La salvaje costumbre de un golpista

Ya pareciera algo enfermizamente obligado que los que más se hacen llamar democráticos no resistan el placer de retomar las viejas costumbres del otrora: agredir con todos los mecanismos a su disposición cuantos pretendan defender y dignificar sus derechos constitucionales; recordemos los lamentables y sangrientos registros de dolor y muerte dejados por el 27 de febrero de 1989, donde una clase dirigente demostró que la vida humana no tiene valor cuando se trata de ostentar y mantener un modelo político signado por la exclusión y desvaloración de los más elementales principios humanísticos. El señor Manuel Rosales, aunque mucho lo disimule, pertenece por naturaleza a esa clase de nefastos personajes que tanto caracterizaron la sangrienta política de coerción del pasado. Célebres personajes como López Sisco, que no por casualidad perteneció hasta hace poco a su equipo de gobierno, y Posada Carriles fueron los encargados de hacerles el juego sucio y poder frenar el creciente descontento y deslegitimación de sus gobiernos. Acontecimientos como Cantaura, Yumare, el Porteñazo, el Amparo, 27 de Septiembre, 11 de abril deben mantenerse en nuestra memoria como recordatorio más próximo de cuáles son precisamente los mecanismos utilizados por esta clase política.

Hoy precisamente, cuando toda América Latina manifiesta decididamente el repudio ante la visita del Terrorista Mayor (Bush), una vez más el señor Manuel Rosales ha arremetido contra una manifestación de jubilados. Lo más insólito de este salvaje acto en contra de esta protesta legítima, algunos de ellos con discapacidad, es que a pesar que el diputado RAFIC SOUKI, Presidente del Bloque Parlamentario Zuliano, exigía respeto contra posibles atropellos a esta manifestación pacífica, el comisario Torres recibe ordenes del secretario de gobierno, Pablo Pérez, para que la policía regional descargara todo su arsenal de balas de gomas, peinillas y bombas lacrimógenas. El resultado de esta barbarie no se queda en los afectados, en los presos, en los golpes, en los peinillazos; sino que la acción criminal se extendió hasta las inmediaciones de la Alcaldía, hacia donde lanzaron 2 bombas lacrimógenas, una de las cuales impactó a una ambulancia y la otra rebotó en el abdomen de un humilde trabajador. Por todas estas razones, hoy mas que nunca los Zulianos exigimos, no solo el pago de las deudas, sino la celeridad del TSJ en torno al antejuicio de mérito que conduzca al encarcelamiento del señor MANUEL ROSALES.

Tal ha sido el grado de agresividad demostrado por la policía de este señor (léase Policía Regional del Estado Zulia) que verdaderamente nos da pie a pensar que más allá de la sola intención de reprimir a estos jubilados, la intención de fondo es el de ir preparando el clima de desestabilización que se recrudecerá una vez que RCTV salga del aire (cuando culmine su Concesión). Por diferentes medios y fuentes nos han llegado informaciones que reconocidos sectores golpistas en el país, están reuniéndose y abrigan no muy cándidas intenciones; por lo tanto llamamos a todos los sectores revolucionarios del Estado y del país a estar atentos a las acostumbradas andanzas de estos señores y cerrar filas, ya que NO VOLVERÁN.

waldo.munizaga@corpomaracaibo.net


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Waldo Munizaga


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