Segunda carta abierta al presidente Nicolás Maduro

Camarada Presidente.
 

Reciba un cordial saludo en la oportunidad  de hacerle llegar una segunda misiva (creemos que no leyó la primera) que no tiene otro objetivo que el exponer ante usted, y a su consideración, algunas ideas que creemos podrían ayudar a resolver el problema de la escasez y la especulación que azota a millones de venezolano.

Antes, sin embargo, manifestamos nuestra preocupación por lo entregado, poco creativo y hasta paralizado que luce el gobierno en su lucha contra los problemas que ya mencionamos.

Presidente, no son mentiras lo que reflejan las encuestas recientemente publicadas. El pueblo está arrecho y cada vez más decepcionado de su gobierno. No se coma el cuento de sus asesores. Queda poco tiempo… reaccione.

Hasta ahora, las acciones tomadas para ganar lo que usted ha denominado la guerra económica, se nos asemejan a la colocación de parches porosos para intentar resolver un problema que es cancerígeno. El crecimiento constante y arbitrario del dólar negro en Venezuela  es la causa principal de todos los males que padece nuestra economía y es contra ese fenómeno que debemos enfilar todas nuestras baterías, pues ni es casual ni mucho menos  espontáneo.

El dólar del mercado paralelo es impulsado hacia arriba con fines políticos y por políticos a los cuales poco les importa el daño que le hacen a millones y a la patria misma.

Después de haber intentado acabar con la Revolución Bolivariana a través de huelgas generales, golpe de Estado, guarimbas, sabotaje petrolero, sabotaje eléctrico, asesinatos y pare de contar, la derecha venezolana y sus amos del norte parecieran haber encontrado la vía para acabar con la Revolución Bolivariana y volver al pasado… generar malestar en el pueblo y ponerlo a pasar necesidades.

Nada más desesperante para un ciudadano que el no poder adquirir los productos que desea o peor aún, no disponer del dinero suficiente para adquirir lo que sus hijos necesitan. Esto genera un descontento y un estado de frustración que termina afectando la sostenibilidad de cualquier proyecto político.

Eso, señor presidente, lo tiene clarito el Departamento de Estado y la derecha venezolana, de allí que diseñaran el plan que está en marcha y mantiene arrinconado a su gobierno. .

Hasta hace poco el contrabando de extracción hacia Colombia, Guyana, Trinidad, Aruba, Curazao y Brasil no era muy lucrativo, pues no había una diferencia muy alta entre el precio al cual el gobierno vendía el dólar y el precio al que esta moneda se cotizaba en el mercado negro o mercado paralelo. Llevar productos de contrabando, del mercado venezolano a esos países  no dejaba muchas ganancias amén de generar altos costos logísticos y riesgos.

Es por ello que los enemigos de Venezuela se plantearon (y ya sabemos como) catapultar,  tan alto como fuese posible, el dólar negro. Una gran diferencia entre el dólar oficial y el dólar negro impulsa un contrabando masivo, pues, y solo para poner un ejemplo, un paquete de harina de maíz que cuesta en Venezuela aproximadamente 20 bolívares (aproximadamente 3 dólares a precio oficial) es vendido en Colombia a 2.5 dólares, pero por esos dólares  en el mercado negro se obtienen un mil bolívares… Invertir 20 bolívares para obtener 1000 es un negocio casi tan lucrativo como el narcotráfico.

Habiendo hecho del contrabando un negocio super lucrativo lo demás es cocer y cantar. Grandes mafias vinculadas al narcotráfico (por aquello de las rutas, los contactos, las vinculaciones con oficiales y la logística fortalecida durante décadas) entran en el negocio y arrasan con el mercado y la economía venezolana, generando una escasez espantosa y una especulación insoportable.

Es claro, entonces, que para acabar con las grandes distorsiones de la economía venezolana hay que acabar con el contrabando. Si no hay contrabando el dólar negro pierde mucha fuerza. Si no hay contrabando la escasez se disminuye significativamente. Si no hay contrabando ni escasez, la especulación desaparece.

Sí, es verdad que resulta fácil decirlo, pero involucra una acción dura y nada fácil de tomar como es el cierre de la frontera con Colombia.

No es fácil, pero todas las otras acciones no son más que pañitos calientes. El gobierno tiene que tomar la decisión de defender la revolución cerrando la frontera o dejar que la derecha, creadora y operadora de este plan, vuelva al poder.

En sus manos está la decisión, pero le repito lo que ya le dije en un tuiter; Que digan de usted lo que les venga en gana, pero que no se le recuerde como el hombre que no supo defender el legado de Chávez



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Alexis Arellano


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