"Mares Nostrum", imperios, paralelos y caídas: La piratería decadente y el latido de la resiliencia

El Eco de la Barbarie en Aguas Turbias...En el teatro de la geopolítica contemporánea, asistimos a una escena que, por su descaro y violencia, resuena con los actos más oscuros de la historia: la "incautación" de un buque petrolero venezolano en aguas internacionales. Este evento, lejos de ser un incidente aislado o una mera aplicación de medidas coercitivas, constituye un acto de piratería internacional confeso. Es un asalto militarizado, ejecutado con la misma audacia que antaño exhibían los corsarios, pero ahora bajo la bandera de un imperio que se percibe en fase terminal, agarrándose a los vestigios de un poder que se desvanece.

La reacción de la República Bolivariana de Venezuela, al calificar este hecho como un robo descarado y un crimen internacional, no es una mera retórica diplomática; es una descripción precisa de una acción que viola todo principio de soberanía y de derecho marítimo. El mundo ha sido testigo de la puesta en escena de la brutalidad imperial, donde la fuerza bruta sustituye a la razón y el saqueo se disfraza de "operación antinarcóticos" o "defensa de la democracia".

Como se ha señalado, no es la migración, ni el narcotráfico, ni siquiera la retórica de la "democracia" lo que impulsa esta agresión prolongada. Siempre se trató, y se trata, de las riquezas naturales, de la energía, de los recursos que pertenecen exclusivamente al pueblo venezolano. La confesión pública del presidente estadounidense, que en el pasado ha manifestado abiertamente su deseo de quedarse con el petróleo sin pagar contraprestación alguna, desenmascara la verdad: estamos ante un plan deliberado de despojo y extorsión, una forma moderna de colonialismo energético.

Este acto de piratería, ejecutado con helicópteros y comandos, revela la caída de las caretas. El imperio decadente y moribundo exhibe su verdadera naturaleza ante la concurría de naciones. Es un espectáculo de decadencia moral y legal que, lamentablemente, la verdad es sacrificada, una vez más, ante un planeta distraído en no sé qué asuntos.

De Mares Nostrum a la Piratería Decadente: Un Paralelo Histórico

Para comprender la magnitud de la agresión actual, debemos recurrir a los archivos de la historia y trazar un paralelismo conceptual con el ascenso y la hubris de los imperios pretéritos.

El Imperio Romano, en su momento de máximo esplendor y dominio sobre el Mar Mediterráneo, acuñó la célebre frase Mares Nostrum (Nuestro Mar). Esta no era solo una declaración geográfica; era una afirmación de soberanía, un reconocimiento de su pericia marítima y de su capacidad para garantizar la seguridad y, crucialmente, el intercambio comercial a lo largo de sus costas. A pesar de su hegemonía, la visión romana, al menos en sus épocas de mayor estabilidad, estaba enfocada en el control para la prosperidad. Los puertos, como el famoso Puerto Cesáreo, florecieron, permitiendo el flujo de bienes, ideas y culturas. El mar era, en esencia, un circuito vital para el imperio y las naciones bajo su influencia, un espacio donde las reglas, aunque impuestas por Roma, facilitaban el comercio y la civilización.

Hoy, observamos un contraste distópico. El imperio actual —que se abrogó el papel de policía global tras la desintegración de sus rivales— no proclama un Mares Nostrum para el intercambio o la seguridad. Lo que practica es un crimen organizado a escala estatal, una piratería en alta mar que no busca establecer rutas comerciales, sino estrangularlas. Su mar es un espacio de terror, coacción y violación flagrante de los acuerdos internacionales.

El concepto de Mares Nostrum implicaba ser expertos en los mares, pero el ejercicio de esta experticia se corrompe cuando pasa de ser un garante del tráfico a ser su principal depredador. Mientras el Imperio Romano, en sus mejores momentos, ofrecía a los comerciantes cierta previsibilidad —un marco legal, aunque severo—, el imperio actual ofrece la incertidumbre absoluta: el robo a mano armada como política exterior. Esta es la diferencia entre un imperio que, en su lógica, sostenía una cierta arquitectura civilizatoria, y uno que, en su declive, solo puede ofrecer barbarie entre naciones como forma de relacionamiento.

La Sombra Alargada de la Doctrina Monroe

El reciente acto de piratería es la manifestación más violenta de un principio que ha regido la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina por más de dos siglos: la Doctrina Monroe.

Proclamada por el presidente James Monroe en 1823, la doctrina establecía que cualquier intervención europea en el continente americano sería considerada un ataque directo a los Estados Unidos. Aunque superficialmente pareció un gesto de apoyo a las nacientes repúblicas hispanoamericanas que luchaban por su independencia, con el tiempo, esta doctrina se transformó en una justificación para el intervencionismo desenfrenado de Washington.

Como bien se sabe, presidentes posteriores le añadieron corolarios que revelaron su verdadera intención imperialista. En 1880, el corolario que establecía el control estadounidense sobre cualquier canal interoceánico se materializó en el despojo del Canal de Panamá. Más tarde, el corolario Roosevelt de principios del siglo XX, arrogó a los Estados Unidos el derecho de intervenir y "reordenar" a los países americanos para resguardar los intereses y el patrimonio de las empresas estadounidenses.

La Doctrina Monroe no es un documento de archivo; es un mapa de ruta para el saqueo. Cuando hoy se incauta un petrolero venezolano cargado de crudo, se está actualizando la vieja máxima de la Doctrina Monroe. La agresión no es solo contra un gobierno, sino contra el principio de soberanía nacional. El mensaje implícito es que el patio trasero debe someterse a la voluntad del amo, y si no se somete, se le confiscarán sus activos. Esta es la esencia de la coacción y el mantenimiento del "patio trasero" bajo el yugo de la miseria y el control.

Esta visión distópica, que considera al resto de naciones como meros instrumentos para sus intereses corporativos, es lo que debemos desmantelar para limpiar las mentes de nuestras futuras generaciones. La Distopía Cognitiva consiste en hacer pasar el crimen por justicia, la piratería por ley, y la injerencia por defensa de la libertad.

El Legado Visionario y la Resiliencia de la Patria Grande

Frente a la barbarie, la respuesta debe ser la resiliencia organizada y la activación de los resortes sociales y de convivencia. Venezuela no está sola en esta encrucijada; su resistencia es un eco del espíritu fundacional de la Patria Grande.

Debemos recordar a hombres como el Generalísimo Francisco de Miranda, el Precursor, cuya visión iba mucho más allá de las fronteras de su natal Venezuela. Miranda entendió la necesidad de la internacionalización del conflicto. Buscó activamente los apoyos de las potencias de la época para la causa independentista, sabiendo que la gesta de liberación no podía ser un asunto local si quería perdurar. Su tenacidad abrió los caminos diplomáticos y militares que luego seguiría el Libertador,

por supuesto, la figura monumental de Simón Bolívar. Él llevó el espíritu de la independencia a un plano continental, liberando cinco naciones. Bolívar no solo fue un militar genial, sino un visionario geopolítico que comprendió la necesidad de la unidad continental para contrarrestar la vocación imperial de las potencias del Norte. Su sueño de una Gran Colombia y un Congreso de Panamá sigue siendo el paradigma no alcanzado de la unidad necesaria para oponerse a la injerencia.

Venezuela, con su resistencia multidimensional, está honrando este legado. La resistencia no es solo militar, sino sobre todo moral, diplomática y, fundamentalmente, cuántica. Es la narrativa del pueblo blindándose contra la guerra psicológica, la que activa una resonancia que trasciende los límites del espacio-tiempo material. La calma y el baile del presidente Maduro ante la amenaza más poderosa del mundo no es ingenuidad; es un mensaje de firmeza y confianza que neutraliza el intento de sembrar pánico y división. Es la respuesta del "Don't worry, be happy" ante la amenaza de muerte, una estrategia sico-política que busca fertilizar la tranquilidad en el alma popular.

Las Esferas de Equilibrio y la Nueva Arquitectura de Cooperación: Los BRICS como Ancla

La búsqueda de las esferas de equilibrio y el respeto paralelo se convierte en la única ruta sensata para la supervivencia civilizacional.

Las agresiones como el reciente acto de piratería no son solo un ataque a Venezuela; son una advertencia para cualquier nación que se atreva a trazar un camino soberano. Sin embargo, estos errores imperiales son, a la vez, el gran sepulturero de su hegemonía. Al caer en la ilegalidad y el descaro, aceleran la necesidad de un nuevo orden mundial.

Aquí es donde la Cooperación y el Respeto Mutuo deben reemplazar a la locura imperial. En este contexto, la emergencia de plataformas como BRICS (Brasil, Rusia, India, China, y Sudáfrica, y sus nuevos miembros) asume una importancia crítica. Los BRICS representan una forma de interrelación basada en la cooperación y no en la coacción. Son un circuito alternativo de comercio, finanzas y gobernanza que busca un mínimo de respeto por la soberanía.

Mientras el imperio decadente amenaza con seguir apretando la "pinza económica" y busca bloquear todos los canales de ingreso de divisas a Venezuela —como se ha anunciado que esperan más "incautaciones" de barcos—, la estrategia de Venezuela y de los BRICS debe ser la de construir una flota fantasma de la cooperación. Esto implica:

Desdolarización y Circuitos Financieros Propios: Acelerar la creación de un sistema de pagos alternativo que no sea vulnerable a las sanciones y el secuestro de fondos.

Rutas Comerciales Blindadas: Acompañar los buques petroleros con algún tipo de contramedida o medida de resguardo —ya sea diplomática, naval, o de seguridad cibernética— que visualice y neutralice estos actos de piratería. El ejemplo de la Federación Rusa al responder con submarinos o cazas es un espejo de lo que se debe coordinar.

Hilos de Coordinación: Crear los hilos y circuitos de acción coordinada desde todos los diferentes niveles (gobiernos, empresas, sociedad civil) para promover proyectos de progreso, humanización y paz.

El 2026 se anuncia como un año de fuertes definiciones y reacomodos. La ultraderecha fascista global, con su discurso distópico y su lógica de confrontación, intenta llevarnos a un punto de no retorno. Pero la única razón necesaria para el mundo y la civilización es la Paz basada en el Derecho Internacional.

El Combate de las Narrativas y el Blindaje Cuántico

Tal como se ha analizado, las guerras y confrontaciones comienzan en las mentes. La agresión actual es la materialización de un discurso de deshumanización. El imperio criminaliza al Estado venezolano como "narcoterrorista" para justificar el robo. Es una versión moderna de la justificación de las Cruzadas: demonizar al otro para legitimar el saqueo.

La importancia de la narrativa en este momento es crucial. El artículo que hoy presentamos, con su ejercicio histórico y conceptual, forma parte de ese blindaje de los pueblos. Debemos contar nuestra propia historia, desmintiendo la distopía cognitiva y exponiendo la barbarie.

El combate debe ser a nivel material y cuántico. Si la Doctrina Monroe es un meme geopolítico de dominación que se ha repetido por dos siglos, debemos lanzar un meme de liberación y cooperación que resuene con la frecuencia de la soberanía. Los conceptos sintérgicos que exploramos en otras discusiones sobre las propuestas cuánticas y visiones de Grinberg y la expansión sin heridas son el fundamento teórico para entender cómo esta resistencia en la narrativa y la conciencia colectiva crea un campo de fuerza que repele la agresión. Es la expansión sin heridas de la conciencia global contra la contracción violenta del imperialismo.

Venezuela muestra el camino de la resiliencia, una resistencia de todo tipo, hasta en las formas cuánticas de la conciencia. La única manera de limpiar las mentes de la barbarie es con la verdad histórica y la visión de un futuro en el que el mínimo respeto y el equilibrio sean los pilares de la relación entre naciones. Es nuestro deber ineludible.



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Lorenzo Angiolillo Fernández


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