El aroma a pólvora y salitre vuelve a flotar sobre el Caribe. No es el eco de un pasado colonial, sino la vibración tensa de un presente donde se decide el futuro del orden mundial. El reciente despliegue de buques de guerra estadounidenses hacia aguas cercanas a Venezuela, bajo el ya gastado pretexto de "combatir el crimen organizado", no es un incidente aislado. Es el último espasmo de una narrativa imperial en colapso, enfrentándose a la fría, tangible e inquebrantable realidad de una Venezuela transformada en fortaleza multipolar. Este no es un conflicto convencional; es una guerra cognitiva, una batalla de frecuencias donde la verdad soberana, amplificada por sus aliados, resuena con una fuerza que agrieta los cimientos de la unipolaridad. Desde la visión de la filosofía cuántica pitagórica,
( Pretensión y visión personal de una herramienta de aproximación a otras disciplinas) cada apoyo estratégico, cada misil disuasivo, cada voz de conciencia regional es una nota en una sinfonía armoniosa que silencia la disonancia de la coerción.
I. La Manufactura de Consenso: Creando Realidades Falsas
En la guerra híbrida del siglo XXI, el arma más letal no es un misil, sino la información. La manufactura de consenso es el proceso por el cual las élites, a través de sus medios y operadores políticos y psicológicos, crean una "realidad" artificial para justificar sus agendas. Es la estrategia de "fabricar mentiras, fabricar falsos positivos" y "Fake News", como lo confirman las evidencias. El discurso de un sector cada vez más pequeño de la oposición desfasada de la realidad nacional, como el de María Corina Machado, que llama a desobedecer a la patria y confiesa que Venezuela debería ser un "aliado energético" de EE. UU., no es una opinión ideológica diferente, es una pieza clave en esta maquinaria. "A confesión de parte, relevo de prueba". Este discurso, que parece copiado al dedillo, se replica en otras naciones con la misma narrativa, como en México, una senadora Lilly, que lamentablemente responde a intereses muy contrarios a los de sus pueblos. Es particular que, aunque estos voceros dominan un inglés perfecto, ya no le hablan a sus pueblos en ese idioma, evidenciando que su verdadero interlocutor es un poder extranjero. Este tipo de declaraciones, que carecen de arraigo popular y contradicen los intereses nacionales, solo confirman su rol como agentes de un poder extranjero.
Esta narrativa opera en un nivel de frecuencias bajo, generando ruido y confusión. Sin embargo, en ambos países, esta estrategia se ha estrellado contra un muro: el consenso popular. Un consenso real de aguas abajo que, como una onda cuántica, se refuerza con la unión del pueblo y sus Fuerzas Armadas, se refleja en las movilizaciones masivas en defensa de la soberanía. Los pueblos, a través de su instinto, reconocen la mentira y se alinean con la verdad.
II. El Pretexto Desnudo: La Farsa del Narcotráfico y la Geopolítica de los Recursos
El argumento de "combatir el crimen" para justificar el despliegue militar en el Caribe se desmorona ante los hechos. Los datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) son irrefutables: Venezuela ha logrado ser un territorio libre de cultivos de hoja de coca y de laboratorios de procesamiento de cocaína. Esto contradice la narrativa fabricada y la expone como lo que es: una cortina de humo.
La realidad es que el 87% del narcotráfico en la región ocurre a través del Pacífico colombiano y ecuatoriano, desde donde se distribuye hacia EE. UU. Lo que es aún más revelador, como se ha expuesto, en una reveladora situación recogida por un estudio donde se encuentra que la DEA ha sido cómplice en la creación de "narco-estados" y ha operado en alianza con grupos paramilitares y narcotraficantes en la región, como lo demuestran los casos de los Zetas en México. Como bien he notado, si Venezuela fuera realmente un narco-Estado, EE. UU. sería su aliado, no su enemigo. Esta es la verdad incómoda que los medios hegemónicos ocultan.
La verdadera razón de la ferocidad del asedio reside en los recursos estratégicos de Venezuela. El país no solo posee las mayores reservas de petróleo certificadas del mundo (19%), sino también vastos yacimientos de gas (4%), cobre, hierro, diamantes y litio. El litio, en particular, es un mineral crucial para la transición energética global. La historia de golpes de Estado, como los de Irán en 1953 o Bolivia en 2019, nos demuestra que la agenda de "promoción de la democracia" es, en realidad, un código para el saqueo de recursos. El intento de derrocar a un gobierno soberano en Venezuela es, en esencia, un intento de controlar este tesoro mineral, que es vital para el futuro de la hegemonía estadounidense.
III. El Escudo Físico y la Resiliencia Histórica
La respuesta de Venezuela a la agresión no es solo moral o discursiva; es tangible y militarmente contundente. La adquisición de los sistemas de misiles S-300 VM y S-125 Pechora ha convertido a la nación en una fortaleza inexpugnable. Este hardware de la disuasión es la demostración física de que el relato de un "Estado fallido" es una mentira. Un ataque sorpresa es imposible, y cualquier incursión sería una empresa suicida. Este despliegue tecnológico es la manifestación material de la "filosofía cuántica pitagórica": la frecuencia de la soberanía es más fuerte que la vibración de la agresión.
Mi testimonio personal es una aproximación y prueba viviente de esta perspectiva de realidad cierta. La guerra que se libra en Venezuela hoy es la misma que yo presencié en Panamá en 1989 y que he vivido como coordinador del movimiento de solidaridad con Panamá, y Coordinador del "Movimiento por Venezuela" organización está última, que luego nos fusionamos en el MBR-200. Es la misma guerra de la que nos hablan los estudiosos estadounidenses, que denuncian el control de la red y los grandes medios. Es una guerra por la memoria y la historia de los pueblos. Sin embargo, como bien digo, "la arrogancia imperial" y la "prepotencia" no piden perdón. Y es precisamente esa arrogancia la que se desintegra ante la invencible fuerza de la unión y la conciencia.
IV. Perspectivas desde "la Geopolítica Cuántica": La Invencibilidad de la Verdad Resonante
La antigua sabiduría pitagórica, que entendía el universo como un cosmos regido por números y armonías, ofrece una lente poderosa para decodificar este conflicto.
* "Geometría del Poder": El mundo unipolar, una línea recta de dominación hegemónica, se está quebrando. En su lugar, emerge una nueva geometría sagrada de la política internacional: un triángulo estratégico (Rusia-China-Irán) y una constelación de países soberanos que forman una red multipolar, resiliente e interconectada.
* "Armonía de las Esferas": La solidaridad de Rusia, el respaldo económico de China, la resistencia iraní y la dignidad venezolana no son acciones aisladas. Juntas, crean una sinfonía de soberanía cuya armonía neutraliza la disonancia belicista y genera una frecuencia de paz basada en el equilibrio, no en la sumisión.
* "El Poder del Número": Los pitagóricos creían que la realidad es matemática. Los números son inexorables: las reservas de petróleo, las hectáreas libres de cultivo ilícito y el creciente número de países que se alejan del dólar son datos concretos que refutan la propaganda.
* "Realidad y Vibración": En la física cuántica, todo es vibración y frecuencia. La narrativa imperial, construida sobre la mentira, emite una frecuencia baja e incoherente que se desintegra al chocar con la resonancia sólida de la verdad soberana.
Conclusión: La Victoria del Propósito y el "Nado Sincronizado del lado soberano "
Venezuela no solo ha resistido, sino que está ganando la guerra cognitiva. El despliegue militar en el Caribe no es una muestra de fuerza, sino un acto de desesperación de una potencia que ve cómo su narrativa se resquebraja frente a la firmeza de un pueblo y la solidez de sus alianzas. La victoria venezolana ya es palpable. Se mide en misiles que disuaden, en llamadas de apoyo que fortalecen y en voces regionales que desenmascaran.
Como en el nado sincronizado que se observa en México, la firmeza de los líderes y el apoyo del pueblo demuestran que la soberanía no es un concepto abstracto, sino un propósito nacional que se defiende con hechos y con conciencia. La "geopolítica cuántica" no solo cerrará el Caribe, sino que, Dios mediante, se extenderá para cerrar el Pacífico y el Atlántico, oponiendo la resistencia multipolar a la arrogancia imperial. El futuro no se escribe desde el Pentágono, sino desde la firmeza del Caribe resistente y la armoniosa sinfonía de las naciones que se atreven a ser libres.