A propósito de las declaraciones del ministro Faría: ¿Existe hambre en Venezuela?

Fuera de cualquier valoración de índole partidista dada la alta polarización presente en la sociedad venezolana y dado que existe la tendencia a culpar a un factor o a otro, por la situación económica que atraviesa el país, cabe preguntarse: ¿Existe hambre en Venezuela?

Si se le pregunta a cualquier ciudadano en la calle, a funcionarios gubernamentales, políticos opositores, empresarios, campesinos, industriales o comerciantes, algunos dirán que el culpable es el gobierno, otros responsabilizarán a la coalición de opositores, otros más a los empresarios y más de uno culpará a los mal llamados “bachaqueros”. Siempre existe la tendencia ver el problema de modo aislado, simplista, sin establecer correlaciones, corresponsabilidades ni mucho menos presentar argumentos que verifiquen lo afirmado. Y lo anterior estaría bien, en el sentido de que la opinión es un acto sujeto a ser contrariado precisamente por otra opinión, por una verdad o por la certeza.

Cuando el Ministro de Comercio Exterior Jesús Faría declaró “No admito de que las personas coman menos, hay problemas de acceso a los alimentos básicos y problemas en lo económico producto de la crisis” (http://www.aporrea.org/contraloria/n295167.html, 10/08/2016 03:43 PM), al menos en teoría, cayó en la ligereza de afirmar algo, que puede ser perfectamente rebatido con pruebas reales.

Mi palabra no tiene más peso que la del Ministro Faría, pero mi realidad inmediata, la que mis sentidos pueden percibir con criterio de certeza, evidenciado de manera clara e inocultable me permiten decir: Presidente Maduro, Vicepresidente Istúriz, Señores Ministros, Sres. Diputados de la Asamblea Nacional, Gobernadores, Alcaldes, SUNDEE, Presidente de Fedecámaras, Venancham, Consecomercio, Ansa, comerciantes, distribuidores y demás componentes del sistema de producción, distribución y comercialización en la República Bolivariana de Venezuela: SI HAY SITUACIONES DE HAMBRE Y/O MALNUTRICIÓN EN EL PAÍS.

Me explico, con el problema del acceso a los alimentos, hay situaciones diversas, que están al alcance de la observación de cualquier persona y otras que son directamente experimentadas por la población venezolana. Si es sabido y comprobado que existe especulación, usura, inmensas colas para adquirir los pocos alimentos que llegan a los expendedores, encarecimiento sostenido de los productos, acaparamiento, remarcaje, “bachaqueo corporativo”, “bachaqueo” común, ¿Cómo pretender que todos esos factores negativos no incidan en la cantidad y la calidad de alimentos que es posible consumir?

Es un abuso de mi parte hablar de mi situación particular, pero tengo una familia que incluyéndome somos sólo 4 personas y honestamente si bien hemos tenido que cambiar hábitos alimenticios, con un consumo muy limitado de alimentos proteicos, con prevalencia de carbohidratos y que para poder comer he tenido que endeudarme con un monto tal que para poder pagar tendría que reunir el salario integral de 14 meses (o alrededor de 50 salarios mínimos) , afortunadamente no podría decir que he pasado hambre. Mal nutrido si, endeudado hasta los tuétanos también, pero hambriento no, hasta ahora.

Por otra parte, he visto en las sucias y arruinadas calles barquisimetanas, algo que por muchos años había desaparecido: hombres, mujeres, adolescentes y niños hurgando en la basura en busca de alimentos desechados. También por experiencia inmediata conozco hogares donde han recortado el número de ingestas diarias, a dos comidas e inclusive a una sola porción diaria. Y soy víctima-testigo de cómo cada nuevo día hay que hacer malabares para tratar de conseguir al menos los productos de la inalcanzable “canasta básica”.

En meses precedentes, en redes sociales circulaban “memes” y chistes acerca del consumo de mangos, lo cual me parecieron algo exagerados. Bastó con que fuese a la comunidad “Los Garzones” ubicada en la localidad de Ospino, en el estado Portuguesa, para ver con sorpresa y amargura cómo los habitantes del mencionado caserío ante la falta de alimentos, optaban por recolectar mangos para paliar el hambre evidente y la mala nutrición.

En fin, cada quien está en la capacidad de observar la realidad y hacerse de una opinión que pudiera estar mediatizada por diversos elementos subjetivos, más existe una certeza verificable, observable, comprobable más allá de tendencias políticas, que aunque la neguemos sistemáticamente, no deja de existir. En lo que respecta a la alimentación, el hambre y la malnutrición se ha hecho presente en muchos hogares venezolanos por muchas causas que sería largo enumerar y en las cuales tanto gobierno, como políticos, empresarios, opositores, progobierno, comerciantes y consumidores de algún modo tenemos corresponsabilidad pero siempre pretendemos endilgársela a alguien más.

Es ingenuo afirmarlo, pero cuando el Estado consiga la aplicación férrea de las leyes existentes en la materia, los empresarios produzcan más y a precio realmente justo, los distribuidores y comerciantes no aprovechen la difícil coyuntura para asediar a los consumidores con usura y acaparamiento, los políticos dejen de aliarse a los poderes fácticos para provocar la ruina del país y cuando el pueblo deje de robar al propio pueblo con prácticas delincuenciales, tal vez podamos avanzar hacia una sociedad donde las necesidades básicas y los derechos fundamentales estén realmente garantizados, más allá de los principios consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.


obarrios08@hotmail.com


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