Resistencia popular ante la guerra económica

A pesar de que lo nieguen algunos por ceguera voluntaria o por interés, es cada vez más obvio que existe una agresión intencionada a la economía, con la finalidad de impedir la consolidación de la Revolución Chavista en Venezuela, más aún ante el hecho de constituirse en referencia para otros pueblos que buscan salidas alternativas al esquema esclavizador neoliberal. ¿Un ejemplo de lo que digo? Hasta el año pasado la excusa universal para justificar el alza de los precios era la subida del dólar paralelo. Hoy en día ese dólar está estancado, pero los precios siguen subiendo peor que antes. ¿Y entonces?

La vuelta forzada de gobiernos de derecha a la región, con el retroceso político en Argentina (del que ya se están arrepintiendo) y el vulgar golpe de estado en Brasil, debe ser reforzado por la derecha del continente (léase USA y sus aliados) con la caída urgente del Gobierno Bolivariano. Con más razón ante la política de cambio del modelo rentista en nuestro país, con mayores niveles de producción y diversificación de la economía, que, de resultar exitoso, nos permitiría escapar de los vaivenes de la volatibilidad de los precios del petróleo y reduciría nuestra dependencia, dando un necesario despegue a nuestro país, tal como lo propuso el Comandante Chávez en el Plan de la Patria.

Aquí me viene a la memoria la imagen de un pueblo enfrentado al mayor Imperio de su momento, y un líder que con sencillos gestos arruinó la economía de esa potencia, que tuvo que darle la Independencia. Se trata de Gandhi confeccionando las telas en casa con un rudimentario telar artesanal o botando la sal al mar.

No había ejército que pudiera responder ante algo así, pero sin el pueblo productor o consumidor, los capitalistas no son nada. Me dirán que existe una diferencia en la idiosincrasia de ambos pueblos, pero quiero exponer estos ejemplos: No hay jabón de baño. Por un buen tiempo las empresas fabricantes y distribuidoras sacaron esos necesarios productos y solo se consiguen a precios especulativos en el mercado bachaquero informal.

Pero un montón de gente ahora está haciendo jabones caseros y se están viendo en muchos lugares. Tanto así que los gremios médicos asociados a los laboratorios tratan de alertar a la población que no los use, como si su elaboración casera fuera muy diferente de la industrial. El principio es exactamente el mismo. Lo mismo con la harina de maíz precocida. Cada vez más gente está haciendo sus arepas de maíz de verdad, lo cual es fácil, barato y más sano. Casos hay muchos. Son formas de resistencia popular, aunque muchos de quienes participan de ella no lo sepan.

El asunto es que sí es bueno que lo sepan. Nuestra Democracia más allá de los límites de la representatividad, es, por sabiduría de Chávez y decisión popular, PARTICIPATIVA. De manera que nuestra población debe ser convocada y convocante a mayor participación en la resistencia activa contra quienes nos agreden. Están muy bien las excelentes concentraciones políticas de respaldo al gobierno pero ¿qué tal convocar a concentraciones de madres de familia frente a las empresas que nos niegan productos o especulan? ¿Por qué no llamar a boicot de consumo de productos a precios injustos? No dejarlo solo a la opción de cada quien, sino convocarlo.

Ya la gente bajó el consumo de carne y pescado y tuvieron que bajar los precios. Ya cada vez hay más jabón artesanal. Es llamar abiertamente a no comprar en negocios especuladores, con nombre y apellido. Castigarlos por una semana o más. ¿Cambur a 1.000 Bs? ¡Que se les pudran! Que nuestra televisión dicte cursos con pelos y señales para elaborar jabones, desodorantes, de cómo sembrar en un apartamento, cómo procesar el maíz para comer arepas más nutritivas.

Es hacer llamados desde nuestra dirigencia no solo política, sino además también artistas, líderes religiosos, todo aquel que quiera sumarse. Convocar de esa manera a la Resistencia Pacífica pero activa, consciente. Y destacar los logros, que seguro vendrán.


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