Cómo seguir siendo chavista, TROPA, “madurista” y no morir en el intento

En esta guerra sicológica a la cual nos tienen sometidos…

...medios de comunicación privados en contra de la estabilidad de nuestro proceso, cuyos titulares siempre amanecen tratando de forma orquestada el tema del día cuyo único objetivo es sembrar la desconfianza, la división y el desconcierto.
...programas de radio y noticieros de emisoras privadas quienes sutil y abiertamente nos mienten y manipulan sin que les tiemble la voz ni se molesten en verificar la información que repiten en matrices de opinión reverberantes.
...redes sociales donde opositores con grados de doctor y profesores nos bloquean por el sólo hecho de ser chavistas y porque nos atrevemos a cuestionar los comentarios que no compartimos.

...prensa y páginas webs cuyos centenares de artículos, reportajes y textos reproducen la misma idea de que, lo que vivimos durante 14 años con la Revolución Bolivariana fue un espejismo y que ellos son la realidad.
una clase política que no se resigna a haber perdido los privilegios de los 40 años de antaño y es capaz de inventar voces, fracturas, documentos, sucesos.

…seguir siendo chavistas, TROPA y “madurista”, requiere hoy echarle cien camiones de confianza, discernimiento, búsqueda de información, claridad ideológica, práctica y consecuencia revolucionaria porque estamos siendo constantemente sometidos a prueba. Si a esto se añade nuestras propias inconsecuencias y contradicciones, en las cuales se toman importantes decisiones políticas, económicas y comunicacionales que posiblemente no son equivocadas pero no se dan mayores explicaciones que eduquen y orienten, y no se atajan resueltamente la conspiración, el acaparamiento y la especulación, entonces ser chavista es realmente un acto de fe y amor inconmensurable, de convicción, que vale la pena pues todos somos responsables de que este proceso se sostenga, profundice y desarrolle.

Pero la guerra psicológica de contrarrevolución no se acaba allí, en los cuatro puntos señalados. Ahora la ultraderecha ha logrado lanzarla como granada con sus docenas de esquirlas para que en la vida cotidiana nos sintamos acosados en algunos casos, constantemente descalificados y casi siempre excluidos. Ya varios y varias compatriotas me han comentado, cómo, opositores que se encuentran y conocen, les preguntan si son chavistas light y cuando les responde que son rodilla en tierra, entonces dicen no tener nada que hablar. Pareciera ser la prescripción de una línea de conducta predeterminada.

En otra ocasión un familiar me aclara que por ser nuestras posiciones políticas opuestas no quería perder tiempo discutiendo un video que puse en su muro de facebook porque “no podía seguir escuchando la misma manipulación ideológica de la realidad que no hace mas que justificar ocultamente el proyecto autoritario del chavismo”. La idea es impedir el contraste de opiniones, evitar ser informado desde otra óptica, deslindar claramente los campos no vaya ser como le dijo Santander a Bolívar en el Congreso de Cúcuta, me convenza

Luego hace unos días, voy a una conferencia sobre el libro “Sujeto, Capitalismo y Psicoanálisis” del profesor Carlos Márquez, escrito bajo el enfoque de Jaques Lacan, conocido psicoanalista francés, buscando algún atisbo de cordura en el análisis de la época que nos toca vivir, y quien habla en la conferencia de la necesidad de la otredad y de no ensimismarse buscando nuestros iguales, luego lo veo en twitter alarmándose porque llegaron a la cuenta de Globovisión “un montón de chavistas” y luego sin pudor me bloquea porque disentimos de su opinión.

Hasta en el metro de Caracas se cuecen estas habas de las redes ya no electrónicas sino humanas. Llevo en mis manos un paquete de rollos de papel higiénico que acabo de comprar y un hombre humilde se me acerca para decirme que el antes era chavista pero ya no lo es porque Chávez tomaba decisiones pero Maduro no y que ahora no se sabía quién estaba mandando. Yo asombrada por tal comentario que obviamente es una repetición de lo que él escucha y lee, le digo mientras caminábamos: “Bueno, entonces jamás fuiste chavista pues si mi padre se me muere yo jamás renunciaría a su herencia”. Mantuvo silencio.

Y la cosa se agrava cuando leemos articulistas en este misma página web, a quienes estábamos acostumbradas a consultar, y de repente te salen con aquello de que ahora se van a tener que poner la máscara de Mendoza para ser escuchado por Maduro porque no está recibiendo a todos los sectores. Como si el gobierno de calle no fuera un encuentro sano, directo, frontal con los más disímiles representantes de la sociedad venezolana, del pueblo llano. Y ya algunos hablan de un plumazo de pactos, alianzas y acuerdos descontextualizando estos hechos de la avanzada fascista de los factores políticos más agresivos y beligerantes que desconocen nuestro triunfo y el mismo proceso electoral del 14 de abril.

Es decir, para seguir siendo chavista, TROPA, “madurista” y no morir en el intento, debes entender que recibirás esquirlas de tiros y troyanos, en el momento y del que menos esperas, ponerte como dice Luis Britto un paraguas para evitar empaparte de ese diluvio de detritus, unas botas que te permitan caminar sobre los terrenos más pantanosos, ubicarte en tiempo y espacio para que el paso de una época a otra como la nombrara Correa, no sea cualquier evento, y cómo dicen por allí no es que vayas a pasar por la época, sino que permitas que la época pase por ti, pero en buena lid.


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Carmen Cecilia Lara

Profesora de comunicación social de la UBV

 sathya954@yahoo.com

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