Recogedores de verdades

RECOGEDORES DE VERDADES

Andando el demonio con un político, tropezaron con un trozo de verdad. El político se apresuró a recogerla, se la embolsilló y continuó hablando con su compañero. Luego de despedirse, Lucifer lo miraba alejarse con una sonrisa burlona. Un diablillo que había visto todo le dijo:

* ¿No te preocupa que se lleve un trozo de verdad?

Este le respondió:

* Para nada, yo la puse allí. Dejaré que haga de ella una creencia.

Adaptado del Libro “el canto del pájaro” de Anthony de Mello.

Suele suceder que cuando la realidad y una creencia entran en conflicto, generalmente pierde la primera. De allí se deriva aquello de que la víctima inicial en una crisis es la verdad. Seguramente en esas regiones del planeta donde una elite promueve la desigualdad, la desesperanza y la miseria; donde se planifica la matanza y el horror de los semejantes, quienes la conforman sean amorosos padres, devotos esposos y hasta fraternales amigos. La diferencia es su fanatismo por una creencia. ¿Qué lleva a un hombre a torturar a otro? ¿Que genera el sentimiento de superioridad por tener un aparato capaz de borrar a otros de la faz de la Tierra?

Cuando usted se pregunta qué llevó a un grupo de poder a matar ciudadanos para confeccionar un escenario mediático de caos; qué visión de país tenían quienes diseñaron y accionaron la caída económica de la nación con paros; que alternativas promovieron los políticos de oposición cuando profesaban sobre crisis e intolerancia, encontrará entre las poquísimas respuestas coherentes, al fanatismo, la creencia vehemente de que el fin justifica cualquier cosa para prevalecer.

Hoy en día, la propaganda es un arma alienante y quienes la detentan saben tan bien como un neurocirujano cual sitio del cerebro debe intervenir para lograr su objetivo. El demonio moderno expele a través de los medios de comunicación, trozos de verdades para que los incautos hagan de ellas sus creencias. Sin embargo dichos medios no son el poder en si mismo, sino que este se propaga como creencia mediante ellos.

La propaganda más difundida es la violencia. Los medios la transmiten como un estilo de vida. Inducen a la creencia de la fatalidad para socavar el espíritu de lucha de los pueblos que sufren la violencia neoliberal. Incluso hacen creer que solo la “benevolencia” capitalista calmará sus penas.

Aquí y ahora anda suelta la violencia con las cámaras de los medios golpistas detrás. Como los rebullones en Doña Bárbara, revolotean sus profetas buscando las totumas llenas de sangre. Malogradas momias de la ultratumba política son expuestas a la intemperie mediática para ver si nos trastornan sus ya tenues hedores. Actores y actrices hacen el “papel” de su vida ante el retrete mediático para luego ser echados a la papelera política. Una tribu estudiantil rinde culto a la violencia con sus manitos embarradas de color adeco y “el show bussines” los relaciona tiernamente con la generación del 28.

La boina del Che con logo mediático en una franela, tiene un objetivo: generar rabia, producir respuestas violentas. Es un anzuelo demasiado evidente, pero fue mordido por los compatriotas estudiantes del Pedagógico. Que sea un aprendizaje. La contundencia en la respuesta no significa caerse a golpes y patadas con el enemigo político, sino ser inteligente y enfrentarlo ideológicamente en el momento oportuno. A estos locos mediáticos hay que amansarlos con cabeza fría.

Preocupemos a los demonios, dejando de recoger los trozos de verdades que andan regando por el mundo.

pladel@cantv.net





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Plácido R. Delgado


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