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El Origen, Historia y Tradición de las Misas de Aguinaldo Decembrinas

En el corazón de diciembre, cuando el alba aún no despunta, y suena las campanas, las Misas de Aguinaldo, también conocidas en algunos contextos como Novena de Navidad, representan una de las tradiciones religiosas más arraigadas, durante el período decembrino en diversas regiones, que se celebra ininterrumpidamente del 16 al 24 de diciembre. Esta práctica, que implica la celebración eucarística en las madrugadas previas a la Navidad, no solo tiene un profundo significado espiritual, sino que también está impregnada de particularidades culturales que la hacen única; veamos el origen, la evolución histórica y la tradición de estas misas, analizando sus antecedentes litúrgicos, su difusión geográfica, la fundamentación teológica y la existencia de algunas licencias eclesiásticas, que las autorizó, así como sus manifestaciones actuales.

Para comprender el surgimiento de las Misas de Aguinaldo, es esencial situarlas en el contexto de las prácticas devocionales de la Iglesia Católica, especialmente las relacionadas con el Adviento y la veneración mariana. Desde tiempos antiguos, la Iglesia ha fomentado la preparación espiritual para las grandes festividades. El Adviento es un período de alegría y devoción, centrado en la venida de Cristo: su nacimiento histórico y su segunda venida gloriosa, según la fe cristiana.

Las raíces de estas celebraciones se remontan a la época de la Colonia, inspiradas en los ritos medievales de la España antigua. Sin embargo, en Latinoamérica, Venezuela y Mexico gozan de una distinción única: el Papa León XIII (pontífice entre 1878 y 1903) otorgó un privilegio especial a la Iglesia venezolana, para celebrar estas misas, fueron oficialmente autorizadas para el país, por el Papa. Esta concesión papal se otorgó en 1888, otorgando un privilegio exclusivo para Venezuela; aunque la tradición de misas matutinas en preparación para la Navidad, tiene orígenes coloniales y estuvo ligada a la evangelización, la autorización específica del Papa León XIII, consolidó su estatus, y particularidad en el contexto venezolano; mientas que en México como raíz de los primeros eventos religiosos en el "Nuevo Mundo", tienen su origen, las misas navideñas, en una solicitud especial, concedida por la Santa Sede, la licencia, para celebrar estas misas, que fue recibida por Fray Diego de Sierra en 1578, directamente del Papa Sixto V.

Esta autorización permitió la celebración de misas del 16 al 24 de diciembre en la Nueva España en 1578, y en Venezuela a partir de 1888. La principal motivación de esta licencia por parte del Vaticano, fue la evangelización y la adaptación pastoral, para integrar a los pueblos originarios a la fe católica, utilizando festividades y ritos que resonaran con sus costumbres y calendarios milenarios, convirtiéndose en un pilar de la identidad religiosa y cultural; los misioneros buscaban métodos efectivos para adoctrinar y consolidar la fe, entre la población indígena, y la mejor forma fue la de integrar elementos culturales preexistentes, para establecer nuevas tradiciones que facilitaran la comprensión y adhesión a los principios cristianos.

Las Posadas en México y otras regiones, por ejemplo, tienen conexiones con festividades aztecas, que celebraban los nativos, en la misma época del año, lo que facilitó su adopción y transformación, con la llegada de las prácticas religiosas de los invasores y colonizadores españoles, impuestas a través de la práctica doctrinaria, de los misioneros que propiciaban la imposición de la fe cristiana. Tras la invasión española, Abya Yala hoy América, desde la Nueva España, se convirtió en un vasto campo para el sincretismo a través de la evangelización. Las órdenes religiosas, como los agustinos, desempeñaron ese papel crucial, en la adaptación de las prácticas católicas a las realidades locales, durante el periodo de la colonia, consolidándose así, hasta nuestros días.

Dentro de este marco, las devociones marianas, las misas navideñas han ocupado un lugar central, siendo la Virgen María un modelo de fe y esperanza, por su parte, tienen una larga tradición en el cristianismo, simbolizando la vigilancia y la entrega temprana a Dios. La relevancia del período navideño para los cristianos, que conmemora el misterio central de la Encarnación, propició un terreno fértil para el desarrollo de devociones especiales. Las Misas de Aguinaldo se inscriben en esta lógica, actuando como una preparación mariana para la celebración del nacimiento de Jesús.

La tradición de las Misas de Aguinaldo tiene raíces profundas que se remontan a prácticas cristianas tempranas en España, que hasta hoy ha llegado a consolidar su manifestación más distintiva arraigándose en diversas regiones, como el Caribe y América Latina y fundamentalmente en Venezuela, como una tradición que data desde la colonia, mantenida por la Iglesia Católica, como el componente fundamental y central, de la celebración navideña, considerada una de las tradiciones más populares de esta temporada.

En estas tradicionales misas, el término "aguinaldo", se asocia con el regalo que se pide o se da, lo que resalta el carácter festivo y especial de estas eucaristías. Los frailes españoles en la época colonial buscaron adaptar la liturgia católica, a las realidades locales, lo que pudo haber contribuido a la particularidad de esta devoción, ofreciendo regalos de aguinaldo en ellas. Estas misas se caracterizan por ser una Eucaristía "con gloria", acompañada de los cantos de aguinaldo, que se realizan generalmente en las madrugadas, incluso a las cuatro de la mañana, aunque los horarios pueden variar según el uso local. Los elementos que definen esta tradición incluyen, horario matutino, destacando que la característica más distintiva, es su celebración antes del amanecer, lo que añade un componente de sacrificio y devoción fervorosa, a la espera del renacer del sol, que alumbra un nuevo día.

Estas misas están fuertemente asociadas con cantos tradicionales, conocidos como "aguinaldos", que son himnos navideños, con un ritmo alegre y festivo. Estos cantos son interpretados por grupos que utilizan instrumentos tradicionales, creando un ambiente de júbilo navideño, la asistencia masiva de los fieles, familias enteras, es un sello distintivo. A pesar de la hora temprana, las iglesias se llenan de congregaciones devotas que buscan fortalecer su fe y, compartir comunitariamente la espera del Nacimiento.

Más allá de la dimensión litúrgica, estas misas tienen un profundo significado social. Fomentan la cohesión comunitaria y son una ocasión para el encuentro y la expresión cultural y religiosa. Son percibidas como una forma de preparación espiritual para la Navidad, celebrando la esperanza y la alegría que trae la llegada del Niño Jesús; por lo tanto, no son solo un acto litúrgico, sino una experiencia cultural completa, que ilustra la vitalidad y diversidad de la tradición cristiana en el Caribe y otras partes del mundo, que ha sido inducida para el afianzamiento de la fe cristiana, sobre todo en la época de la conquista y colonización, donde la evangelización fue el arma fundamental, para el sometimiento de los pueblos originarios, a través de la imposición sistemática de la religión cristiana.

Hoy en día, estas misas continúan siendo una manifestación vibrante de fe, donde los cantos de aguinaldo, la participación comunitaria en las madrugadas de diciembre y el ambiente de alegría y esperanza, se combinan para ofrecer una preparación espiritual única para recibir la Navidad. El significado duradero de esta tradición reside en su capacidad para unir a la comunidad, en torno a la fe, para celebrar la esperanza y la inminente llegada del Salvador, y para mantener viva una expresión cultural que enriquece la celebración navideña. Las Misas de Aguinaldo, con su mezcla de lo sagrado y lo popular, siguen siendo un faro de devoción y una parte entrañable del patrimonio religioso y cultural de las comunidades donde se celebran.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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