Rastros del tiempo (CXXV)

El Origen y Desarrollo Histórico de los Sistemas Económicos y las Clases Sociales

​La economía y la estructura social son dos caras inseparables de la organización humana, evolucionando conjuntamente a lo largo de las distintas etapas culturales y políticas de la humanidad. El sistema económico ha determinado cómo una sociedad produce, distribuye y consume sus recursos, mientras que la estructura de clases, emerge de las relaciones de propiedad y el control sobre los medios de producción, de una clase social opresora, que define el poder y las oportunidades de los diferentes grupos sociales.

En las sociedades antiguas del Paleolítico, donde los grupos humanos, cazadores y recolectores, el sistema económico era de subsistencia y la división social era mínima o inexistente. La actividad giraba en torno a la caza, la pesca y la recolección, era la actividad requerida para la supervivencia. No existía la acumulación de riqueza, y por ende, las clases sociales no existían. La transición al Neolítico y el surgimiento de la agricultura (hace unos 10.000 años), es la escena que marca el primer gran cambio; la gente se volvió sedentaria, y la producción de excedentes agrícolas, permitió una división del trabajo. Aparecieron las primeras formas de propiedad sobre la tierra y el ganado, basándose en la tenencia comunal y el uso tradicional, con el surgimiento de las comunidades o tribus, que administraban la tierra como propiedad colectiva, desconociendo la propiedad individual.

La agricultura generó la división del trabajo, porque al haber un excedente de alimentos, no todos necesitaban dedicarse a la producción de comida. Esto permitió que otros grupos se especializaran en nuevas tareas, dando origen a los artesanos, guerreros y otras especialidades, sentando las bases para la división del trabajo por género, asignación de tareas y roles laborales de forma desigual, entre hombres y mujeres, basada en estereotipos de género y no en las capacidades individuales, y por oficio, mediante un proceso en que los trabajadores se especializan en una labor específica, lo cual sentó las bases para la futura estratificación social.

​Luego en ese Mundo Antiguo, surge e​l desarrollo de lo que históricamente se ha llamado las primeras civilizaciones o civilizaciones madres: Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma, que llevó al surgimiento del sistema esclavista; sistema en que la principal riqueza provenía del trabajo forzado de los esclavizados, en la agricultura y otras tareas; fue un sistema económico basado inicialmente en la agricultura, como fuente básica de la economía del momento, y la guerra, como fuente para la adquisición de territorios, y de prisioneros, que eran posteriormente convertidos en seres esclavizados. Luego se potencia con el comercio, especialmente en el Imperio Romano, donde la economía ya estaba monetizada. La sociedad se dividía rígidamente: en la cima estaban los ciudadanos libres y la nobleza, que eran los propietarios de la tierra y de los seres humanos esclavizados, seguidos por los artesanos y comerciantes, y en la base piramidal, estaban los esclavizados, que carecían de todos los derechos y eran considerados propiedad privada.

El control de la riqueza, consistía principalmente en la tierra y los esclavizados, y se traducía directamente en influencia política y social, que se manifestaba en la justificación legal y la deshumanización, para mantener la jerarquía de poder, donde los esclavizados eran propiedad de los dueños. El sistema generó una profunda división de clases, con los propietarios, como clase dominante y los esclavizados en la base explotada. Políticamente, las leyes perpetuaron el sistema, mientras que las tensiones sociales llevaron a diversos conflictos históricos, entre estas dos clases sociales.

Tras la caída del Imperio Romano, ocurrido en el año 476 d.C., cuando el último emperador, Rómulo Augústulo, fue depuesto por un líder bárbaro, llamado Odoacro, se marca el fin del Imperio, siendo el resultado de un proceso de decadencia, que se extendió durante siglos, debilitando sus estructuras políticas, económicas y militares, generando a su vez el surgimiento del sistema económico dominante, que se extendió por Europa, como fue el feudalismo.

Durante este proceso de cambio o transición de sistema, ante la inseguridad e inestabilidad, los campesinos se vieron en la necesidad de ponerse bajo la protección de los nobles poseedores de la tierra, ya que este sistema económico estaba centrado en la tierra y la relación de vasallaje; el señor feudal poseía la tierra, y el siervo, que era el campesino adscrito a la tierra, trabajaba para él, a cambio de protección y una parcela para su subsistencia, pagándole tributos en especie, trabajo o dinero.

La estructura social era tripartita: la nobleza, los que hacían la guerra y poseían la tierra que usurpaban mediante los procesos de la guerra; el clero, los que rezaban y mantenían al pueblo bajo la sumisión social, a través de la manipulación religiosa, lo cual le proporcionaba gran influencia en el sistema feudal, y el tercer estrato o clase social eran los campesinos, que gran parte de ellos, más tarde se fueron convirtiendo en artesanos y comerciantes. La posición social se heredaba y estaba ligada legalmente a la tierra y a los privilegios.

​El crecimiento del comercio, a finales del feudalismo y, la Revolución Industrial (siglos XVII-XIX) dieron paso al Capitalismo. Esta transición estuvo marcada por el auge del mercantilismo y la emergencia de la burguesía, una nueva clase social impulsada por el comercio y la manufactura, que demandaba libertad económica y el fin de las restricciones feudales. El Capitalismo como sistema económico se basa en la propiedad privada de los medios de producción: fábricas, maquinaria, capital y la economía de mercado que consiste en el liberalismo económico. Las decisiones sobre qué, cómo y para quién producir, las toma la iniciativa privada, guiada por el lucro; es el sistema en que las clases sociales se reorganizan, en función de la relación con el capital, y es cuando surge la burguesía como clase capitalista, dueña de los medios de producción, y el proletariado o clase obrera, la que solo posee su fuerza de trabajo y la vende por un salario a la burguesía. Esta estructura generó una profunda desigualdad social que se transforma en la "lucha de clases" analizada por pensadores como Karl Marx.

​En respuesta a las desigualdades del capitalismo, surgieron los sistemas alternativos que plantean cambios significativos a favor de las clases explotadas por la burguesía, que se hizo dueña de los medios de producción, como el socialismo y la economía mixta. El socialismo con un fundamento ideológico que proclama la propiedad colectiva o estatal, de los medios de producción, que aboga por una economía regulada por el Estado, para buscar mayor equidad social, mientras la Economía Mixta, es el sistema dominante, que combina la libertad del mercado capitalista, con una intervención estatal, combinando elementos del capitalismo y el socialismo, permitiendo que coexistan la propiedad privada y la intervención estatal, para regular el mercado, corregir fallos y buscar un equilibrio entre eficiencia y equidad social. Combina el libre mercado con la planificación y la intervención gubernamental para asignar recursos, ofreciendo tanto libertades económicas como servicios y protección pública. Ejemplo: el actual sistema económico chino, donde el estado dirige y controla aspectos clave de la economía. Se caracteriza por la propiedad pública dominante, el desarrollo de múltiples formas de propiedad y la planificación económica a través de un sistema de mercado regulado por el estado.


Aunque en la actualidad la división social es más compleja, debido a la globalización y la tecnología, la estructura se mantiene jerárquica: la clase alta que la conforma una reducida cúpula de grandes propietarios de capital y los medios de producción, que explotan a la clase obrera, lo cual les produce generación de acumulación de capital; la clase media que son los profesionales, técnicos y empleados con cierta estabilidad de ingresos y la clase marginal, conformada por la gran masa humana de trabajadores, con bajos ingresos o desempleados.

Como podemos ver, la brecha de desigualdad sigue siendo un problema históricamente, central a nivel mundial; en el sistema capitalista actual se manifiesta a través de la creciente desigualdad económica y la exclusión social de individuos, que no poseen los medios de producción, que los lleva a quedar fuera del mercado laboral y de consumo. Factores como el desempleo estructural, las crisis económicas, la automatización y las desiguales heredadas agravan esta brecha, concentrando la riqueza en manos de unos pocos y dejando a las grandes mayorías de seres humanos, sin los recursos y posibilidades dignas, para acceder a servicios básicos y participar plenamente en la sociedad.

Como hemos visto en el desarrollo de este artículo, cada sistema económico ha sido el reflejo, y a su vez, el motor de la estructura política y social de cada época. La evolución de los sistemas —desde la cooperación primitiva hasta la complejo sistema económico actual— es un proceso constante impulsado por la necesidad de satisfacer las crecientes necesidades humanas, y la perenne pugna por el control de la riqueza y el poder, que se manifiesta en la dinámica histórica de las clases sociales, que revela la histórica lucha de clases, que sólo sería subsanada según el pensamiento más utópico, que sería el comunismo, en su teoría más pura, que busca la abolición de las clases sociales, el Estado y la propiedad privada, pero aún la utopía no está cerca, será la gran esperanza de liberación para los explotados y oprimidos sempiternos de la historia.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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