo.

Y la vida o Papa Dios, te llevó muy pronto de nuestras vidas en este plano tierra, y ahora gigante como te hiciste, estas en otro plano, donde no puedo alcanzarte.

Recuerdo que con ocasión de la convocatoria al Pueblo Soberano, como solías llamarnos, a constituir grupos de trabajo, para las propuestas que todos hiciéramos de lo que más tarde sería nuestra nueva Constitución Bolivariana, en la Constituyente de 1999, también te escribí una sencilla carta, que me hubiera gustado entregarte, pero ya sabes, tan cercano y tan lejano a la vez, no pude hacértelo llegar. Hoy te agradezco en nombre de todos los venezolanos que pudieron tocar tus manos, o apretar tus brazos, o darte un beso, y sentir el calor del buen hermano que siempre fuiste, que te hayas acercado tantas veces como pudiste a ese Pueblo sufriente, tu pueblo heroico, heredero de Bolívar, como tu nos llamabas.

Durante estos últimos 14 años, te escribí alguno que otro poema, cargado de cariño y admiración por el gran ser humano que nos permitiste descubrir en ti, pero se quedaron plasmados en mis libretas y papelitos, cuando tuve que aceptar que no sería posible que los leyeras.

Un día de marchas y fechas Patrias, emprendí una aventura, y me fui tras tu huella indeleble y total, y me metí entre la gente, y pasé hambre y sudé, y aguanté empujones y gritos, pero al fin logré que tus ojos me vieran y tus oídos oyeran mi nombre y te dije que había estudiado la carrera de Estudios Internacionales, y tú, siempre tan generoso, tan humano, tan padre, me dijiste que la Patria necesitaba internacionalistas como yo y le pediste a los guardaespaldas que estaban contigo ese día, que me abrieran paso un momento y tomaran nota de mis datos; sin embargo ese día, mi amado Presidente, yo no tenía papeles escritos para ti, porque se me cayeron en la marea roja... Mira como es irónica la vida, mi Comandante Supremo, no te entregué ningún escrito mío, no lo tenía. Yo delante del gigante, me sentí más pequeña todavía y sólo recuerdo mi perplejidad al verte frente a mí. Ese grandioso instante de mi vida, vale oro, jamás lo olvidaré.

Hoy que ya no estas físicamente entre nosotros, te vuelvo a escribir, para seguirte profesando mi Amor Eterno, como lo hice cuando supe que estabas enfermo, con un montón de lágrimas en mis ojos, y hoy al igual que ese día, esas lágrimas del alma y del corazón, son mas fuertes que yo y no me hacen caso, porque en este momento y desde tu partida, a mi tampoco me funciona el método "Mariana" del Gobernador Adán Chávez, tu hermano. El método no funciona con el perdón de su autora, cuando me acuerdo de ti.

Hoy vuelvo a escribirte, después de aquel fatídico 5 de marzo de 2013, cuando se cerraron tus ojos y se hizo inmortal tu voz y tu mensaje. Es que tu misión mi querido Presidente, es tan grande y vital, que te hiciste eterno, para que el limite material de la vida en la tierra, no pudiera detenerte y entonces seguirás llevándola a cabo, ahora con tu General en Jefe Simón Bolívar, orgulloso como está de su mejor soldado. Yo también creo, al decir del poeta Miguel Ángel Asturias, que los hombres como Bolívar y como tú, nunca mueren, sino que “cierran los ojos y se quedan velando”.

Este es mi regalo Presidente amigo, hermano, compañero. Este es mi humilde regalo para ti, hoy que es 28 de julio de 2013 y que recordamos tu fecha de nacimiento, siendo hoy el primer cumpleaños sin ti, Hugo Rafael.

Cuando nuestro primer Presidente chavista, Nicolás Maduro Moros, dijo el martes 16 de julio en Consejo de Ministros y Gobernadores que el Pueblo desde su corazón, le obsequiara algo a Chávez por su cumpleaños, del mío brotaron estas sentidas líneas, que espiritualmente espero recibas y sepas que aquí te recordaremos siempre.

Ya no cumplirás más años de vida, mi Presidente, y es condenadamente doloroso decirlo, pero ahora inmortal para tu Pueblo que te adora, eterno como eres por tu obra redentora, vivirás en cada uno de los que te amamos sin descanso, con el tremendo compromiso de servirte en tu Pueblo, de serle fiel a tu legado y a tu Patria, y defenderlos.

El mejor regalo que podemos hacerte a ti y a tus hijos de sangre, es que ellos sepan y vean que el Pueblo que amaste y por el cual te consumiste a su servicio, jamás dejará perder tu obra, la buena cosecha de su Padre. Tus sueños son los nuestros, tus sueños serán nuestros desvelos y su realización será nuestra absolución. Gracias, por haber acabado con la utopía y demostrarle al mundo, lo que el verdadero amor puede llegar hacer.

Te escribí y te escribiré hasta el ultimo día de mi vida en esta Tierra de Gracia que se llama Venezuela Presidente amigo, arañero de mi vida, Comandante de la moral de un Pueblo, que es heredero de tus luchas y guardián de tu siembra.

Luz y Progreso para ti. Independencia y Patria Socialista.

Te quiero, por ahora y para siempre.

En la República Bolivariana de Venezuela y en toda la Patria Grande.

Chávez vive, y es por eso que la lucha sigue.

Por ti, viviremos y venceremos.


magasodel@gmail.com


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