¿Cuál es la torta en disputa?

Corrientes radicales, fraccionalistas y adulantes

POR QUÉ  EXISTEN LAS CORRIENTES 

Una corriente de pensamiento es lo más natural del mundo, en el entendido de que existen muchas personas con diferentes opiniones, intereses y, en el mejor de los casos, ideales. Sería estúpido pensar, o siquiera soñar, que el PSUV fuera como una fila militar, donde hay un oficial que da las órdenes y soldados que obedecen sin chistar. En la política no funciona así. Sobre todo en Venezuela, donde a la gente no le gusta que lo lleven de la nariz, como a un toro bravo cuando se lleva al matadero. No somos ganado. Opinamos, tenemos intereses y, sobre todo, tenemos ideales.  En el PSUV, que es un organismo político vivo integrado por personas que no somos estúpidas, pueden nombrarse, entre otras, tres grandes corrientes: 

  • La corriente burocrática de los alacranes (minoritaria, pero con más poder): Dirigida por los que, teniendo altos cargos, buscan más el beneficio propio que el de la patria. Cuando ayudan a alguien, es al estilo de don Vito Corleone: Para sacar ventaja más adelante, cuando les toque pasar factura. Los más sonados de estos tipos se han convertido en millonarios, banqueros, “empresarios”, fugitivos de la justicia y, algunos, tienen sus huesos a la sombra en la cárcel porque, justo es decirlo, en este gobierno sí hay gente que está haciendo su trabajo contra la corrupción, y ejemplos sobran. La corriente burocrática está regida por la ideología burguesa, encarnada en una cierta pequeña burguesía trepadora y sus ideas están coloquialmente representadas en las frases: “¿cuánto hay pa eso? ¿Y a mí qué me toca? ¡Hay que negociar, a ver cuánto le sacamos a esto!” Entre otras joyas de la astucia corrupta. Esta corriente tiene como apoyo a cuanto bicho hay. Pero eso sí, con franela roja, donde con frecuencia se profana la mismísima cara del Che.
  • La corriente mayoritaria: Integrada por la militancia y dirigencia que quiere saber qué es lo que realmente está pasando. En esta corriente está la mayoría de la gente, que se ha anotado con Chávez y no con los dirigentes del partido, con el Presidente, con el cambio de vida, con el progreso y la prosperidad que existe, digan lo que digan los escuálidos, y que ha sido posible sólo mediante la gestión de Chávez. En esta corriente está la gente del pueblo, parte de la llamada “clase media”, no la “harta”, sino la pensante, y sólo quiere que los beneficios de este gobierno progresista no se pierdan, que los corruptos vayan a la cárcel, que los gringos no nos invadan y que todo siga mejorando. Es una corriente antiescuálida, progresista y decente. Su consigna es: “¡Uh, Ah, Chávez no se va!”
  • La corriente radical: Está en proceso de estructuración, y procede de la corriente mayoritaria. Su dirigencia todavía muestra pocas caras visibles, pero sus ideales son específicamente socialistas, se anotan con la clase trabajadora y están en la mira de los corruptos, que buscan cualquier maniobra para evitar su existencia, desde amenazas de sanciones en el partido, pasando por dejar en desempleo a quienes sean identificadas con esta corriente o con sus cabezas visibles. 

Esta corriente radical es producto del despabilamiento de muchos militantes y dirigentes de la corriente mayoritaria, quienes, viendo que no se puede contra los corruptos sin una estructura coherente y bien organizada, han comprendido la necesidad de defender los intereses de la clase trabajadora, la transición -pero de verdad- hacia el poder popular, y el cumplimiento de los mandatos de Chávez, quien, a pesar de estar rodeado de alacranes (Müller Rojas dixit), no se ha separado de su programa revolucionario original, manifiesta simpatía por el pueblo y es el primero en mandar que se camine hacia el socialismo. En verdad, aunque él mismo no lo crea, Chávez es la principal cabeza de la corriente radical. De hecho, personas como Samán, Iris Varela, Gonzalo Gómez, entre otros muchísimos, lo que quieren -según interpreto- es que por fin se cumplan las órdenes del Presidente, sin intermediarios mediatizadores, y que el Poder Popular mande. Su consigna: “Patria socialista, o muerte. Venceremos”. 

LOS FRACCIONALISTAS 

No existen. A nadie le conviene que el PSUV  se divida, sino a los gringos, la burguesía y sus esclavos los escuálidos. A los alacranes no les conviene, porque si Chávez cae, se les acaba la teta; y al pueblo muchísimo menos, porque esa opción implicaría volver al pasado (a la miseria) o caer directamente en manos del imperialismo, en un entorno de guerra como la de Colombia, que ya cumplió más de medio cupón. El “fraccionalismo” es una frase, amenaza, descalificación, que utilizan los burócratas, alacranes, adulantes de los burócratas, los pitiyanquis encapillados, los agentes encubiertos del imperialismo, los ignorantes, en fin, todos los enemigos externos e internos, para impedir la consolidación de una corriente socialista revolucionaria de verdad, que tome el poder en el PSUV y logre que las órdenes de Chávez se cumplan como debe ser. 

LOS ADULANTES 

Esos sí  existen. Tienen altos cargos o se los han ofrecido, y no son de ninguna corriente, sino de su bolsillo. Si les fuera bien con los radicales, serían los más aguerridos, y si los burócratas les tiran un hueso, muerden hasta a su madre. Esos no cuentan. Pero a veces escriben, hablan y actúan contra los revolucionarios con una perseverancia “digna de mejor causa”. Aunque las apariencias no lo digan, estos bichitos son más peligrosos que el carrizo y, definitivamente, son “soldados” conscientes o no, de la burguesía burocrática y de la tradicional. 

LA TORTA EN DISPUTA 

La torta en disputa, para los burgueses corruptos, es el presupuesto nacional, de donde se han enriquecido y quieren seguir haciéndolo. Para los adulantes, no importa el tamaño de la torta, con tal de que les tiren algo. 

LO QUE ESTÁ EN JUEGO ES EL PODER POPULAR. 

Que es algo que no conviene a los enemigos externos e internos, y que no será  posible si no se da al traste con el poder escorpiónico, que desde dentro boicotea y retrasa la organización del poder popular, y juega a que nuestro país tenga un socialismo “light” a la europea, en tanto concilia con la burguesía; lo cual no es gratis, por cierto. 

Para el pueblo, qué torta ni qué nada. Es la misma existencia de la gente lo que está en juego. El poder popular, que es la forma orgánica de nuestro socialismo propio, la contraloría social, la defensa de la patria en cualquier circunstancia. Y, digan lo que digan los quinta columna, el liderazgo de Chávez es fundamental para este proceso revolucionario, porque con su sabiduría, su coraje y su sensibilidad social, es lo que nos ha hecho avanzar. Y así continuará, pueblo mediante.

andrea.coa@gmail.com



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Andrea Coa


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